Una desgracia llamada ¡chavismo!
¡Dios es Grande y Poderoso! y faltará mucho tiempo después de la muerte del “eterno”, hasta que logremos recuperar la confianza necesaria para aceptar que su tiempo es perfecto. En este tiempo, todos vivimos con la esperanza de recuperar la confianza perdida por la maledicencia del personaje, que creyéndose el nuevo mesías de la patria logró concentrar una envidiable suerte de conciencia
¡Increíble!: Arribar a las 7 y 30 am a Zurich procedente del “Imperio” con pasaporte venezolano, luego de 9 horas de vuelo contra reloj, para tener que soportar un denigrante interrogatorio: ¿Viene de Venezuela? ¿Dónde está su pasaje de regreso? Obviamente, con la nueva tecnología basta con acercarse a un counter electrónico e introducir la clave de reservación y aparece toda la información regalada en Facebook, hasta los chismes que nos hayamos atrevido a dar a luz en algunos momentos sin lucida sensatez. Pero ese no era el caso. En trasfondo, preguntas indiscretas: ¿Trae su dinero en dólares, en euros o en francos suizos? Nos imaginamos la mente del fiscal interlocutor, que suponemos haya recibido a otros venezolanos con mayor o menor cordura, acogidos con flautines sin fanfarrias, pero con mucha arrogancia, mostrando las claves secretas de sus cuentas en Berna, Ginebra o Davos. Sin dudas, lo que estamos viendo, el mundo de cuentas de los chavistas light en los paraísos fiscales, que sin vergüenza disfrutan de los ingresos petroleros. De esa PDVSA, que según el “eterno” es de todos, pero que solo le sirvió para malamente enriquecer a su claque, que no solo defraudó al fisco y a los “zonzos” seguidores, sino que sirvió de amarre en su estúpida suerte de dictador demócrata. Así vemos los fondos, que según el HSBC, colocó a Venezuela como el tercer país con las mayores reservas de SwissLeaks en la lista Falciani y los millarditos guardados en el colchón, que resultaron ser de monserga verdolaga.
Buscamos a Job por su paciencia, o al venerado Kun Fu Shu por su temeroso debate de los huevos y la roca, decía Confucio: “Puedes tirar todas los huevos del mundo contra la roca, que ésta quedará invencible, mientras que los huevos no servirán ni para tortilla”; así quedó hasta la gallina de los huevos de oro PDVSA, pero intacta la democracia, como la roca de Kun, tratando de encontrar el acomodo necesario en lo que nos queda de mundo debatible en la Venezuela Post…, aunque el miedo no deja de preocuparnos en esta torturante “patria querida”, que tan bien es labrada en la señalización de los “cerebros”, mas militares de la coyuntura contra opositora, que quiere tender su manto sangrado de rojo vivo, en esta confusión que empieza en Fuerte Tiuna y sigue el Camino de los Españoles, sin entender nada de nada. Lastimosamente, no saben si reír o llorar cuando recuerdan el ¡No volverán!, ¡Patria socialismo o muerte! o ¡Chávez vive! Sin dudas, la expresión más fácil es ¡Qué desgracia! ¡Nunca olvidaremos al “chavismo” ni a su mentor!, aunque el olvido sea el peor castigo de la conciencia, pues pareciera que hiciera falta repetir las torturas falaces de un gobierno hipócrita y embustero, para poder entender que los militares siempre han sido malos gobernantes, que hacen crecer el “chapillaje” y el “chapeo”, estableciendo comandos alabarderos, que sirven sin descaro al capital, para vergüenza propia y de sus familiares, que solo avizoran el nombre de la FAN como escudo protector de lo interno, avergonzándose de su propia conducta. Para ellos, la ¡Patria es primero!, sin importarles que ésta no exista, como no existen ni la honradez ni el honor. Y aunque los pendones de los Próceres dan lástima y verguenza, ¡Chávez vive! y la lucha sigue. Pero poco a poco va muriendo en la lontananza. ¡Viviremos y venceremos!