Una ruta segura hacia la libertad
(Un modelo de organización política)
No siempre la teoría política resulta exacta para dar con una solución que pueda zanjar problemas en cuyos planos de acción, intervienen variables de distinta complejidad. Generalmente, sostenidas por factores de improbable justificación. Es decir, situaciones enrarecidas por la incidencia de complicaciones fundamentadas sobre resquicios de imposible medición o análisis estructural que determinen causalidad, idoneidad y composición de la realidad problematizada. Sobre cuando de organizarse políticamente de cara a procesos electorales.
En la praxis política, estos problemas explican realidades cuyos esfuerzos por indagar incógnitas de contundentes efectos, no terminan de resolverse. Por lo contrario, el tiempo los torna incomprensibles. Incluso, más renuentes y reticentes.
Es exactamente la situación que afronta Venezuela como realidad. Sus elementos de base y fondo, ocupan escenarios de disparejas configuraciones los cuales llevan a vivir la situación en cuestión cada vez más intrincada y perturbada. Por eso, el país tiene tanto tiempo sin poder validar los esfuerzos de la sociedad política, sin que sean alcanzados algunos objetivos. Mucho menos, la defenestración del régimen opresor cuyo salvajismo ha venido incrementándose a partir de la intimidación ejercida mediante la represión decretada como criterio de poder.
Cuando se enrarece el ejercicio político
Es el caso cuando la política deja de servirse de razones cualitativas, para dar con soluciones capaces de sellar los intersticios que caracterizan el deterioro logrado. Esa tarea, de corregir tan serios problemas, sabe asumirla la Teoría de Juegos. Habida cuenta de que la misma es pertinente a la planificación de estrategias al lidiar con situaciones conflictivas.
Las noticias que diariamente se cuelan como información de la cotidianidad, dan cuenta plena de las complicaciones que surgen toda vez que el ejercicio de la política pretende infundadamente resolver problemas que ocupan escenarios figurados por la endémica incertidumbre. Aunque la prospectiva política, algunas veces suele correr con suerte cuando de despejar incógnitas bajo las cuales luce posible hallar algunas respuestas a conflictos políticos, se trata.
De manera que no resulta totalmente manejable solucionar problemas políticos en ausencia de criterios aportados por el conocimiento organizacional-espacial respecto de razones de contundente peso específico. Tanto así que, situaciones identificadas como focos problemáticos no podrían ordenarse debidamente. Mucho menos, de no disponerse de técnicas que refiere la teoría de organización. Más, si se vincula con la teoría política, la teoría social y la teoría económica con el propósito determinado y dimensionado que revela la situación-problema.
Despejando la vía político-electoral
Aunque pareciera un arduo trabajo y que sin duda lo es, hay rutas que concilian el equilibrio posible con los recursos disponibles. De ese modo, se avanza a la fase metodológica que apuesta a convertir preceptos de las aludidas teorías en conocimientos a ser aplicados en los objetivos a resolver. Y que inciden en la situación en cuestión a manera de denominador común para entonces unificar criterios de análisis.
De manera que por lo expuesto, no vale pretexto alguno para justificar que después de tantos años de esfuerzos “organizacionales” por recuperar la democracia como sistema político en Venezuela, casi nada ha sido logrado. Los intentos de organización formulados de cara al objetivo de recuperar la democracia barrida por el socialismo presumido como ideología adaptada a las realidades vigentes, no han servido.
El socialismo venezolano, tal como se ha pretendido instaurar, encubrió la manera de pensar políticamente cada desafío electoral venezolano. Esto forjó el caos total lo que trajo como resultado el empobrecimiento del modelo de desarrollo intentado años atrás. Además de avivar una crisis político-económica, tanto como una crisis sociopolítica que devino en la imposición de un modelo de autoridad militarista que arrastró niveles de absoluta desgracia. Entre otras consecuencias, el país comenzó a verse arruinado en materia de educación, salud, alimentación, calidad de vida, infraestructura, finanzas públicas, corrupción, opacidad administrativa. En definitiva, problemas y conflictos de toda índole.
De manera que no resulta lógico que un país con los recursos y talentos que posee, no haya podido sortear las crisis que han seguido afectando al país en términos de sus capacidades, condiciones y potencialidades. Más aún, sería sumamente penoso reconocer cualquier análisis comparativo que refiera el estado de incongruencias que hoy día lo caracteriza. La vergüenza sería abismal. Aunque sólo pensarla, da escozor.
Párrafos arriba, se habló de la posibilidad de coadyuvar a salir del engorro que, el ejercicio de la una política trastornada ha perturbado la institucionalidad del sistema político nacional en lo que va del siglo XXI.
La conjugación entre la teoría de organización y los valores que fundamentan las teorías política, económica y social, puede conducir a estructurar algunos algoritmos capaces de ser desarrollados desde la horizontalidad mediática de las redes sociales, tanto como desde la híper-motivación en concordancia sistematizada con la híper-coordinación de la ciudadanía activa y convencida de la necesidad de recobrar la democracia.
Este esquema o modelo de integración organizada y orientada según valores cívicos, éticos y políticos derivados de las teorías política, social y económica, establecerían sendos nodos de persuasión y convicción ciudadana . Estos impulsarían la movilidad ciudadana necesaria mediante la horizontalidad mediática permitida por las redes sociales y apoyada por vocerías digitales basadas en aplicaciones (apps) de comunicación popular. Por algo estos medios han sido reconocidos como elementos comunicacionales calificados como “la resistencia del mundo político en la clandestinidad”.
El modelo propiamente
Así se contaría con mensajes breves que llegarían a las comunidades de ciudadanía activa y convencida a objeto de crear, afianzar y mantener lazos de información que, no sólo, comuniquen reuniones, visitas y movilizaciones. También, que funjan como factores de motivación (al logro) de cara a la necesidad de mantener arriba valores de confianza, arraigo, apego y solidaridad alrededor de la causa política en curso.
En conclusión
En conclusión, este esquema o “modelo de integración organizada”, posibilitaría la creación de un sistema de planificación dirigido a hacer propuestas que eleven las capacidades responsables de acuciar la integración política necesaria.
Asimismo, desde la altura dialéctica que caracterizaría al modelo acá referido, se estaría facilitando el hecho de distinguir la distancia entre problemas bien-estructurados y problemas no-bien-estructurados y que en otros tiempos esta distinción no advertida ha sido causa de graves complicaciones. También, podrían idearse estrategias o mejorarse las que siguen el curso de los hechos trazados. El modelo sería ventajoso a la hora de formular proyectos de acción y operaciones dirigidas a enfrentar problemas renuentes.
Ello podría conducir a consensos firmes toda vez que las opiniones se articularían en la configuración multidisciplinaria y democrática de personas movidas por la necesidad de asentir el juicio que mejor pueda plantear. Todo, coadyuvaría a establecer situaciones de base que incidan en la integración y consolidación ciudadana que aseguraría dar con una ruta segura hacia la libertad.