Una Brecha cambiaria desmesmedida y megadevaluación acumulada
La brecha cambiaria que ya había alcanzado poco más de un 25 por ciento en Venezuela, equivalente en términos absolutos con relación al paralelo, a unos nueve bolívares, lo predispone a la inflación, así como al desconcierto de los asalariados, aun cuando este anclaje imperó durante unos ocho meses, aun así, la dinámica económica citadina de los venezolanos no dejó de enrevesarse, pues en virtud de la escasa oferta de divisa norteamericana por parte del BCV debido a los cupos establecidos, de no más de unos cuatro mil USD o euros/mes/solicitante, los interesados se ven forzados a optar por el dólar paralelo en el mercado negro; entonces, a menor oferta de esa divisa, mayor presión sobre el paralelo, lo que conlleva la suba ineludible del mismo y naturalmente, ampliación de la brecha cambiaria impactante sobre los precios en divisas puesto que el pago por cualesquiera bienes y servicios se volvió complejo y tener dólares a mano ya no es signo de ventaja en un país tan lejos de resarcirse de una crisis económica que nos agobia desde casi unas dos décadas y aunque no es la moneda de curso legal, se ha convertido en el referente para establecer los precios de bienes y servicios en una nación que atravesó por una hiperinflación durante casi un lustro ininterrumpido y donde la economía se rige ahora, por la cotización de un dólar oficial, cuya tasa la estipula el BCV y un dólar paralelo que se transa en el mercado negro; de acuerdo con esa dinámica que ha definido la tasa oficial en unos Bs 40,88/US$ y consolida así, desde el jueves 24/10,un salario mínimo en su expresión ínfima y deshecha, equivalente a unos USD3,18.-; pulverizadas al máximo. Y, un pan de jamón ya oscila entre unos siete a ocho dólares, quizá rezago de una megadevuación acumulada, por efecto asfixiante de unos 14 ceros eliminados entre 2005-2021,cuyo valorquedó dividido y pulverizado por unos cien billones. Ínterin, las instituciones bancarias se disponen a tomar previsiones críticas debido a las complejidades que desde ya ofrece 2025; fundamentalmente, por la situación política incierta sobremanera que aún prevalece desde el 28-J, por irracionalidad de un régimen lerdo junto con sus adláteres. Y, estamos a unos 65 días de 2025, lapso durante el cual por la inercia de actores conocidos, mal podríamos aspirar o atisbar el disfrute de una situación mejor o ideal para el país y sus habitantes, hartos de tanta politiquería tanto doméstica como la que se ofrece estúpidamente, mediante las plataformas digitales vía Internet, excrementos videoconferencia de farsantes exaltados que las promueven, a sabiendas de que el campo de batalla es en el escenario de los hechos, Pero, no desde una clandestinidad cobarde y hasta casi anónima, superflua e interesada en posiciones personalistas, por avidez de poder.