Yordano, mil veces más
La reaparición de Yordano en el Aula Magna de su alma mater, la Universidad Central de Venezuela, fue un espectáculo artístico y humano que no dejó a nadie indiferente. El memorable concierto del 27 de mayo fue un reencuentro nostálgico y esperanzador que debe inspirar no sólo a quienes hayan padecido una grave enfermedad, sino a todos los venezolanos que en su diario trajinar trabajan por superar cualquier obstáculo, por empinado que sea. Y no nos referimos sólo a dolencias médicas, sino a las que la vida nos depara como personas o como ciudadanos en esta Venezuela rentística, cercada por la Maldición de los Recursos.
Giordano di Marzo, nacido en Roma en 1951, es la mejor expresión de la venezolanidad. Es el cantautor que ha retratado la cotidianidad de la vida urbana en la Venezuela que comenzó a desvariar con la descomunal bonanza petrolera de los años 70, cuando dio sus primeros pasos como músico y poeta.
El hijo de Vincenzo di Marzo y Silvana Migani ha vivido tres grandes auges y tres abruptas caídas de los precios del petróleo, en los 80, en los 90 y en los primeros tres lustros del siglo XXI. Ha visto el autor de Por estas calles que Venezuela poco produce, mucho importa y sigue dependiente de la renta petrolera, una riqueza no trabajada. Pero ello no le aleja de Vivir en Caracas, porque sabe que aquí cuenta con un Manantial de corazón, está Loco de amor por su Perla negra y No voy a mover un dedo de Aquel lugar secreto.
El concierto Una vez más fue una clara muestra de la capacidad de regeneración de este venezolano decente y honesto que vive y ama a su país sin cortapisas. Y no lo llamamos resurrección porque sólo Jesús, el hijo del Padre, resucita. Es la capacidad de regeneración de él, trasmitida a todos sus compatriotas que dicen Yo no me voy, yo me quedo aquí; Venezuela es Madera fina.
Los venezolanos no olvidamos aquel 20 de agosto de 2014, cuando Yordano reveló que sufría de síndrome mielodisplásico. Decidió luchar contra la grave dolencia y lo hizo con insuperable dignidad. Se sometió al riguroso tratamiento y al trasplante de médula practicado por el prestigioso médico venezolano, Sergio Giralt, en Nueva York. Sergio, con el favor de Dios, nos lo ha devuelto y sabemos que nos acompañará de Sol a sol.
@lxgrisanti
