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Venezuela: “No llores por mí…”

El mundo que hemos creado para llegar a este S.XXI es confuso, adverso, amenazante, descomunalmente grande y a la vez infinitamente pequeño… aparentemente desinteresado de nuestros intereses o de nosotros; está permeado por tensiones que nos descontrolan, desde las redes sociales, pasando por las exigencias de los trabajos que tenemos que hacer para sobrevivir, y llegando hasta las opciones que nos distraen para relajarnos y no ver… o perdernos en el soñar. Terminamos siendo un “hombre-orquesta”, haciendo malabares con todos los elementos de nuestros miembros y con dificultad mantener algo semejante a un ritmo.

¿Cómo buscar sentido en todo este sinfín de contradicciones?

Venezuela es un paradigma ejemplar

En este momento este colorido país del Caribe nos muestra una singular oportunidad de trastocar todo el mundo que vemos y conocemos. Puede que te parezca que Venezuela tenga poco que enseñarte si vives en un país del primer mundo, donde hay incipiente orden, previsible ordenación jurídica y relativa paz; no es más fácil si vives en un país en desarrollo, porque ahí todo parece estar totalmente descontrolado… verdad sea dicha, todos los países parecen tener mucho en necesidad de reparación. Sin embargo,

en ningún lugar es más “fácil” construir algo trascendente y duradero que donde todo ha sido devastado.

Nos hace preguntarnos: ¿Tenemos que esperar a que todo sea devastado para comenzar a construir algo de nuestra vida? La mejor manera de en verdad descubrir sentido y significado es cuando se nos ha arrebatado todo tan fundamentalmente que no tienes otra opción que subirte los pantalones, remangarte y comenzar desde cero a trabajar para construir un nuevo “edificio que nos albergue y sea nuestro hogar”; porque seamos honestos, no lo hacemos hasta que “todo” está en riesgo. Pero esa sensación de “todo estar en necesidad de reparación” nos apunta a que no esperemos a todo esté en el suelo como le pasó a Venezuela donde por décadas estarán trabajando para rescatar el país.

No te engañes, el más importante trabajo lo haces

Los edificios que llamamos Nación son construidos con los ladrillos que llamamos Ciudadanos; no son más ni mejores que sus cualidades y temple moral. El ser humano es algo imprevisible y inestable, muy contrario a algo sólido y confiable, es voluble y maleable por las cosas que no conoce y reconoce de sí mismo.

¿Dónde comenzamos a trabajar?
– ¡Hay tantos frentes!

Personalmente para mí, el primer punto de partida fue darme cuenta de dos cosas: reconocí como los problemas que yo tenía y enfrentaba eran de mi hacer, y segundo, yo no era lo que creía, era inconstante, desleal, irascible cuando las cosas no iban como querían, caprichoso y deshonesto… lo que recuerdo es que cuando adolescentes todos éramos así. Si no lo reconociste entonces o inclusive ahora, puede que las capas que, con el tiempo, fuiste colocando sobre ese pastel te insensibilizaron a reconocerlo. Sólo basta que algo adverso suceda para que las costuras de “quién crees que eres” se revelen y hasta se descosan. No es diferente para una nación.

Tendemos a mirar fuera y culpar del mundo tenemos a los políticos corruptos, los empresarios inescrupulosos, la deshonestidad de los demás… cuando no reconocemos las innumerables veces que, en nuestras pequeñas formas, trampeamos en una cuenta o nos coleamos en una fila o decimos una mentira para evitar la consecuencia de una mala acción que retribuye una acción nuestra. La única diferencia entre un político o empresario corrupto, que compra o se vende por millones para robar a toda una nación del erario público, es que nosotros no tenemos la oportunidad de hacerlo… y es eso lo que tiene que cambiar para construir una nación justa, próspera y poderosa.

El que es de fiar en lo pequeño, podrá administrar mucho.
Referencia a parábola de los talentos Mateo 25:14-30

Si llevamos adentro un anhelo, un “saco insondable” que necesitamos llenar para separarme de los demás para mostrar “yo tengo y soy mejor,” todo lo que hagas, por muy pequeño que sea, servirá para mostrarte cuan perdido estás.

