Castas Suicidas
“Yo fui una antena que captó un instante del sentir colectivo y dijo, en voz alta, lo que miles y miles de personas se han dicho a sí mismas, quizás antes, en cualquier rincón del país”.
Como esas sectas que en el pasado asombraron al mundo con masivos suicidios colectivos, el H° Aguantadero y la Justicia Federal decidieron terminar con sus muy desprestigiadas vidas en este raro mes de diciembre. En el primer caso, lo hizo con escandaloso affaire del (hasta ahora) sólo imputado y ya ex Senador Edgardo Kueider, derivado en un nuevo enfrentamiento entre Javier Milei y su Vicepresidente, Victoria Villarruel. La atención volvió a centrarse sobre muchos de los legisladores del PJ que, mientras mentaban la honorabilidad del cuerpo, se encuentran procesados, con el caradura de Oscar Parrilli a la cabeza, cuya expulsión fue impedida por sus impresentables pares; y el “prístino” PRO, con la denuncia contra Cristian Ritondo, Presidente de su bancada en Diputados, por evasión y lavado de dinero por bienes en Estados Unidos. Por su parte la Justicia Federal, siempre sospechada de corrupción, lo hizo con la cuestionable fiesta de un enriquecido Fiscal, Ramiro González, que congregó a lo más granado de la “casta” judicial (Ricardo Lorenzetti y Ariel Lijo incluidos) en una puerca mezcolanza con ladrones y empresarios prebendarios, que actualizó “Cambalache”, escrito hace 90 años. Carlos Pagni (http://surl.li/qmhsxr) aportó los datos necesarios para la repulsa general.
Con la velocísima reducción de la inflación, la evaporación de la bola de Leliqs, la fuerte reducción del gasto público, el achicamiento del Estado, el mantenimiento del superávit fiscal, la desaparición de los piquetes, una inédita tranquilidad social y el notorio reconocimiento internacional, Javier Milei tuvo mucho para celebrar cuando cumplió su primer año de gobierno.
La frase que sirve de epígrafe, que pertenecería al autor de algunos tangos memorables, parece haber pronosticado la llegada de Javier Milei al poder. Porque eso fue, precisamente, lo que ocurrió con el león libertario: entendió, como nadie, el giro copernicano que se había producido en la sociedad y, rápido de reflejos, dio voz y sentido al generalizado reclamo popular. Nadie podrá acusarlo de no haber avisado, tanto en campaña cuanto ya sentado en el sillón de Rivadavia, qué iba a hacer y, sobre todo, cómo; la ciudadanía así lo entendió y le creyó. Que no fue defraudada lo prueba el altísimo nivel de aprobación (56%) que merecidamente lo acompaña, aún después de haber aplicado un monumental, pero muy doloroso, ajuste.
La inexplicada insistencia en designar a Lijo en la Corte y los chanchullos del H° Aguantadero son temas que sólo inquietan a quienes sostenemos los principios republicanos y no a la gran masa del pueblo. O sea, no influirán en el voto si la situación económica mejora como promete. Milei ocupa solo todo el horizonte político de este tiempo pese a que, forzado por la enorme debilidad de origen en materia parlamentaria, debió recurrir al pragmatismo y ceder algunas iniciativas para lograr la aprobación de las leyes más importantes y hasta garantizar la pureza de la línea de sucesión, como sucedió con Martín Menem, reelecto Presidente de la Cámara de Diputados con todo el cristinismo tratando de impedirlo.
La CGT y las delincuenciales organizaciones sociales han debido enrollar sus banderas de protesta por falta de apoyo ciudadano; el PJ se debate entre seguir el carro perdedor de Cristina Fernández o, por el contrario, acompañar la rebelión del onerosísimo e incompetente Axel Kiciloff; la UCR atraviesa una situación similar, dividida entre pactar con el oficialismo, como quieren muchos de sus gobernadores, o enfrentarlo, como hacen Martín Lousteau y su entrañable socio, Emiliano Yacobitti; y el PRO sufre una permanente sangría de votantes, que prefieren la lógica incorporación a La Libertad Avanza que encabeza Patricia Bullrich. Esto es muy relevante, ya que sólo la unificación de candidaturas en la crucial Provincia de Buenos Aires puede evitar el innecesario riesgo de un nuevo triunfo allí del peronismo que dejara abierta la probabilidad de volver al pasado y dilataría la llegada de inversiones. Después de escuchar a Milei decir que, en las próximas elecciones, pondrá el último clavo al ataúd del kirchnerismo con Cristina adentro, Santiago Caputo, el gran hacedor, debiera recordar la frase de Juan Ruiz de Alarcón: “Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”.
De todas maneras, el panorama judicial de Cristina Fernández no puede nublarse más, ya que no sólo será juzgada por el memorandum con Irán y, eventualmente, por la autoría intelectual del asesinato del Fiscal Alberto Nisman, donde la Justicia argentina tendría la firme colaboración de los organismos de inteligencia de todo el mundo occidental, sino que el Tribunal Oral Federal que lleva la causa “cuadernos” ha fijado la fecha para el inicio del juicio oral, aunque lo haya hecho a un año vista, y la Cámara Federal ha reabierto la investigación por enriquecimiento ilícito sobre su incalculable e injustificable fortuna, que ella daba ya por muerta.
La vergüenza de los ancianos presos políticos, muchos con prisiones preventivas que exceden los 15 años, encerrados por acción de fiscales militantes y asesinos togados en juicios amañados, plagados de testigos falsos y bien remunerados, debe acabar ya mismo. Si se quisiera terminar con este escándalo, que viola los pactos internacionales que la Argentina ha suscrito, aunque la decisión de cada caso corresponda a la Justicia nada obsta a que la Procuración General instruya a esos fiscales para que abandonen estas inicuas persecuciones, ni a que el Presidente, en una muestra de coraje, los indulte, tal como hizo en su momento su admirado Carlos Menem, aunque luego el rastrero H° Aguantadero haya declarado, por orden de Néstor Kirchner, nula la medida (sólo para los militares, ya que los terroristas siguen en libertad), y la Corte, presidida entonces por Lorenzetti, convalidará esa inmundicia.