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La búsqueda de la justicia como pilar de la felicidad política

Recientemente, Cecilia Sosa, Pedro Delgado y Ramón Piñango discutieron en una entrevista en el canal de YouTube Analítica TV la relación fundamental entre justicia y felicidad política, destacando la importancia de un sistema justo para el bienestar de la sociedad.

Desde el inicio de la conversación, los participantes subrayaron que «la justicia es fundamental para el bienestar y la felicidad de la sociedad». Un sistema que protege los derechos individuales y fomenta un entorno donde las personas puedan perseguir su propia felicidad es esencial para la cohesión social. La falta de justicia, por otro lado, genera desigualdades y frustraciones, afectando negativamente la percepción de la felicidad.

La exmagistrada Cecilia Sosa resaltó la importancia de los derechos individuales en la Constitución venezolana y criticó la ausencia del concepto de felicidad en la de 1999. «La felicidad es una palabra que no sale en la Constitución de 1999. Está llena de derechos, sí, de todo tipo. Un ciudadano es feliz cuando colma sus derechos», explicó Sosa.

Además, destacó que el sistema de justicia es uno de esos derechos fundamentales: «Los tribunales de justicia están para hacer cumplir la Constitución, las leyes de la República… La justicia no es andar persiguiendo gente, eso no es justicia. Si yo no tengo justicia, no tengo ciudadanía… Esta es nuestra realidad en este momento en Venezuela, aquí la justicia no existe en ninguna de las manifestaciones que he expresado, no existe para los derechos», lamentó.

Por su parte, el sociólogo Ramón Piñango enfatizó la relevancia de la participación ciudadana en la elección de gobiernos que representen los valores y necesidades de la sociedad. «La política debe entenderse como un medio para la felicidad del ciudadano», quien debería ser el centro de atención en una democracia. Según Piñango, esto implica no solo un sistema judicial eficiente, sino también un poder ejecutivo y legislativo que protejan activamente los derechos de los ciudadanos.

El médico psiquiatra Pedro Delgado habló sobre la necesidad de un estado que promueva el desarrollo humano en lugar de controlar. Destacó que todos poseemos un estado luminoso y uno sombrío, y que estos conceptos están estrechamente ligados al concepto del estado de justicia. «Ocurre que el Estado a veces se disfraza, o se muestra como luminoso, y el político promete y muchas veces promete y no cumple. Entonces se disfraza como luminoso, pero llega a actuar como sombrío. Cuando el estado actúa de esta manera, que es lo que nosotros estamos viviendo, viene el rechazo colectivo, el rechazo de la gente», explicó Delgado.

Los participantes coincidieron en que la institucionalidad venezolana se encuentra en un estado crítico debido a la ausencia de justicia y transparencia. La confusión de valores en la sociedad venezolana y la proliferación de ministerios que no cumplen con sus funciones básicas han generado desconfianza entre la población. Esta situación afecta especialmente a los jóvenes, quienes, debido a la crisis actual, a menudo se ven obligados a trabajar en lugar de estudiar, comprometiendo su futuro y el del país en general. La diáspora venezolana es un reflejo del éxodo masivo en busca de mejores oportunidades, lo que contribuye a la pérdida de talento en el país y genera un ambiente de miedo e inseguridad.

Además, los entrevistados hablaron sobre la influencia de los arquetipos en nuestras creencias y comportamientos, señalando que estos patrones universales, transmitidos de generación en generación, influyen en nuestras percepciones y relaciones en la sociedad. En este contexto, el estado y la justicia actúan como conceptos arquetípicos que buscan el bienestar social.

Concluyeron que la felicidad en la sociedad requiere un estado que promueva el desarrollo humano en lugar de controlar. En las sociedades avanzadas, un estado más pequeño y eficiente, donde la población asume sus responsabilidades, fomenta la creatividad y la autonomía.

Finalmente, la conversación se centró en la crisis de representación en Venezuela, un problema que refleja una situación más amplia en muchas democracias. La falta de justicia y transparencia ha erosionado la confianza de los ciudadanos en las instituciones y su capacidad para ejercer el poder. Los participantes hicieron un llamado a la recuperación de valores cívicos y morales para construir una sociedad más fuerte y cohesiva, donde los ciudadanos asuman su responsabilidad en la defensa de la ley.

Mira aquí «Sin justicia no hay felicidad política»:

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