Rocío Dúrcal, el “amor eterno” de las rancheras
¿Cómo olvidarla, si su voz carrasposa, tan característica de los cantantes españoles, se combinaba de manera extraordinaria con las rancheras? ¿Cómo olvidarla, si su aporte a la música de habla hispana fue tan alto que hasta se constituyó un día internacional en su nombre: el 11 de noviembre? ¿Cómo olvidarla, si hasta el sol de hoy cuando se habla de mariachis ella sale a relucir? ¿Cómo olvidarla, si ella no consideró que ser extranjera en México era una limitación para ser catalogada como la “reina” del ritmo nacional azteca? ¿Cómo olvidarla, si hasta una miniserie llegó a hacerse sobre su vida? Aunque ya han pasado diez años desde que falleció, el nombre de Rocío Dúrcal sigue presente cada vez que los violines hacen el preámbulo para su interpretación:
Tú eres la tristeza de mis ojos
Que lloran en silencio por tu amor
Me miro en el espejo y veo en mi rostro
El tiempo que he sufrido por tu adiós
¿…Cómo olvidarla?
Aunque sus padres, Tomás de las Heras y María Ortiz, decidieron bautizarla con el nombre de María de los Ángeles, su abuelo la llamaba Rocío porque le recordaba al rocío matutino. Así que cuando la lanzaron al estrellato, sus productores decidieron que ese sería su apodo artístico. Pero como hacía falta un apellido que acompañara ese alias, ella agarró un mapa de España y seleccionó al azar la población de Dúrcal, en la provincia de Granada. De esa forma nació el sobrenombre con el cual logró su paso a la posteridad.
El descubrimiento de una estrella
La Madrid de los años cuarenta fue el escenario que vio nacer a Dúrcal como estrella. Apoyada en secreto por su abuelo, ella participaba en cuanto concurso de canto salía.
Y entre festival y festival, llegó el momento en que el cazatalentos Luis Sanz se dio cuenta del diamante en bruto que había en la voz de la joven. No dudó en tocar la puerta de su casa para explicarle a sus padres que tenían a una estrella en potencia.
Ellos, aunque al principio se mostraron indecisos y preocupados, aceptaron la oferta. Así comenzó todo un entrenamiento vocal, de baile y de actuación. Era necesario pulir cada detalle. Eso sin dejar de lado los eventos sociales con los artistas famosos de la época. Fue en esos encuentros en los que se hizo amiga de sus contemporáneos Rocío Jurado y Raphael.
Coqueteo con el cine
Pero como la música no podía ser lo único (al menos en principio), lo primero que hizo Dúrcal fue protagonizar una que otra película. De hecho, fue gracias a uno de esos filmes (“Rocío de la Mancha”) que la artista pudo firmar su primer contrato discográfico con la transnacional Phonogram (hoy Universal Music). Y al grabar su primer álbum, “Las canciones de Rocío”, viajó por primera vez a México, Venezuela, Puerto Rico y Estados Unidos.
En aquellos tiempos en los que debía dividirse la tarea de cantante con la de actriz, la española conoció a Antonio Morales Junior, integrante del conjunto Los Brincos y del posterior dúo Juan y Junior. Tras varios años de amistad, las estrellas se enamoraron y en 1969 contrajeron matrimonio.
Once meses después, nació la primera hija de esta unión: Carmen María Guadalupe. En ese momento, Dúrcal decidió alejarse por un momento de los escenarios para atender a su pequeña. Pero luego aprendió a manejar ambas facetas, y con el paso del tiempo nacieron los demás miembros de la familia: Antonio Fernando y Shaila.
De tú a tú con “El divo de Juárez”
Luego de estar alejada durante 5 años del medio discográfico, Dúrcal firmó contrato con Ariola Eurodisc, productora con la que grabó en 1977 su disco “Una vez más”, dedicándose definitivamente a la carrera musical.
Ese año, mientras se encontraba en México, conoció al cantautor Alberto Aguilera, mejor conocido como Juan Gabriel, y decidió arriesgarse a grabar en ritmo de ranchera un álbum entero con los éxitos del artista azteca.
Aunque la inversión publicitaria del producto fue casi nula, el éxito llegó a ser tan alto que los cantantes decidieron hacer una nueva colaboración, la cual trajo aún mejores resultados y dio pauta para que realizaran 5 LPs.
De la colaboración entre Dúrcal y Juan Gabriel surgieron 10 álbumes, pero fue el disco “Canta a Juan Gabriel Volumen 6” el que se encuentra entre los diez más vendidos en toda la historia de México, grabado en 1984 y con el cual consiguió así su primera nominación al Premio Grammy.
Aunque durante años los artistas tuvieron una relación bastante cercana, la colaboración entre ambos se vio interrumpida por discrepancias “profesionales” en apariencia. Sin embargo, en el libro “Juan Gabriel y yo”, escrito por Joaquín Muñoz, quien fuera el secretario del “Divo de Juárez” entre 1978 y 1982, se publicó que la razón por la que se terminó la amistad fue porque el mexicano tuvo una relación amorosa con el esposo de Dúrcal.
Años después (1997), y por compromisos con la disquera, los artistas se vieron obligados a cooperar en una última producción.
Sigue la vida
Rocío continuó grabando álbumes con otros compositores, como Marco Antonio Solís y Rafael Pérez Botija, quien produjo su disco “Confidencias”, en el que aparece su éxito “La gata bajo la lluvia”, tema que la hizo merecedora de varios reconocimientos.
Ya lo ves la vida es así
Tú te vas y yo me quedo aquí
Lloverá y ya no seré tuya
Seré la gata bajo la lluvia
Y maullaré por ti
En esa época grabó varias producciones fuera de serie, entre las que puede mencionarse “Como tu mujer”, “Si te pudiera mentir”, “Hay amores y amores”, “El concierto… en vivo” y “Desaires”. Con este último disco, lanzado simultáneamente en México, Estados Unidos, Colombia, Venezuela y España, realizó una gira mundial promocional.
Pero a pesar de que varios de esos discos la hicieron merecedora de nominaciones al Grammy Latino, ninguno la hizo ganar. De hecho, en una ocasión la cantante mencionó que algún le daría el galardón “aunque fuese por aburrimiento”. Y no estaba errada: en 2005, un año antes de su fallecimiento, recibió el Grammy Latino a la excelencia musical.
Para ese momento, la cantante se encontraba en la última fase de su lucha contra el cáncer, enfermedad que la acompañó desde el año 2001.
“La reina de las rancheras” trascendió el umbral de la eternidad el 25 de marzo de 2006, a la edad de 61 años. Esos últimos días los pasó rodeada de su familia en la casa de Torrelodones, ciudad cercana a la capital española.
Y aunque físicamente tiene diez años de haber desaparecido, definitivamente la muerte no fue impedimento para que su música se siguiera escuchando. Por algo se hace casi imposible olvidarla. A una decena de años de su partida, el mayor homenaje que muchos le hacen es cantar con pasión:
Amor eterno e inolvidable
Tarde o temprano estaré contigo
Para seguir amándonos