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Venezuela: lista para la transición

Lula ha adoptado una posición ambigua y pragmática respecto a Venezuela. Por un lado mantiene predica respeto a la soberanía venezolana en línea con su política de no intervención en asuntos internos de otros países

La política exterior de Venezuela ha cambiado notablemente en las últimas dos décadas. Pasó de mantener una posición otrora eurocentrista, caracterizada por una política exterior prudente, neutral, amigable, a relaciones con naciones como Rusia, China, Irán, Bielorrusia, Turquía y países de América Latina como Cuba, Nicaragua, Brasil, Colombia, Chile, Argentina, Honduras, México y gran parte del Caribe, cuyos mandatarios en su momento representan o representaron la izquierda retratada en el Foro de Puebla y Sao Paulo.

Bajo el liderazgo de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, Venezuela ha contado con el apoyo diplomático, económico y militar de estas alianzas para enfrentar sanciones internacionales y mantener su estabilidad interna.

No obstante, en los últimos años, y diríamos, las últimas semanas, algunos de estos aliados toman distancia o reducen su apoyo directo a la administración de Maduro. Las razones: DDHH, respeto a la voluntad popular, justicia penal internacional, capacidades reales de honrar obligaciones y el costo político de conceder esos apoyos. Dónde está parado el gobierno bolivariano de Maduro en estos momentos en el contexto internacional?. Demos un vistazo.

DDHH, economía y prioridades políticas de los aliados:

Algunos países como Rusia y China están replanteando sus estrategias internacionales, priorizando enfoques internos o geopolíticos más amplios que requieren evitar conflictos directos con occidente. La situación de Venezuela [lejos de sus territorios y mercado limitado] ha dejado de ser prioridad.

Los aliados de Venezuela también han sentido el impacto de las sanciones de EE.UU y la Unión Europea. En particular, China y Rusia, han enfrentado sanciones debido a temas como el conflicto en Ucrania, siendo que sus economías se ajustan a estas presiones. Mantener un apoyo directo a Venezuela podría resultar en mayores costos económicos, políticos y diplomáticos.

En América Latina varios países que antes mostraban solidaridad incondicional a Maduro como Argentina, han experimentado cambios de gobierno y una reorientación en sus políticas exteriores. La falta de reformas económicas profundas en Venezuela y la persistente crisis social e institucional generan preocupación en sus aliados. Buscan oportunidades de negocio pero la inestabilidad económica y la falta de garantías, limitan.

Sin el apoyo de algunos de sus aliados más poderosos, Venezuela podría enfrentar mayores dificultades y aislamientos en foros internacionales. La falta de respaldo de grandes naciones reduce su capacidad de maniobra y afecta su imagen en el escenario global. Rusia y China han sido cruciales para proporcionar financiamiento y recursos a Venezuela. Con un distanciamiento progresivo, Maduro podría tener menos acceso a financiamiento internacional, lo que afecta su capacidad de mantener programas sociales y económicos internos. La inflación galopa, la dolarización dejó de ser efectiva [si es que en algún momento lo fue por carecer de base productiva sólida] y la inseguridad en las inversión campea. La negativa de entrar al BRICS es producto de una economía insostenible, anclada e intervenida.

Venezuela mantiene sus lazos con países como Irán, que aún muestra disposición a ayudar en sectores claves como petróleo, energía y comercio. Sin embargo esta dependencia tiene sus limitaciones, tanto por la distancia geográfica como por las sanciones a ambos países.

El alejamiento de algunos aliados de Venezuela es un fenómeno complejo que responde a múltiples factores: Cambios en la geopolítica global, la crisis interna, la contumaz aplicación de políticas económicas inflacionarias, deficitarias y confiscatorias, la violación reiterada de DDHH, civiles y políticos, más la reciente crisis de legitimidad que arrojó la elección. Del 28J

En un contexto internacional cada vez más volátil pero forzosamente integrado, la situación de Venezuela será clave para lograr desarrollo y estabilidad en América Latina y el mundo. El distanciamiento de figuras como Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Gustavo Petro en Colombia, Gabriel Boric en Chile y el nuevo gobierno de México de Claudia Sheinbaum con respecto a la administración Maduro en Venezuela, refleja una serie de razones estratégicas y pragmáticas que explican su alejamiento.

La unidad del Foro de Sao Paulo está comprometida.

Lula ha adoptado una posición ambigua y pragmática respecto a Venezuela. Por un lado mantiene predica respeto a la soberanía venezolana en línea con su política de no intervención en asuntos internos de otros países. Pero el regreso de Lula al poder en Brasil lo ha obligado a posicionarse como un líder moderado y conciliador en la región, buscando restablecer relaciones con EE.UU. y la UE, quienes sostienen posturas críticas hacia Maduro.

Lula sabe que la cercanía con Maduro podría complicar las relaciones de Brasil con sus principales socios comerciales y diplomáticos. Las constantes denuncias de violaciones a los DDHH en Venezuela han hecho que Lula evite respaldar abiertamente a Maduro. Su veto a Venezuela en el BRICS no sólo deriva de la exigencia de las actas del proceso electoral del 28J, sino el cese de la represión, la apertura económica y una transición en paz, que impida el éxodo de venezolanos hacia Brasil y el mundo.