La “institución” más importante que tenemos que cambiar es la Cultura del Carácter de los Ciudadanos… y eso es una combinación del liderazgo que hemos tenido pero con el más importante principio activo para lograrlo: tú decisión de cambiar TÚ.

Mi hija de 15 años me dice: “la vida es una, hay que vivirla”; es interesante que repite un lema hedonista que escucha de sus amigas y que parece decir, “como sólo tengo una vida y es corta, hoy a sacarle provecho, saciar todos los apetitos, satisfacer todas las necesidades sin mirar el coste que tiene mientras no sea yo quién lo pague.” Interesante idea, lo digo porque creo que es verdad, “la vida es una y pasa muy rápido,” por lo que hay que hacer es tratarla como algo valioso a diferencia de algo que no te importa si se pierde, porque todas las acciones tienen consecuencias y no podrás ir tan rápido que puedas escapar de las consecuencias de tus actos. Ya que no queremos tener una vida plagada de caos, dolores innecesarios y sufrimiento alrededor nuestro, mejor descubrir cómo vivirla bien, tanto para nosotros como en todas nuestras relaciones.

El Espíritu Humano tiene un reducto indestructible

A un hombre, a una mujer puedes doblarles, comprarles, destruir sus sueños… hasta matarlos; pero hay algo en el corazón de cada hombre y mujer que, cuando ha sido encendido, nada ni nadie puede apagar. El Bravo Pueblo de Venezuela ha despertado y todas las fuerzas de la maldad, sea ésta de Cuba con todo su arsenal de mentiras y estrategias, o las del príncipe de las tinieblas en Venezuela, Diosdado Cabello, con toda la violencia y maldad, no podrán sofocar dicho fuego… ya los héroes de Venezuela se dieron cuenta de que hay otra manera de vivir, la vivieron el 28 de julio, y nada les quitará ese anhelo: ¡Ya somos libres!

“La Semilla de Mostaza”

Sin embargo, la libertad comprende una gran responsabilidad: los responsables de construir una nueva nación justa, prospera y poderosa son todos y cada uno de los hombres y mujeres que están librando esta batalla con las fuerzas del mal… y como el camino de 1000 kilómetros comienza con un paso: ¡sé tu ese primer paso!

Yo te reto, tú eres el héroe y la heroína, tienes que comenzar a reconocer donde anida en ti la sombra de la oscuridad que por 25 años acampó en nuestras tierras; también reconocer las debilidades y falta de carácter que sembró esa oscuridad entre nosotros en los anteriores 40 años de democracia… sé honesto contigo y en todos tus tratos. Erradica de tu vida toda sombra de deshonestidad, no mires lo que puedes sacar de cada situación, sino lo que puedes sacrificar para construir una mejor posibilidad para otros. Sé la persona ejemplar que te gustaría ver liderando en el colegio de tus hijos, en el trabajo donde estás, en la policía, en las empresas, en el gobierno.

Que todo el dolor, la sangre derramada, el sufrimiento, el sacrificio, la valentía y la muerte de tantos haya valido la pena. Venezuela te dice: “No llores por mí… TRABAJA”

Comenzamos con este artículo un nuevo ciclo de artículos para investigar cómo se construyen a los hombres y mujeres de una nación… porque somos los ladrillos del Edificio que será el país; la calidad de la materia prima de una nación es el talante moral y carácter de sus ciudadanos.

Ciclo: Semilla de Mostaza, es el esfuerzo por volver a los esenciales que nos fortalecen en nuestra determinación para ser mejores y construir a toda una nación.

Próximo martes…

¡Toma la decisión de transformar tu vida!

Dicen que lo más importante para hacer un cambio trascendental es definir una dirección y tomar la decisión irrevocable de ir hacia ello sin que nada nos distraiga hasta llegar a mi meta… visión y resolución son el comienzo de un camino – el fruto es que tu vida cambia y explota en sentido y significado.

Acompáñanos a forjar esa Semilla de Mostaza, de esperanza y gozo para cambiar tu vida y la nación que vamos a construir.

EL PUNTO a la i

El historial de la columna está en cdots.substack por si quieres revisar artículos anteriores.

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