Toda la fuerza del Ser [parte 1]
Concluye el ciclo de CIRUGÍA DE CORAZÓN ABIERTO.
Una compleja realidad es el corazón humano, creemos que somos algo y atraemos al teatro de nuestro corazón aquello cónsono con lo que creemos, aquello a lo que apuntamos… y no cuenta que no lo sepas; como reza el principio legal: ¡desconocimiento de la ley no te exime de las consecuencias!
Recuerda: en este ciclo, más que en ningún otro estoy construyendo sobre las ideas que anteriormente hemos compartido. Te comparto los links de los anteriores artículos sobre este ciclo (CIRUGÍA DE CORAZÓN ABIERTO) por si quieres revisarlos.
La fortaleza de la Verdad
La ciencia probó con contundencia, todo lo que conocemos como materia y que aparenta ser sólido, es 99% vacío… o mejor, no sabemos lo que és. Si el núcleo de un átomo lo agrandaras al tamaño de una pelota de golf, los electrones que oscilan alrededor estarían a la equivalente distancia de la última línea de butacas en un estadio de futbol de 100.000 espectadores… y si toda la materia está constituida de átomos, ¿Qué me dice de lo que es “real” y tangible?
La misma analogía aplica con respecto a nuestro cuerpo: lo que nosotros somos es mucho más grande que el cuerpo que percibimos. Nuestras emociones, los pensamientos, las ideas, nuestro espíritu o alma, como quieras llamarlo, aquello que es en esencia quién soy en verdad, no está anidado dentro de mi cuerpo. Es completamente al revés, todo ello sostiene la parte más densa que es mi organismo; son como campos amplios que a medida que se hacen más espesos y consistentes forman mi células, órganos y sentidos. Por ello es que los mejores cirujanos de corazón no operan a personas que no quieren vivir o están deprimidos; o que las remisiones espontáneas de enfermedades terminales como el cáncer tienen como común denominador, cambios de actitud y transformaciones emocionales positivas en el individuo.
Más aún, esas amplias ondas o campo que me constituyen se entrelazan con las de otras personas… estamos todos íntimamente entrelazados en ellas y compartimos más de lo que creemos con los que me afectan negativamente.
Algo curioso, las transformaciones más increíbles en un individuo suceden cuando el individuo puede asumir plenamente la realidad de algo que le adversa y lo integra en forma de perdón o asumir responsabilidad por aquello que lo causó.
Lynne McTaggart una periodista incrédula
En 2008 tuve la fortuna de liderar la producción audiovisual del 1er congreso de la Alianza para una Nueva Humanidad (ANH) que se celebró en Barcelona. Recuerdo vívidamente la conferencia de Lynne McTaggart, ella dio su testimonio de cómo cuando era una periodista atea y escéptica le encomendaron cubrir unos experimentos científicos. Uno en particular me llamó mucho la atención. Ella comentó que a un paciente le cortaron una porción de la piel de su mano y la colocaron a unos 100 metros de distancia en otro edificio. Al trozo de piel le colocaron unos sensores y al paciente le aplicaron pequeñas cargas eléctricas que le causaban reacciones espontáneas; resulta que a la piel que estaba a 100m de distancia, los sensores detectaban al mismo instante una alteración energética que el individuo recibía. Lynne comentó “como si no hubiese separación entre la piel y el paciente.”
Entendemos mucho menos de lo que creemos que somos.
Si te interesa más sobre estos experimentos, puedes leer su libro “El campo: En búsqueda de la fuerza secreta que mueve el universo.”
El teatro de nuestro Corazón
La realidad es que aquello que percibimos está condicionado por lo que ponemos en lo más alto de nuestra ‘diana existencial’. Aquello a lo que apunto, como principal objetivo, es lo que condiciona qué se presenta en el teatro de mi corazón… y a lo que aplaudo, es la obra que se repite una y otra vez. Si, aquello a lo que apunto no es algo alto y capaz de sostener valor y significado, me puede llamar la atención, dar placer, inclusive darme una “felicidad” temporal… pero no se sostendrá en el tiempo y lo más seguro creará un vacío, un agujero que necesitaré volver a llenar… y al final, genera en mi ansiedad y desasosiego.
La realidad es que cuando apunto alto, cuando enfilo mi diana más allá de la gratificación inmediata, exige en mi generar habilidades que me sostienen cuando las cosas no van como “yo quisiera” y comienzo a atraer otras escenas a mi teatro. Nuestra mente es una suerte de embudo, que cuela seleccionando… de todo el potencial que existe escoge y lo presenta en el teatro de mi corazón… apuntar más alto, abre el ancho del embudo a recibir otras ideas, emociones y pensamientos. Recuerda, “las personas no tienen ideas, las ideas tienen personas” (C.G. Jung), entonces amplía tu capacidad de ser “poseído” por mejores ideas. No es la felicidad que nutre el alma, es el goce de saber que vas en una buena dirección… y ese Gozo es inmune a las adversidades.
La fortaleza yace en centrarte en la Verdad
“En realidad no sabemos qué es la Verdad, así que lo que podemos hacer es al menos no decir lo que sabemos que es falso” (Jordan Peterson); sin embargo, si no tomas la firme determinación de no decir lo que sabes no es verdad en tu vida, lo que atraerás a tu “teatro” no te ayudará a discernir tu camino. Mi experiencia es que a medida que dejas de decir mentiras, comienzas a ser más sensible a las mentiras que tú vives, las creencias y valores que tus actos y decisiones dibujan y muestran. Poco a poco, se abre una grieta y Verdades comienzan a fluir a través de las mentiras que vivías… es como asomarte tras el bastidor del fondo del teatro, y ver qué sostiene todo el performance de tu vida.
Cuando almacenas en tu corazón rencor, envidia, deseo de lo que no es oportuno o correcto – y tú bien sabes qué es – aquello que atraes no puede sino traerte miseria. Las prácticas religiosas desde hace miles años, nos apuntaban a erradicar esos malos hábitos; y eran buenas prácticas. Una casa dividida es débil; una casa unida es invencible. No hay secreto o pensamiento que no llegue a saberse, todos están allá afuera… las proclamas gritando desde los techos y las plazas de tus acciones y tu comportamiento. ¡Tú decides!
El próximo martes…
La batalla por la libertad interior
No hay manera de evitarlo, cada ser humano enfrenta en su corazón la más vil batalla entre la tiranía de los apetitos, deseos superficiales y el riesgo de enfrentar a los poderes más temibles, si osas enfrentar la vida fácil. Las historias de caballeros enfrentándose a temibles dragones es una representación vital de esa batalla existencial que cada persona tiene que enfrentar, eran prototipos de una batalla perennal – tarde o temprano – la conclusión del Ciclo Cirugía de Corazón Abierto enfoca el terreno donde esa batalla se librará sí o sí… no tienes escapatoria.
EL PUNTO a la i
El historial de la columna está en cdots.substack por si quieres revisar artículos anteriores.