Venezuela potencia: Una elefanta desnutrida
A los elefantes les cuesta mucho adaptarse, las cucarachas sobreviven a todo.
Peter Drucker
Ruperta, la desafortunada elefanta del zoológico de Caricuao, es fiel imagen de la Venezuela bolivariana: hambrienta, desnutrida, famélica, esquelética, verdaderamente escuálida. Los únicos que se meten tres papas resueltas al día, bien rociadas por lo demás, son los desvergonzados dirigentes de una revolución hablachenta e ineficiente. Ruperta es la imagen de la Venezuela derruida en socialismo; el Designado es, por su parte, la imagen de la otra Venezuela, la de los oportunistas y enchufados, rollizos, ahítos, satisfechos y bien papeados.
Así como la hija del Eterno y Supremo aconsejó que el caballo del escudo nacional ya no tuviera la cabeza volteada, y como buen caballo del llano chavista corriera brioso siempre mirando hacia adelante, proponemos que el escudo de la nueva Venezuela Potencia porte como signo distintivo a Ruperta con todos sus huesos visibles debajo de una piel que ya no es paquidérmica. La hoz y el martillo de rigor también podrían agregarse al nuevo símbolo nacional, en homenaje a todos los fracasos que adornan al comunismo y a los socialismos trasnochados.
Es cierto que, a la larga, los elefantes mueren de hambre, debido a que van perdiendo sus dientes y no pueden alimentarse opíparamente como acostumbran. Nuestra Ruperta también morirá de hambre, pero no natural sino socialista del siglo XXI. ¡Pobre Ruperta! Venir de tan lejos a morir, sin glamour, en un parque zoológico del inframundo chavista.
En vista de la ineptitud socialista y visto la conseja de Drucker, sugerimos que los zoológicos bolivarianos muestren más bien cucarachas rojas – rojitas, socialistas y gregarias, que sí son capaces de adaptarse a todo, incluso a la desidia gubernamental, a la indiferencia de los dirigentes bolivarianos que ciertamente nos dirigen al abismo, al despeñadero socialista. Parafraseando a Fabrizio Mejía Madrid, los revolucionarios chavistas podrán argumentar que:
“El misterio de la vida es que cuando se extingue una especie llega otra. Como nosotros con los dinosaurios. Un clásico es limpiar toda la casa y a las dos horas aparecerá una cucaracha haciéndose la desentendida”.
Y para nuestro desconsuelo patrio y nuestro pesar venezolano, lo más probable es que esa cucaracha desentendida, desatenta, distraída e indiferente a lo que la rodea, sea roja – rojita.
¡Salve Ruperta! Lástima que no puedas terminar tu vida en un verdadero cementerio de elefantes, rodeada de los tuyos, y que inmerecidamente te haya tocado – como a tantos incautos e inocentes venezolanos – sufrir los rigores de este nefasto Socialismo del siglo XXI.
¡PAZ A SUS RESTOS!