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The Ugly Venezuelan
“The Ugly American” escrito por Burdrick y Lederer fue uno de los libros más vendidos en 1958 al narrar el fracaso de los responsables de la Diplomacia Americana en Asia por estar totalmente desvinculados de la realidad; por la insensibilidad de entender el drama de las poblaciones locales y por la opulencia en la que vivían los diplomáticos, lo que hacía que al no entender lo que estaba sucediendo, fueron una de las causas del desastroso fin en Viet Nam . El impacto del libro fue tan grande, que hizo transformar la selección de futuros diplomáticos por parte del Estado.
En el caso del Socialismo del Siglo XXI, la desconexión con la realidad es mucho mayor y mucho más grave. Los dirigentes de la nomenclatura gobernante y en especial el vocero principal en sus interminables cadenas, demuestran que se han convertido en el “Venezolano Feo” al negarse a entender la verdadera dimensión del colapso y destrucción a la que han llevado al país en casi dos décadas de propuestas improvisadas que más bien agravan los problemas de una población empobrecida: sin alimentos, ni medicina, ni sueldos que le permita a los ciudadanos sobrevivir con la mínima dignidad, mientras que los enchufados viven en una burbuja de opulencia. Lo más grave del “Venezolano Feo” es que al ser incapaz de hacer un diagnostico serio del fracasado modelo destructivo, corrupto e ineficaz; las consecuencias son nefastas ya que la crisis aumenta escandalosamente cada día. Pero como hay que justificar en alguna forma ese desastre, siempre es más fácil achacarle la culpa a un tercero, aunque no sea la verdad.
Esa “política ficción” que presentan como “diagnósticos” de la realidad y “Planes de la Patria” demuestran que el equipo gobernante no tiene consciencia de la gravedad existente, y el resultado no puede ser otro que el de de haber convertido al país más rico de América Latina, en el más pobre. Por ejemplo, esta semana Maduro afirmó que la situación de salud es tan buena en Venezuela que miles de Colombianos viajan diariamente al Táchira, Zulia y Apure para atenderse, operarse y buscar medicinas, a lo que el Presidente Santos respondió que el drama es al revés. Es cierto ya que después de las primeras dos olas de emigración: primero de inversionistas y luego de profesionales destacados, hoy se evidencia una tercera ola de emigración con venezolanos pobres que inundan las calles de Cúcuta y sus alrededores, lo que ha obligado a las autoridades de inmigración Colombiana a solicitar la ayuda de la ONU para ayudarlos a solucionar el problema de una creciente población de indigentes. En la frontera con Brasil sucede algo similar ya que existen 33.865 solicitudes de refugio. Panamá impone trabas, hasta el punto de deportar a miles de venezolanos. En el caso del cierre de fronteras con Curazao, Aruba y Bonaire, decretado de manera unilateral y caprichosa, ha producido efectos dramáticos: la fuga desesperada ha ocasionando la muerte de venezolanos balseros tratando de escapar de las condiciones de miseria. Por otra parte, las denuncias contra los vecinos antillanos para justificar el cierre, es al revés, porque quien incumple con los compromisos es Venezuela al no responder con sus obligaciones como las contraídas con la Refinería Isla en Curazao, o con la antigua Planta de Valero en Aruba o con el pago debido a las refinerías de Bonaire. Podríamos continuar enumerando los daños ocasionados en otros países como los del Grupo de Lima; o Estados Unidos, Canadá o UE, pero sería interminable y da pena ajena retratar la política de Avestruz del “Venezolano Feo”.