Vecinos de espaldas
Venezuela y Colombia, Colombia y Venezuela tienen muchísimos kilómetros de frontera común, leemos en Wikipedia que alcanzan los 2.219 kilómetros, que están definidos por 603 hitos y la historia nos muestra que no han sido fáciles sus determinaciones y aceptaciones.
Durante toda la historia republicana de ambos países que comenzó con la separación del Reino de España se han sucedido diferentes actuaciones. Ya el Libertador y sus pares intentaron la breve duración de la Gran Colombia. De entonces a esta parte, dependiendo de los amores y humores de quienes nos han gobernado, es muy larga la historia de amores y desamores. Viejas y nuevas amistades, grandes pleitos.
Hace apenas cinco lustros, tuvimos el más desarrollado comercio internacional. Recordamos que se llegó a un nivel de intercambio que se ubicó por encima de los seis mil millones de dólares norteamericanos. Más adelante esas relaciones se deterioraron y recientemente, con un comercio restringido la deuda de Venezuela con Colombia ha sido una traba importante en las relaciones comerciales.
En aquella época, en 1991, asistimos a una conferencia inolvidable, el doctor Ramón J. Velázquez nos explicó las distintas visiones que tienen los ciudadanos de las fronteras y los de las capitales de sus naciones. En aquel caso nos habló de los pobladores de San Antonio y de Cúcuta quienes tenían visiones absolutamente concurrentes pues sus vidas se desarrollaban a ambos lados de la frontera y tenían familias, trabajos e intereses de uno y otro lado. En cambio, los capitalinos de Caracas y de Bogotá tenían y tienen o tenemos, una visión absolutamente equivocada, en la que la frontera es una muralla y las poblaciones y sucesos sociales, políticos y económicos, son diferentes.
Todo este preámbulo lo hacemos para referir la frustrada reunión entre los cancilleres Holguín de Colombia y Ramírez de Venezuela.
La agenda inicial se redactó alrededor del importante fenómeno del contrabando que se sucede desde Venezuela hacia Colombia y entendemos nosotros que ese suceso tiene dos vertientes, la causa que viene dada por la grosera diferencia que genera el control de cambio en la moneda venezolana. Productos que se subsidian en Venezuela toman camino a Colombia pues el precio del otro lado de la frontera es altamente remunerador. La otra vertiente viene dada por la actividad natural entre moradores de uno y otro lado de cualquier frontera. Una actividad casi natural es la que se provoca por los pequeños diferenciales de precios que puede haber por efecto de algún impuesto o la simple realidad de que existe libertad de comercio.
La corrupción que se ha generado en Venezuela por efecto del diferencial cambiario ha provocado que esas distorsiones económicas que siempre están presentes, en el caso colombo-venezolano produzcan la intervención de personas y organizaciones mayores que realizan el contrabando en cantidades enormes y con provechos groseros para sus bolsillos.
La ya fijada reunión entre los cancilleres se abortó por dos sucesos: El primero se basó en la cacareada agresión y acusación que emitieron personeros del régimen que nos destruye contra el ex presidente Uribe y otras fuentes colombianas por delitos sucedidos en Caracas y el segundo por una incursión de una patrulla del ejército venezolano en territorio colombiano. Esos dos sucesos y una reclamación escrita de la cancillería colombiana produjeron la suspensión y aplazamiento de la reunión.
Venezuela y Colombia, por multitud de razones, tienen la necesidad y el destino de complementarse tal y como lo pensaron hombres valiosos de nuestras historias. No podemos seguir viviendo de espaldas y peleando por cualquier nimio motivo. Mejor dicho, tenemos que entendernos con las armas de los civiles, la inteligencia y la palabra. Solo así progresaremos.