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Dos errores no suman un acierto

El referéndum sobre el destino de la CTV está encaminado a convertirse en un ejemplo de lo que los anglosajones dicen que uno nunca debe hacer: responder a un error o insulto con otro; «two wrongs do not make a right».

Es evidente que a la CTV no provoca ayudarla ni tapándose la nariz con un pañuelo. Pero hay que distinguir entre los errores de su dirigencia y la institución. Caldera II cometió el mismo error al acabar con los bancos en vez de castigar a los banqueros. El pequeño detalle está en que con esa acción quienes sufrieron fueron los depositantes, verdaderos dueños de los bancos, y no tanto sus accionistas ni gerentes. Ahora la historia está a punto de repetirse. En vez de sanear a una institución que debería servir para defender a los trabajadores, se pretende acabarla para empezar otra aún menos democrática.

En 1999, la CTV creyó que el vendaval chavista pasaría y que podrían quedarse con el chivo y el mecate: dirigentes «perpetuos» y elecciones de tercer grado. Por su parte, Chávez temió estimular una elección de base porque podía perderla. El MVR es particularmente débil en la estructura laboral y, hasta en algunos casos, ha tenido que sentarse a negociar la paz con los adecos cetevistas en varios de los conflictos laborales recientes.

Pero, reanimado Chávez con su relegitimación y el control de todas las instituciones del gobierno central, ahora el Presidente plantea un referéndum que pregunta: ¿Está usted de acuerdo conque la CTV sea eliminada?

La primera interrogante que uno se plantea es ¿todo venezolano inscrito en el CNE debe votar en este asunto, como está planteado? !Por supuesto que no! Esto viola el principio de libertad de organización que prevé la nueva Constitución. ¿Cómo van a votar en la asamblea de una organización quienes no pertenezcan a ella? La gran mayoría de los venezolanos no pertenecen a la CTV debido a que 53% de la fuerza laboral es informal y 15% ni siquiera tiene trabajo. La CTV tienen la mayoría de los sindicalizados, pero compite con el Nuevo Sindicalismo, Codesa, la CGT, la CUTV y los sindicatos no afiliados. Ninguno de estos debería ir a votar sobre el destino de su competidor. Mucho menos debemos votar los empresarios sobre asuntos propios de la mayor contraparte del capital.

La otra pregunta clave es ¿cómo redactar dicha pregunta? La forma de hacerlo no puede prejuiciar la respuesta. En este caso, la forma como está redactada la mencionada pregunta es también un error o un atropello. La pregunta es tendenciosa; como si uno preguntara, ¿verdad que Chávez habla mucho por los medios y no deja ver las novelas? Si alguien quisiera evaluar esta situación, debería preguntar, por ejemplo, ¿Cómo evalúa usted el nivel de comunicación del presidente Chávez con el pueblo? Las opciones de respuesta deberían ofrecer una gama de posiciones: «muy insuficiente, insuficiente, adecuado, exagerado, muy exagerado.

Si la CTV se propusiera un referéndum interno, la redacción de la pregunta sobre su destino podría plantearse, por ejemplo, así ¿Cuál de las siguientes opciones cree usted que es preferible aplicar en cuanto al futuro de la CTV?. La CTV debe ser eliminada. La CTV debe ser reformada. La CTV debe mantener su organización actual.

Claro está. Estos temas son muy complejos. Deberían hacerse diversas preguntas. Una sobre el período de las autoridades. Otra sobre la forma de elección; directa, de segundo o de tercer grado, como lo es ahora. Incluso, podría incluirse una pregunta sobre el destino de los dirigentes de la CTV, cuyas opciones de respuesta podrían ser: «condecorados, ratificados, reemplazados o castigados». Sin embargo, lo que está planteando el Presidente es un reduccionismo de la situación hasta el extremo de que implica la desaparición de la CTV y hasta de otras centrales obreras y la creación de una sola, más oficialista que la CTV. Esto es una ofensiva contra el pluralismo o régimen de libertades organizadas. Lo mismo está ocurriendo contra la descentralización y gobernaciones, la Iglesia y los editores de medios. Una lástima que se pierda el buen comienzo de la revolución de Chávez en el cual, por primera vez, desde que Colón llegó al Golfo de Paria, los vencidos no habían sido asesinados, encarcelados, expropiados ni exiliados, sentando así las bases para un verdadero pluralismo, la esencia de la verdadera revolución. Pero, al cambiar la muerte física por el aniquilamiento moral e institucional nos quedaremos igual o peor que antes, sin pluralismo efectivo.

Por todo esto, yo anularé mi voto en el referéndum laboral marcando los dos óvalos: el sí y el no.

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