¡Urge una necesaria reflexión opositora!
La orientación que ha tomado la crisis política en Venezuela después del fracaso opositor atacante de Maduro, hoy se agrava con el tema del Esequibo, y lamentablemente, tenemos que referir lo que alguien dijo: “no hay peor plaga que los políticos”. Expresión que antes expusimos acompasada con la definición de la anti política, y que asumimos que es el pensar de los que llamamos “ni-ni”, a quienes calificamos como seres humanos que viven en sociedad sin ser sociales, es decir, viven sin convivir. Esto nos obligó a traer a colación a Aristóteles quien en su libro de Política refería al zoon politikon, traducidas las dos expresiones del griego: animal social o político, más específicamente «animal político», En tal sentido, volvemos referimos a “ciudadanos venezolanos” que quieren o aparentan ser apolíticos y se sumergen en la crítica opositora, que hoy a confunden con todo aquello que ataque al gobierno y/o a la oposición sin distingo; queriendo hacer valer su fuerza opositora, mayormente sin sentido y contraria al fin opositor, que no es “sacar a Maduro” sino cambiar de régimen de gobierno utilizando el medio constitucional del voto.
Cuando entramos al WhatsApp, al Twitter o a cualquiera de estos modernos medios de comunicación, tenemos que afrontar las estupideces de muchos politiqueros, que no políticos, quienes, como dijimos antes atacan siempre a tirios y troyanos sin importar la orientación critica cuando el factor inferido está en contra o a favor de lo que queremos. Por ello nos vemos obligados a insistir en atacar tanta incertidumbre presagiada por estos usurpadores protagónicos de los medios, y convencerlos de que hay que retomar el sentido de la razón perdido en estos largos 23 años de estúpida irracionalidad y volvamos a la sindéresis que deje atrás la diáspora y la mordaza impuesta por la antipolítica que atacó a los líderes que venían desbordando el heroísmo sin miedo contra el rancio chavismo.
Insistimos en hacer un llamado a retomar la prudencia, obligando a los partidos opositores a no caer en el pérfido juego de la intolerancia, que los ha llevado a impulsar el protagonismo y el liderazgo con la división seguida de tortuosos e ignorantes argumentos, olvidando la espada de Damocles a la que hay que enfrentar, sea cual sea la dificultad. Hay dos poderes que deben ser convencidos con la sabia del intelecto: el judicial dramáticamente pervertido y el militar, erróneamente confundido.
Valen las sabias palabras de Confucio: “no se pueden destruir las rocas lanzándole huevos”, pero si algo hay que tomar de la política para evitar la guerra es eliminar el veneno de la intolerancia, la enemistad y la venganza. Debemos luchar contra los mensajes irracionales que inducen a la desesperanza y a la incertidumbre, esos mensajes de pesimismo irracional, que catalogamos de estupidez. Como dijimos antes, debemos unir esfuerzos para lograr “…una arquitectura Institucional del estado democrático. De la Nueva Democracia que aspiramos comenzar a construir a partir del cambio político electoral que debe producirse el año 2024, lo que nos llevó a pensar en insistir en la necesidad de reflexionar sobre lo bueno o malo, lo cierto o lo equivocado del desempeño político de los venezolanos que convivimos en esta tierra de gracia, y a la “Nueva Democracia” que aspiramos a construir los venezolanos sin discriminación. Y aquí encontramos un choque de intereses, que sabemos es un sinsentido y sin pensar, cuando revisamos desde temprano en la mañana la pletórica pantalla del teléfono con su inclemente WhatsApp, que muchas veces nos insta al odio y a la discordia.
