Y no se nos pregunte dónde está la libertad
Quien ama a la patria, trabaja para hacerla libre y un bien para todos. Aspira verla en manos de políticos probos e inteligentes que la amen, la honren y la conviertan en una nación próspera, cargada de progreso, para que cada habitante avance hacia la nave maravillosa de todos los futuros posibles. Por ello, usa a su autoestima y sentido de pertenencia, para construir día a día la libertad, la democracia y la prosperidad. Este amador, da respeto y amor a cada habitante como persona. Y todo, porque sabe ser hijo, madre, padre, hermano, primo, sobrino, o sencillamente pariente, no solo de quienes guardan parentesco por consanguinidad o de afinidad; sino de aquellos, que con él, hacen nación. Porque, “La patria es el hombre”, tal como lo cantaba Alí Primera. La patria es diversidad en un solo corazón que une. Es sentimiento que une. La patria es aceptación del otro en nosotros mismos. En fin, la patria se hace apología actuante y demostrable por y para la libertad. Por la libertad se hace patria.
¿Cuántos hombres, desde el dolor y la resistencia, lucharon contra la conquista, la colonia, el despotismo, adversaron tiranías, cruentas dictaduras, regímenes egocéntricos y nepotistas? ¿Cuántos héroes ofrendaron su sangre y sus vidas a favor de nuestras libertades? Son testigos, las ciudades, los campos, las montañas, los ríos y el mar; las cárceles y sus calabozos; los grillos y cepos; las páginas de la historia venezolana y la memoria del pueblo. Si no, revisemos, entre otras obras y escritos: El hombre de Hierro, de Rufino Blanco Fombona. El Cabito, de Pedro María Morante. Memorias de un Venezolano de la Decadencia, de José Rafael Pocaterra. Contra la Dictadura de Juan Vicente Gómez, de Rómulo Betancourt. Se llamaba SN, de José Vicente Abreu. Los Crímenes Impunes de la Dictadura, Centauro. El libro Negro 1952, José Agustín Catalá, editor.
La libertad se sostiene reconociendo la memoria de la lucha heroica e histórica de quienes nos antecedieron y de los que ahora se sacrifican. La libertad no se hace de puertas adentro, encerrados en nuestro silencio ni comentando lo que le sucede a otros por reconquistar nuestras libertades, sin levantar nuestra voz de protesta. La libertad es un fin continuo de solidaridad, de organización y de luchas por los derechos universales del hombre. En Venezuela hay más de un centenar de presos políticos, decenas en arresto domiciliario y miles en régimen de presentación. Hay gente que está sufriendo el azote de este gobierno que dice llamarse revolución. Por ello, en reconocimiento al heroico escritor carabobeño José Rafael Pocaterra (1889-1955) y de todos aquellos que luchan contra las dictaduras, recojo, de su obra, Memoria de un Venezolano de la Decadencia, al siguiente fragmento: “Y no se nos pregunte en dónde está la libertad. La libertad es sencillamente la luz que emerge de la voluntad de un pueblo cuando esa voluntad se convierte en sol porque es la suma de la voluntad enérgica y resuelta de todos los ciudadanos.”