La unidad del Foro de Sao Paulo se ve comprometida. Ortega desde Nicaragua no escatimó en llamar “arrastrado” a Lula. Desde Venezuela, actores del gobierno de Maduro piden el cese de las relaciones diplomáticas con Brasil. Mientras tanto seis venezolanos permanecen asilados [sin salvoconducto para salir del país], en la sede de la embajada Argentina en Caracas bajo custodia del gobierno de Brasilia. Todos estos factores alejan a Lula-visiblemente- de Maduro.

Gustavo Petro-quien inicialmente mostró disposición para normalizar relaciones con Venezuela y abrir la frontera-ha mostrado un alejamiento progresivo de Maduro en aspectos ideológicos. Si bien su relación con Venezuela ha permitido avances comerciales y diplomáticos, Petro ha expresado preocupaciones sobre el estado de la democracia venezolana y la falta de garantías políticas en el país.

Recientemente su canciller Luis Gilberto Murillo, respondió que “su país no tomará una postura específica de apoyo a algunos de los candidatos [en Venezuela] hasta que se revelen las actas electorales antes del 10/01/2025”. El canciller Venezolano Yván Gil, tildó la declaración de su homólogo como “pusilánime”. Y replicó Murillo: “La diplomacia requiere equilibrio y respeto mutuo”.

Petro ha intentado proyectar su imagen como un presidente que respeta la democracia y los DDHH, siendo la relación con Maduro una contradicción de este mensaje. Colombia ha recibido millones de migrantes venezolanos generando tensiones internas. Petro debe considerar este tema al momento de mantener relaciones diplomáticas con Venezuela. La relación con Maduro es un tema polarizante en Colombia. Petro podría buscar un equilibrio para no generar una división interna y también para evitar tensiones con actores internacionales clave, especialmente EE.UU.

Gabriel Boric en Chile. Otro tema…

Gabriel Boric ha sido uno de los líderes latinoamericanos de izquierda más críticos con Maduro. Boric ha denunciado las violaciones a los DDHH en Venezuela y la falta de libertad política. Para Boric la izquierda debe ser coherente en su defensa de los DDHH y de la democracia, incluso si ello implica distanciarse de regímenes que en teoría “comparten” su orientación política.

Boric ha intentado presentar una visión de izquierda que es crítica de los regímenes autoritarios. En Chile, la opinión pública y los partidos políticos ejercen presión sobre Boric para que mantenga una postura firme en cuanto a la defensa de los derechos políticos, civiles y humanos. Boric busca liderar una izquierda democrática y respetuosa de los DDHH. Lula sigue esa línea. Petro no lo descarta.

México no te rajes. Claudia Sheinbaum

El ex presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha sido ambiguo respecto a Venezuela, defendiendo a Maduro en algunas ocasiones mientras adopta una postura neutral en otras. A pesar de ser crítico de la intervención de EE.UU en América Latina, AMLO mantuvo una distancia prudente de Maduro y evitó respaldarlo abiertamente en temas críticos.

Claudia Sheinbaum nueva presidenta de México dio aviso de lo que sería su posición. Tras una petición de la líder opositora venezolana María Corina Machado, que reconociera la victoria de Edmundo González en las elecciones del 28J, ella respondió: «No me corresponde a mí, para eso hay organismos internacionales». Reafirmó la línea argumental de México respecto a la crisis en Venezuela, que pide transparencia en el conteo de las actas. Petro en una conferencia de prensa aseguró que “México mantendrá su postura de no intervención en ningún asunto” por lo que lo ve más en la posición de apartarse de la discusión.

Caminante no hay camino…

El distanciamiento de algunos líderes de América Latina y del mundo con respecto a Maduro, responde a una realidad: la presión internacional acompañada de los intereses de cada nación. Aunque la tendencia es negativa en la conservación del modelo democrático [Freedom House] también es cierto que las dificultades de la legitimidad internacional impiden asegurar acuerdos geopolíticos sostenibles y enfrentar los grandes desafíos sociales y económicos de cada nación. En un mundo global, la integración y la estabilidad política-institucional y fecunda-cuenta.

El alejamiento de Lula, Petro, Boric y ahora Sheinbaum, de Maduro, señala un nuevo rumbo en la política latinoamericana, donde la izquierda busca distanciarse de prácticas autoritarias y priorizar los valores democráticos que es enaltecer bienestar, paz y productividad. Esto no es excepción para el BRICS, europa central; no-alineados o la liga árabe del medio o lejano Oriente.

El camino de Maduro luce empedrado y empinado. Al momento de escribir estas líneas estamos a horas de saber quién ganará las elecciones en EEUU. Cualquiera que resulte vencedor hará de Venezuela parte de su agenda internacional, como factor esencial de estabilidad en la subregión.

La fatiga espiritual y existencial se ha convertido en un oscuro sentimiento nacional que no la disipa la anticipación de la navidad. La carga social y económica hace que las lealtades sean frágiles y las alianzas sanadoras. La justicia penal internacional parece ausente pero sigue su curso. Una nueva agenda política global demanda libertad, economías abiertas, competitivas y sostenibles, respeto a los DDHH y una verdadera justicia social.

Y la justicia que es felicidad, comienza por la libertad de los presos políticos y el respeto de la voluntad popular. Venezuela está lista para la transición democrática, ciudadana y republicana. A los propios aliados de Maduro les conviene. Y a Maduro también…

@ovierablanco

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Presidente de Venamerica

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