Venezuela desentona en América Latina
Para tomar conciencia de cómo estamos y hacia dónde vamos, vale la pena tener una visión panorámica de América Latina en la actualidad. Una primera constatación, nada reconfortante, es que Venezuela es el único país que ha retrocedido, cuyo futuro inmediato luce inquietante.
En Argentina, donde la insaciable pareja Kirchner imperó por 12 años, con lesión grave al desarrollo económico y a la armonía social, triunfó Mauricio Macri, empresario exitoso de familia opulenta, algo así como un Lorenzo Mendoza albiceleste. Su gobierno apenas comienza, a los efectos de nuestro enfoque registramos que el kirchnerismo aceptó al presidente Macri como triunfador, no obstante haber mantenido mayoría propia en la Cámara de Diputados y en el Senado. Las investigaciones de posibles manejos corruptos de la ex presidenta, aunque bajo protesta, las están aceptando democráticamente.
En el Perú, que antes dominaron generales como Odría y Velasco Alvarado, se acaba de realizar la primera vuelta de la elección presidencial, ganándola Keiko Fujimori, hija de quien fuera Presidente del Perú, Alberto Fujimori, todavía en la cárcel como culpable de corrupción. A pesar de su elevada votación, no es seguro que pueda ganar la segunda vuelta. En todo caso, nadie parece propiciar el uso de la fuerza para impedir que la hija del dictador preso sea Presidente del Perú. En este país la democracia pluralista se ha consolidado.
En Brasil la democracia está siendo sometida a una prueba de fuego. Por cómoda mayoría, la Cámara de Diputados ha dado luz verde al juicio político (impeachment) contra la Presidenta Dilma Rousseff. Aunque en aras de la transparencia se adoptó el mecanismo singular de que cada diputado dijera “sí” o “no” ante un micrófono situado al centro del hemiciclo, una amplia mayoría aprobó el juicio político. La presidenta Rousseff lo considera un Golpe de Estado, y en esa acusación la acompaña nada menos que el poderoso político, ex presidente, Lula Da Silva.
Los partidarios del “sí” y los partidarios del “no” están realizando grandes movilizaciones en distintas ciudades de aquel vasto país. Son manifestaciones pacíficas pero que podrían desbordarse, si se toma en cuenta lo que está en juego y el elevado rango político de quienes se enfrentan. Los militares han permanecido silenciosos. La última dictadura militar en Brasil duró 15 años. En esta oportunidad se verá hasta qué punto está arraigada la democracia en ese país.
Aparte de Argentina, Perú, Brasil, en el resto de América Latina funciona la democracia, incluso en países tan influidos por el chavismo como Bolivia, Ecuador, Nicaragua. En Ecuador, por ejemplo, un hombre tan ambicioso como el presidente Correa, consideró prudente anunciar que no se presentará como candidato en las próximas elecciones; además, ha aceptado que las tres ciudades más importantes de aquel país, Guayaquil, Quito y Cuenca, tengan alcaldes de la oposición, y a ninguno le ha impuesto una Jacqueline Farías que los condene a ser figuras decorativas.
En este escenario de arraigo progresivo de la democracia, Venezuela es el ejemplo único de retroceso. A través del Tribunal Supremo de Justicia, convertido en instrumento ciego de arbitrariedad y represión, se ha reducido a la impotencia a la Asamblea Nacional, electa por amplísima mayoría el 6D. Los militares de alto rango andan opinando tomando partido. Y, por si fuese poco, a la patria de Bolívar, entre Chávez y Maduro, la convirtieron en semi colonia de Cuba.