Una obligada y exitosa estrategia
«Durante mucho tiempo fui todo lo que pude … ahora soy todo lo que quiero». Arturo Pérez-Reverte
La sanción de la ley que duplica las indemnizaciones laborales, elaborada por el ¿Frente para la Qué? en el Senado y aprobada sin cambios en Diputados, que necesitó de la concurrencia de los representantes de Cambiemos -votaron por el rechazo- para lograr el quorum para su tratamiento, marca un antes y un después en la actitud política del Gobierno, que dejó al Frente Renovador dividido y pegado al kirchnerismo más recalcitrante.
Macri ha demostrado así que ha aprendido a jugar fuerte y que está decidido a ejercer el poder que le concedieron las urnas, y convalidan las encuestas, para llevar adelante una agenda positiva; ha comprendido que depende de la gente, y no de los políticos ni del mentado «círculo rojo». La ley fue vetada y la oposición no cuenta con los votos necesarios para la insistencia; con ello, esta estéril discusión, que ha insumido semanas enteras, ha concluido y todos podemos dedicarnos a las cosas importantes.
Entre ellas, la media sanción que obtuvo en Diputados el proyecto de acceso a la información pública, un verdadero derecho humano, que seguramente recibirá algunos cambios «políticos» en el Senado, ya que los sindicatos no tienen interés alguno en que las famosas obras sociales sean obligadas a mostrar sus números reales; y digo «políticos» porque tampoco el Gobierno puede darse el lujo, al menos mientras el indispensable ajuste continúe, de rasguñar la sensible piel crematística de los líderes gremiales, capaces de complicar mucho la realidad en la calle. Basta con recordar que Alfonsín tuvo que soportar nada menos que trece huelgas generales durante su período, mientras que ahora no habrá ninguna reacción importante contra el veto mencionado más arriba. Aún con esas limitaciones, esta herramienta legal significa un enorme avance para la democracia «representativa» que, con Macri, ha dejado de ser «delegativa».
Pero, sin duda, lo más trascendente será la declarada intención del Presidente de transparentar la gestión y, en función de ello, publicar en Internet todas y cada una de las licitaciones que se convoquen para obras públicas o adquisiciones, y las ofertas que se reciban en cada uno de los procesos. Naturalmente, ello permitirá que muchas empresas, incluidas pequeñas y medianas, puedan acceder a ellas y evitará la habitual cartelización. Si le sumamos los créditos de los organismos multilaterales para infraestructura, que han comenzado a llegar, seguramente el Gobierno logrará invertir la insólita «sensación de despidos» que dio excusa al ¿Frente para la Qué? y al massismo para presionarlo con la ley sancionada en la maratónica sesión del jueves a la madrugada.
Sin dejar la esfera de competencia del Ejecutivo, y en otro orden de cosas, me pregunto por ejemplo qué pasó con el General (RE) César Milani y el enorme plexo de denuncias que lo debieran acorralar, tales como enriquecimiento ilícito, espionaje ilegal, violaciones de derechos humanos, etc., y con los equipos tecnológicos de última generación que había adquirido para los servicios de inteligencia del Ejército y que, según trascendidos, habrían desaparecido. Por lo demás, y aunque sean susceptibles de sospechas por su extemporaneidad, los dichos de la ex Fiscal Viviana Fein -vinculados al asesinato de su colega Alberto Nisman- han vuelto a poner al justamente cuestionado militar en el centro de la escena.
También me interrogo acerca de la auditoría que el Consejo de la Magistratura dijo que llevaría adelante en los tribunales federales que tienen a su cargo las causas de corrupción porque creo que la impunidad, sobre todo de la familia Kirchner, estará reñida con la gobernabilidad; si la sociedad no percibe claramente que este mani pulite criollo ya es un proceso irreversible y que no se detendrá en el umbral de la casa de la propia Cristina, dejará de tener la sorprendente confianza en el futuro que acompaña hoy al Presidente Macri. Algunos trascendidos hablan de un proyecto de publicar, ya mismo, un completísimo y detallado inventario de los males que dejó el kirchnerismo; si se concretara, y me parece una idea excelente, esa demanda social elevará mucho su temperatura y hará que los jueces, ahora en defensa propia, avancen velozmente en las investigaciones y en los juicios orales y públicos que correspondan.
Amado Guita-rrita Boudou es un caso emblemático: la sociedad se asombra de que aún no esté preso, ya que se ha comprobado que exprimió a una de las provincias más pobres (Formosa) para refinanciar su deuda pública, que permitió que sus jefes se quedaran con Ciccone, que inventó domicilios en médanos, que se enriqueció a la velocidad de la luz y que llegó al extremo de falsificar facturas de los hoteles y los servicios de traducción utilizados en sus viajes oficiales; es decir, no sólo robó las canillas sino que también lo hizo con los caños dentro de las paredes.
Brasil sigue siendo el espejo en el que debemos mirarnos: el miércoles pasado, José Dirceu, nada menos que ex Ministro de la Casa Civil (Jefe de Gabinete) de Lula, resultó condenado a veintitrés años de prisión en la causa del «petrolão», la pena más grave dictada hasta ahora, que se suma a la que ya tenía -de diez años- en el proceso del «mensalão», que investigó el pago de sobornos a legisladores de la oposición para que votaran las leyes que pretendía el PT. De ese modo, las olas de la Justicia ya están mojando los pies del ex Presidente y de su sucesora, hoy suspendida en sus funciones.
Allí no habrá barrera alguna para el avance de las investigaciones, básicamente porque la sociedad ya no lo permitirá, aunque sea consciente del precio que, en años de inestabilidad política y crisis económica, deberá pagar por la depuración moral del país. Porque, cuando se ha llegado a tales extremos de corrupción, que lucen en Brasil y aún más en Venezuela y en la Argentina como enquistadas garrapatas, sólo una profunda y cruenta cirugía puede extirparlas y evitar que la propia nación perezca por la permanente sangría de los recursos de la sociedad que la habita.
Mauricio Macri ha dejado de ser lo que pudo, y ahora es lo que quiere; sólo nos resta esperar que la economía premie su esfuerzo, que será acompañado sin duda por la ciudadanía, si ésta percibe que los responsables de tantos males reciben el condigno castigo.
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