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Supervivencia en la selva

Charles Brewer-Carías (1938) es el autor del más importante inventario de etnobotánica del Amazonas que se haya publicado hasta la fecha. Se trata del libro “Desnudo en la selva”, estudio pormenorizado de los métodos de subsistencia de los indígenas de las etnias Ye’kuana y Yanomamö, combinando su propia investigación y experimentación de los rigores que implica la supervivencia en ese entorno durante mas de 55 años de exploraciones.

Es un libro indispensable para pilotos y expedicionarios o para el que se vea obligado a subsistir en medio de la Amazonía durante días, meses o años. Pero lo más importante es que dicho libro hace comprensible, al catalogarlo y describirlo al detalle, algunos aspectos fundamentales del conocimiento ancestral de las etnias Ye’kuana y Yanomamö sobre un universo vegetal de más de 250.000 Km2 de las selvas que comprenden el estado Amazonas y el macizo Guayanés.

El lector encontrará una información pormenorizada de cada una de las especies vegetales y sus frutos que proporcionan alimento y sustento, en especial toda la familia de palmas, ya que éstas brindan diversos recursos alimenticios y otros usos prácticos.  Las plantas textiles constituyen un recurso indispensable en la selva, pues sus cortezas, fibras y lianas se emplean desde hace miles de años para fabricar cestas, hamacas y cordelería de diferentes calibres.

Cada una de las especies capaces de alimentar y proporcionar útiles para la supervivencia, son presentadas debidamente ilustradas con fotografías de la planta, las semillas y los frutos, así como en siluetas que contemplan la escala humana en relación a la especie vegetal, de manera de poder identificarlas en la manigua. La didáctica del impecable apoyo gráfico, va acompañada de una explicación detallada de las técnicas para aprovechar el alimento de la planta, o el agua de los bejucos, necesarios para sobrevivir.  El manual especifica los insectos, reptiles, mamíferos y en general todos los animales aprovechables mediante la caza, la pesca, la colecta o la utilización de trampas. Otro recurso indispensable es el cómo hacer fuego a la usanza de los Ye’kuana y Yanomamö, para cocinar lo recolectado, aún cuando larvas, gusanos y lombrices pueden ingerirse crudos y son una excelente fuente de proteínas.  En suma, el libro contiene una detallada información vital para el que se encuentra en medio de ese universo vegetal, denominado por el autor “la bodega de la selva”.

Un aspecto interesante del libro se refiere al primer encuentro de Brewer con la cultura Ye’kuana.  En 1960, a los 22 años de edad, recién graduado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), se traslada a las cabeceras del río Erebato para realizar un estudio sobre la antropología dental de los Makiritares.  El testimonio de Ramón Tomedes, capitán de una comunidad Ye’kuana del río Caura, en Guayana, lo describe así:  “Yo era un niño en esos años cuando conocí a Charles, sin embargo recuerdo el día en que Gervasio, en ese entonces el capitán del poblado en el que se encontraba Brewer, le espetó en su cara: “tu para nosotros eres tan desvalido como un niño” (amödö sichu kua’kö), “no sabes hacer nada”.  Desde ese momento, Brewer se dedicó a preguntar y aprender cómo vivíamos, a conocer y hablar nuestra lengua y nuestra música, de cómo fabricar una curiara, a distinguir en la selva lo necesario para subsistir, hasta que se convirtió en un “sotto”, es decir, en un hombre, en el sentido de saber lo que una persona necesita para vivir en la selva”.

El significado de “Sotto”, se encuentra en el libro “Introducción a la cosmovisión de los indios Ye’kuana–Makiritare”, del antropólogo Daniel de Barandarian, estudio fundamental para entender dicha cultura.  Allí, el autor afirma: “El más importante concepto psicológico de un Ye’kuana es ver en la “persona Sotto” la energía vital humana que le permite estar en sintonía con el mundo existente y en especial con las otras personas de su grupo. Los niños aún no son “sotto” porque dependen de otros para sobrevivir. Los “nabë”, los forasteros que no viven en la selva, no son “sotto” porque para subsistir tienen que comprar lo que necesitan.  Un “sotto” se vale de sí mismo para vivir y recrearse en el mundo. El “sotto” decide por sí mismo entre el bien y el mal”. Pero lo más significativo es que un “sotto” conoce la prerrogativa fundamental del espíritu humano: la libertad o “Yaamadi”.

