El Editorial

La intolerancia aborrece el humor

El humor, sobre todo si es sarcástico y fino, es un irritante para regímenes estultos e intolerantes. Durante la dictadura de Pérez Jiménez existía un censor oficial de los medios de comunicación llamadoVitelio Reyes, nada que disgustara a este, al cual el vulgo llamaba “Tarugo”, se podía publicar.

En España, en la época de Franco, había un semanario humorístico llamado La Codorniz, que por lo general hacia un humor banal, pero un día cuando la nieta del generalísimo, se casó con un noble y se cambió el apellido, ese día fue publicado este editorial: «Botín es a botón como cojín es a x, nos importan dos x que nos cierren la edición».

Más recientemente vimos en París con el semanario Charlie Hebdo hasta dónde puede llegar la intolerancia cuando el humor molesta.

En nuestro país estamos transitando a paso de vencedores la censura al humor cuando “por razones fiscales” se cierran tres salas en el país, en las que –casualmente- se iba a presentar el espectáculo Laureamor y Emidilio.

La intolerancia, las dictaduras y el totalitarismo temen al poder corrosivo del humor, por eso tratan siempre de silenciarlo, pero nunca lo logran porque esta es la válvula de escape de todo pueblo oprimido.

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2 comentarios

  1. La verdad es que el humor, el buen humor, siempre es agradable y suele poner en juego el ingenio de su autor. A veces es tan bien elaborado que prácticamente se convierte en un arte y hasta en un oficio que define la personalidad de su autor en la forma de ver e interpretar la realidad. El venezolano es muy rápido mentalmente y goza de un ingenio muy particular al expresarlo, al punto que el blanco de sus observaciones no se percata del todo de que si de verdad están haciendo referencia a alguien en particular o si todo fue un accidente fortuito. Quizá sea por ello que tiene la virtud de desencadenar el ´´ mal humor ´´ en las personas que consideran han sido zarandeadas por el humorista, porque él ( el humorista ) ´´ataca´´ sorpresivamente al resaltar un aspecto negativo de un sujeto o una situación que suele pasar desapercibida por el común de la gente aunque tengan en la ´´punta de la lengua´´ la idea, pero no logra cuajar con las palabras adecuadas lo que se percibe intuitivamente como algo que se da por cierto. Es por ello que el humorista es un artista y por ello se le teme tanto. Y es que para ser un buen humorista hay que saber expresar lo que siente el pueblo y lo que piensa sobre un caso en particular. Y aunque existen diferentes tipos de humor, el ´´humor político´´ es uno de los mas temidos por los que detentan en el poder, pues éste ( el poder) suele ir acompañado de cierta credibilidad, de una majestad que lo arropa e inspira el sentido de autoridad y respeto. Por eso es que suelen reaccionar de mala manera cuando se vulnera esa ´´respetabilidad´´ y se etiqueta al gobernante como un ´´pajarito´´ díscolo, o un Tucan artillado, lo que suele generar reacciones violentas. A nadie se le hubiese ocurrido hacer público su sentido del humor al referirse a Stalin, Franco, o cualquiera de los dictadores conocidos ; puesto que solo en democracia es que se pueden expresar las ideas sin temor a ser apresado y hasta muerto o que se le haga la vida imposible para silenciarlo o al menos autocensurarse antes de satirizar al dictador y su obra. Y sin embargo, el humorista debe ser irónico, satirizante y cáustico, pues esa es la característica que suele definir al buen humorista al dejar generalmente en ridículo al poderoso al atreverse a expresar lo que todos piensan pero nadie se atreve a expresar abiertamente… Zapata es para muchos de nosotros el humor político por excelencia, y así tenemos también a Nazoa, Laureano Márquez , y otros muchos mas. Compatriotas que nos hacen llevar los malos momentos con una sonrisa en la cara a la espera de mejores tiempos y que nos dejan el sabor de ese primer café en las primeras horas de la madrugada, antes de iniciar la tediosa rutina de todos los días. ¡ Y que vivan los buenos humoristas , pues sin ellos a veces la vida se hace intolerable !.

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