Historiadoras hablaron de las luces y sombras que rodean nuestro pasado
Este jueves, en Analítica TV, continuó el ciclo ¿Por qué no salimos del túnel?, iniciado la semana pasada con Elías Pino Iturrieta, a través del cual se busca indagar las causas que han llevado a los venezolanos a estar inmersos en un túnel del que no visualizan salida.
En esta oportunidad, las historiadoras Carol Leal, Elena Plaza e Inés Quintero, todas miembros de la Academia Nacional de la Historia, discutieron sobre la visión histórica equivocada que tenemos en Venezuela y cómo afecta nuestro enfoque del futuro, resaltando la importancia de incluir el papel de España en nuestra historia y el énfasis excesivo en las figuras militares.
Durante la discusión, Carole Leal, hizo hincapié en la influencia de la institucionalidad española en el proceso independentista venezolano, resaltando que la historia de Venezuela no comienza únicamente con el proceso emancipador, sino que es fundamental incluir a España en el análisis. Asimismo, subrayó el papel relevante que tuvo España en la construcción de las provincias que conformaban Venezuela en el siglo XIX.
Por su parte, Inés Quintero abordó la importancia de reconocer las figuras civiles en la memoria histórica. “Quienes le van a dar fundamento a la República no son los hombres de a caballo, no son los hombres de armas, son señores que vienen de la formación de la institucionalidad hispánica”, acotó.
Elena Plaza concordó con las afirmaciones hechas por Quintero y Leal sobre el esfuerzo de reinsitucionalizar la sociedad venezolana en el siglo XIX, que, a su juicio, “fue enorme”.
Las historiadoras aseguraron que una de las premisas fundamentales para salir del túnel es apropiarse de una historia crítica pluralista que no demonice el pasado y reconozca los recursos y fortalezas de la sociedad.
Plaza señaló que “hubo luces y sombras en el túnel de la historia venezolana”, mencionando al personalismo, la dictadura y la tiranía como momentos oscuros, pero rescatando los momentos de civismo y dignidad ciudadana en la historia de Venezuela.
Destacaron la importancia de mirar hacia el pasado para reconstruir el país y la nación, rescatando la alternancia, la institucionalidad y el papel de los civiles en la construcción de la República.
«El túnel tiene sombras, pero también tiene luces, y la tendencia generalizada es a recordar solo las sombras», lamentaron.
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También es importante que las mentiras de algunos «historiadores» cuya ideología marxista (son firmantes de manifiestos de adulación a dictadores comunistas) los lleva a escribir que Simón Bolívar era «un felon» y que «traicionó y entregó a Miranda a los españoles» no sean apoyadas en una especie de solidaridad automática por otros historiadores que anteponen sus amistades personales a la verdad y ni rehuyen todo debate al saber que los disparates y mentiras dichas y escritas por supuestas «vacas sagradas» no resisten la menor revisión y análisis crítico en base a la documentación y las obras escritas por actores y testigos del pasado histórico. Dan vergüenza uienes rehuyen el debate y ordenan no responder correos electrónicos y peticiones de debate para apoyar mentiras y acusaciones productos de la ideología política de un «historiador» antidemocrático y adulador de dictadores. Tales conductas, defender a ultranza a los deformadores y manipuladores de la Historia de Venezuela para promocionar sus ideologías totalitarias, solo menoscaban la formación de la juventud venezolana y su derecho a conocer la verdad. Ya se está preparando una refutación contra todas las mentiras de un libraco que pretende ser una biografía de Simón Bolívar como ya se refutó otra obra menor repleta de errores y mentiras contra la figura histórica de Simón Bolívar quién nunca fue «un felon ni un traidor ni entregó Miranda a los españoles», como escribió el mentiroso adoctrinado que muchos creen erradamente que es un historiador serio y confiable y no un inventor de fantasías y disparates, un profesional del cuento y las mentiras.
Este comentario está especialmente dedicado a la admirada Dra. Inés Quintero, gran historiadora y brillante escritora, Orgullo de Venezuela: Escuché en internet una entrevista donde usted expresó que «no sabía de dónde sacó la la idea» Miranda, en uno de sus Proyectos Constitucionales presentados ante el Gobierno Británico que lo subvencionaba, de crear una Monarquía «Bicéfala o Diarquía» con dos monarcas o «Incas» compartiendo el poder ejecutivo en su utópica «Colombia» (toda la América Española), porque uno se quedaría ejerciendo el poder desde la capital, que estaría en el Istmo de Panamá, mientras el otro recorrería el extenso país con iguales atribuciones como co-gobernante. Ya que me apasiona la Historia y soy un aficionado de la Antigüedad Griega, me atrevo a exponerle mi criterio: Este modelo de Diarquía lo tomó Miranda de la Antigua Esparta, que tenía dos Reyes, quienes limitados por la llamada Constitución de Licurgo, ejercían sus atribuciones conforme a la estructura militarizada de su Estado, ya que uno permanecía en la capital de Esparta mientras el otro comandaba el Ejército en caso de guerra, lo que era muy frecuentemente porque la Antigua Esparta era una sociedad guerrera. Recordemos que Miranda viajó a Grecia y era un estudioso de la Antigüedad Griega, que aprendió a leer griego antiguo y moderno y en su biblioteca logró tener una cantidad apreciable de libros escritos en griego y sobre la cultura griega, y que en sus testamento legó su colección de clásicos griegos a la Universidad de Caracas, la actual Universidad Central de Venezuela, nuestra amada Alma Mater.