Todo Cae por su Propio Peso
Parece incomprensible que en nuestro país haya dos Asambleas, dos Presidentes y dos Tribunales Supremos de Justicia, aunque cada quien reconozca solo una. Además, hay tantas otras situaciones poco comunes y sin sentido. Obviamente, esto solo es posible cuando hay una división polarizada y cuando existen fuerzas opuestas donde la balanza no logra inclinarse claramente hacia ninguno de los dos lados. La justicia, la razón, el poder, la ineficiencia, la corrupción, los conflictos de intereses…hay tantos factores que pueden hacer que las situaciones se mantengan en el tiempo. Hay muchos grises en este mundo donde hay quienes creen que todo es blanco o negro.
Es interesante, sin embargo, entender que nuestra historia es cíclica y que lo que está arriba puede llegar a estar abajo y viceversa. Nuestro mundo y nuestro espíritu están en movimiento constante. Por eso, nadie debe creer que tiene el poder para siempre.
Los conflictos causados por quienes buscan tener autoridad y ejercer el poder para su propio beneficio, así como por la corrupción, han existido a todos los niveles durante la historia del mundo, incluso entre quienes deberían estar por encima de estos temas tan humanos. Siempre hay maleza a menos que uno esté constantemente cuidando el jardín. Lo malo se mezcla con lo bueno y, a veces es difícil distinguirlos.
Recientemente, revisando un poco la historia de los siglos XIII y XIV, encontré que en 1378, Urbano VI fue nombrado Papa por un grupo de cardenales que apoyaban que la sede de la curia regresara de Avignon, Francia, a Roma. La reacción de los cardenales franceses fue la de escoger a su propio Papa, Clemente VII. La división era evidente. Algunos de los países europeos apoyaban al Papa Urbano VI mientras que otros apoyaban a Clemente VII. En 1409, el Consejo de Pisa, pretendiendo acabar con el conflicto existente entre los dos Papas, eligió a Alejandro V como Papa. Sin embargo, los otros dos Papas se negaron a renunciar y así, coexistieron tres Papas en Europa. En 1414 finalmente terminó el período del Papado de Avignon cuando el Emperador Sigismundo convocó a un nuevo Consejo en Constanza que eligió a Martin V como Papa. Durante el período del Papado de Avignon, que duró aproximadamente un siglo, la institución se debilitó, el papado estuvo sujeto a la influencia del Rey de Francia y la iglesia tuvo que recurrir a indulgencias y a otros mecanismos cuestionables para poder financiarse.
Intereses diversos, fuerzas de poder contrapuestas, conflictos de intereses…Tantas circunstancias pueden llevar a situaciones contrarias al sentido común. Si además se imponen sanciones que afectan a quienes no tienen responsabilidad directa con respecto a lo que se sanciona, si hay intereses personales que se sobreponen al bien común y si las ideologías prevalecen sobre los valores, es mucho más complicado que se llegue a soluciones o a acuerdos que podrían terminar siendo beneficiosos para todas las partes involucradas.
Sabemos que nada terrenal es eterno y que nuestro planeta está en constante movimiento, al igual que nosotros. Llegará el momento en que quien tenga el poder lo perderá. El dinero no logrará solucionar todos los problemas y en algún momento se hará evidente que ni el dinero ni el poder lograron llenar el alma que estará vacía.
Debemos actuar con sentido común, con estrategia y análisis y teniendo un objetivo claro. Siempre hay una gota que rebosa el vaso. Volveremos a tener un solo Presidente, una sola Asamblea, y un solo Tribunal Supremo. Volveremos a tener instituciones independientes y poderes separados y sabremos que ello no basta para que no haya corrupción. Por eso, estaremos más pendientes de denunciarla y atacarla cuando la veamos o la reconozcamos. En algún momento la sociedad se transformará y exigirá que quienes nos gobiernen sean individuos capaces que amen al país y al pueblo y que no se enriquezcan a costa de ellos. Incluso cuando no hay quien empuje o quien logre el movimiento, todo cae por su propio peso.
¡Prendamos una vela y pasemos la luz!