Basta de esos ataques y contrataques en el intento de buscar protagonismo que, en lugar de cumplir el objetivo de recuperar la democracia, lo que logra es aumentar la discordia y el error político, todo lo contrario del sin que debemos perseguir en una unidad opositora. Debemos insistir que, si tenemos una ruta electoral, que sabemos imperdible, debemos aprovechar ese tiempo que adviene en buenos presagios para cesar en el ataque político desfazado y apoyar el cambio económico que referimos entes que el Movimiento Unión y Progreso le está presentando a la opinión pública nacional, que es un adelanto al porvenir con el cambio político. No debemos olvidar que todo cambio obliga a pensar en lo bueno y en lo malo, en los pros y en los contras, pero en este proyecto que anunció Eduardo Fernández, no hay dudas en la dirección de su línea para el cambio, ya que su dirección a nuestro entender es la correcta, ningún cambio político surgirá como magia o válido si no se inicia con el cambio económico. No es un decir, sino que de eso alertan las ciencias administrativas, en el entendido que no habrá ningún resultado político propuesto, si no contamos con una economía que lo apoye. Obviamente, dependiendo de la orientación política que se tome, porque tenemos la experiencia de haber contado con el mayor ingreso económico recibido en toda la historia de Venezuela y eso le sirvió al chavismo para lograr el milagro al revés.
Recordemos lo que dijimos antes, que nos llamó la atención del proyecto de cambio económico antes mencionado, cuando en una segunda propuesta nos lleva a “…adoptar el modelo de Economía Social y Ecológica de Mercado que tanto éxito ha tenido en los países que lo han ensayado en Europa occidental y en el extremo oriente (Japón). Ese modelo que se resume en la frase: ‘Tanto estado como sea necesario, tanto mercado como sea posible´…”. Confesamos que nos es extraña la propuesta, pero conociendo la teoría la vemos como válida y nos aferramos a la credulidad del proyecto, mas, cuando sabemos que estos países son constructores de proyectos económicos que han logrado sobreponerse a las economías críticas y han obtenido puntos de crecimiento que superan los estándares.
Queremos con este escrito insistir en pedir a los venezolanos que integraron la diáspora y se empeñan desde el exterior en mantener una campaña contra Venezuela, viendo todo acto o proyecto con futuro como una forma de atornillar a Maduro o al régimen, que lo que logran es frenar la esperanza de los proyectistas, que no son ni del gobierno ni de ningún partido; lo que se une a la atomización partidista y a la multiplicación de líderes y candidatos, con lo que logran es hacer más fuerte al casi inexistente PSUV, que con la atomización opositora se ubica como el mayor de todas las minorías.
Insistimos en decir a los coterráneos en el exilio, quienes integran en gran forma la multiplicidad de grupos WhatsApp, quienes se unen a muchos chavistas que comprenden su equívoco y mantienen una “guerra contra el régimen”, lo que es tomado por muchos países para compararnos con centros de batalla. Es necesario cesar en esta oposición radical y ayudarnos a lograr desde ya el cambio necesario emprendido para el buen porvenir que se avizora. Esto obliga a la reflexión de muchos, que llamaron a la abstención y son los culpables del régimen que tenemos. Que vayan pensando en regresar a la patria y pidan a los países donde viven que cesen la intervención que tanto daño nos ha hecho. Debemos agotar la política del diálogo y la negociación, con la condición de que no habrá indulgencia con los detractores del país y de nuestra economía; “mutatis mutandi”, como decía el historiador griego Tucídides, que los tres factores sociológicos más competentes entre los que determinan la clase de política que sigue el hombre son: el temor, el honor y el interés; por estos tres factores el hombre busca la seguridad, la gloria y las riquezas, y el instrumento con que se logran estos tres objetivos básicos es el poder. Tenemos claridad, que en Venezuela esos tres factores llevan al diálogo, en el entendido que ambas partes tienen interés en salvar el honor por el temor a la guerra, que como dice la parábola, ¡con victoria o con derrota, todos pierden!
Como dijimos antes, “…la intelectualidad venezolana, que marcó y marca pautas en el mundo por su intelecto y preparación científica y académica;…se dedicaron a conformar la nueva política venezolana, que no puede ser excluyente, no deben olvidar que todos somos los mismos venezolanos, buenos y malos, adecos y copeyanos, caraquistas y magallaneros, que al comenzar la nueva Venezuela que se está forjando, conviviremos todos para bien, dejando de lado las caricias al maligno gobierno que se apoderó de la mente del pueblo creyente, y aunque sabio, también demostró que se equivoca. Al final, todos estaremos dispuestos a promover el cambio político venezolano; ese cambio que ya se avizora con los procesos electorales programados. ¡No hay dudas, más del 80% de los venezolanos quieren un cambio de regentes del poder!