¿Sorprendentes las declaraciones de Bachelet?
Muchos pensaban que la Sra Bachelet, por sus inclinaciones izquierdistas, iba a ser complaciente en su análisis sobre las circunstancias por las que actualmente atraviesa nuestro país. Lo que ignoraban era que, por encima de sus afinidades políticas, ella es fundamentalmente una demócrata que conoce en carne propia el rostro de las dictaduras.
Su extensa declaración en Ginebra ante la comisión de los Derechos Humanos que preside, fue letal para el régimen, ya que no escatimó observación sobre el deterioro del país en materia de salud, de libertad, del respeto a la institucionalidad democrática y, esencialmente, al del respeto a los Derechos Humanos.
No la convencieron los maquillajes, de última hora, con los que pretendieron mostrar un rostro “perfecto” de los hospitales. No gustó que a su equipo lo arrearan cuál ganado, para que viera sólo el lado del país que ellos querían mostrar. No pudieron silenciar las voces que le expresaban a la delegación de la ONU la trágica realidad por la que atraviesa la mayor parte de nuestra nación.
A través de Telesur el régimen solo extrae de sus declaraciones la mención que hizo al efecto de las sanciones, omitiendo lo más importante, que fue reconocer que estas no son la causa de nuestros pesares, los cuales surgieron antes y si acaso simplemente lo que podrían es agravar aún más una situación, ya de por sí desastrosa.
El impacto de este pronunciamiento fue tan deletéreo, que lo único que se le pudo ocurrir al régimen fue cometer el exabrupto de arrestar e incriminar con falsas evidencias al jefe de gabinete del presidente( e) Guaidó. Como era de suponer ese dislate generó un repudio internacional unánime y sanciones coordinadas para penalizar a los autores materiales e intelectuales del hecho.
En política, como en la vida, los errores generan consecuencias, pero cuando son reiterados y continuos son el presagio de un trágico final.