Ramón Tomedes, consciente de la importancia de este compendio para la subsistencia en el bosque tropical, ha pedido a Brewer que lo edite en lengua Ye’kuana, para que los jóvenes de su etnia aprendan y atesoren la riqueza botánica de la selva, vivan dignamente y no se dejen tentar por el llamado de la ciudad o sean reclutados para trabajar en las minas donde cambian su libertad por una esclavitud insalubre.

La lectura del libro ha coincidido con inquietantes noticias en relación a esos territorios, aparecidas recientemente en la prensa. Los que conocemos la región y hemos convivido con sus indígenas, no podemos dejar de reflexionar y alertar sobre los peligros que los acechan.  El Amazonas venezolano forma parte del pulmón verde del planeta y constituye una de las más prodigiosas reservas de recursos naturales del mundo.  Sus bosques pluviales tienen una antigüedad de 75 millones de años y sustentan el equilibrio climático al producir nubes, lluvias, agua y oxígeno para todo el planeta.  Sin embargo, es lamentable el estado de ingobernabilidad de esos territorios, donde la guerrilla colombiana ha establecido campamentos y los garimpeiros o mineros ilegales arrasan indiscriminadamente la selva utilizando mercurio en el proceso de extracción del oro, perjudicando los suelos y envenenando los ríos, utilizan a los indígenas como guías, los esclavizan en las minas o los hostigan y asesinan.

El hombre blanco modifica la estructura mental y social del indígena, igualmente los aleja de su sistema natural de supervivencia. Pienso que la ideologización también es una forma de etnocidio cultural.

Pero lo más temible es que el régimen chavista ha puesto en  marcha una rebatiña orquestada por intereses muy poderosos que buscan la progresiva ocupación de esos territorios y de sus riquezas naturales. El presidente Maduro, por la vía habilitante, aprobó la creación de las Zonas Económicas Especiales (ZEE), cuya administración soberana sobre una región otorgada en concesión, será ejercida por el inversionista extranjero, en una rebatiña donde participan diversas multinacionales. Esto está ligado a la implementación de un renglón del llamado Plan de la Patria, denominado Arco Minero del Orinoco y a una nueva Ley de Fronteras, promovida por la Asamblea Nacional, que permitirá a multinacionales extranjeras, actividades de explotación minera, petrolera, forestal y otros desarrollos en territorios indígenas, parques nacionales, reservas forestales y de biosfera extremadamente vulnerables.

¿Quiénes mueven los hilos del régimen detrás de bastidores para la promoción de los proyectos de explotación en Amazonas y Guayana? Entre otros, las corporaciones Chinas, a quienes el gobierno ha concedido la prospección minera del territorio nacional, entre otros jugosos contratos. Por otra parte están las multinacionales brasileñas, feroces depredadoras del ambiente. Basta recordar que durante el gobierno del “socialista” Lula (2003-2010), se deforestaron 110.852 Km2 de la selva amazónica, concedidas a corporaciones madereras, petroleras, agroindustriales, mineras y de biocombustibles, sin importarle la destrucción de una parte de la reserva de la biosfera, la desaparición de cientos de especies animales y de plantas, así como la amenaza de extinción de comunidades originarias. Los socialistas salvajes del siglo XXI, se encaminan ahora a ocupar nuestros territorios al sur del Orinoco y avasallar a los Ye’kuana y Yanomamö que han sobrevivido en sus selvas por miles de años y que constituyen un reservorio de la sabiduría ancestral de la humanidad.

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