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Un país normal

Nuestra mirada sobre el pasado cercano de Venezuela y sobre el presente actual siempre ha sido crítica, siempre potenciando lo mejor del país, exaltando los valores, sus personajes, sus aciertos y condenando la corrupción, la ineficiencia, el engaño del pasado y del presente. Venezuela y los venezolanos nos merecemos respeto, probidad, seriedad y eficiencia y es lo que menos tenemos en quienes nos han gobernado. Y no se trata en establecer un contrapunteo entre la IV y V República, se trata de asumir que merecemos otra clase política, merecemos un país normal de oportunidades, de empleo productivo, de certezas y no incertidumbres, valor agregado, desarrollo y sosiego.

Venezuela y los venezolanos debemos comprender el devenir del país con un sentido crítico pero nunca renunciar a mejorar, a buscar un cambio. El país querámoslo o no hay que volverlo a parir, a construir y eso sólo es posible con voluntad, coraje, disciplina, encuentro, metas comunes, eso solo es posible sumando no restando, sólo es posible estableciendo programas viables, metas y objetivos en beneficio no de un sector o grupo sino del país nacional.

El Pacto de Punto Fijo satanizado por muchos fue exitoso precisamente porque permitió amalgamar y unir a todos los sectores, incluso a sectores antagónicos, la mayor muestra fue el acuerdo obrero patronal entre CTV y Fedecámaras, pero en líneas generales el Pacto de Punto Fijo permitió amalgamar y sentar las bases de la naciente democracia venezolana. No dudamos en afirmar que le deterioro de la democracia en Venezuela tiene su origen en un deterioro de las bases programáticas, acuerdos y reglas de juego del Pacto de Punto Fijo.

Hay que rescatar en el buen sentido la negociación, la política de acuerdos y pactos no sólo Venezuela fue un modelo exitoso con Punto Fijo en 1958 con figuras como Betancourt, Leoni, Villalba y Caldera, también se le suman el Pacto de la Moncloa en 1978 tras la muerte de Franco en España con una figura emblemática como fue Adolfo Suarez, o incluso el acuerdo nacional en Colombia en 1957 conocido como la Concordancia Colombiana.

Cuando las sociedades entran en determinados ciclos de crisis que amenazan la paz, la estabilidad, el desarrollo de su democracia y ciudadanos, su economía y demás, las propias situaciones conllevan a plantear transiciones, salidas, acuerdos siempre concertadas, dentro del marco democrático y constitucional bien es sabido que las sociedades y pueblos no se suicidan sino que por naturaleza producen cambios.

La administración y políticas públicas en Venezuela deben volver a estructurarse y concebirse a partir de criterios técnicos, transparencia, planificación y logros. Áreas como la salud, la educación o la seguridad deben de desideologizarse y concebirse bajo otros criterios. El gobierno debe intervenir, regular, fiscalizar pero respetar a plenitud la iniciativa privada, sin atropellar y asfixiar respetando los principios y reglas de juego de nuestra Carta Magna, y unos y otros, todos sin excepción apostar a condiciones diferentes que permitan erradicar la corrupción, la inflación, el desempleo, aumentar la productividad, introducir reformas que permitan alcanzar una economía sin distorsiones, una Pdvsa productiva.

Venezuela no puede seguir cuesta abajo en la rodada como reza en tango. Unos y otros, todos sin excepción merecemos un país diferente, un país de inclusión, paz, sosiego, certezas y no incertidumbres. Todos estamos llamados a contribuir y lograr volver a tener un país normal.

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@rivasleone

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Un comentario

  1. La imagen que da inicio a este artículo es apropiado complemento a su contenido, pues refleja la DIVERSIDAD que representa la opción de la UNIDAD DEMOCRÁTICA, con la variedad de colores de las vestimentas, en contraste con lo MONOCOLOR de los eventos -formales y de calle- del Oficialismo chavista, que muestra en sus ropajes el mismo empeño de imponer UN pensamiento, UN partido, UN color, y UN Caudillo (antes el Charlatán Etermo, ahora el Indocumentado Mayor, ambos con grandes y enciclopédicas ignorancias y dogmatismos). Apoyo la opción Multicolor y Diversa, siempre Democrática.

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