Sigue la larga lucha
La designación de Chúo Torrealba como digno sucesor de Ramón Guillermo Aveledo y los primeros pronunciamientos del nuevo secretario ejecutivo de la MUD tienden a indicar que la oposición democrática venezolana, después de franquear una etapa de dificultades, está retomando el camino de la lucha unitaria y multiforme, a la vez electoral y de movilización popular.
Como lo señalamos en ocasiones anteriores, toda estrategia política exitosa requiere que coexistan esfuerzos tácticos diversos, que a primera vista podrían parecer contradictorios pero que se complementan en sus efectos generales. Indispensable sigue siendo, en la Venezuela actual, un comando político capaz de desarrollar planes de acción globales, preparar a la oposición para las elecciones legislativas de 2015, enmarcar al pueblo y la sociedad civil en sus luchas reivindicativas y de protesta no violenta, y explorar las posibilidades de negociación (“diálogo” en lenguaje cursi). E igualmente necesarias son las variadas luchas tácticas de estudiantes, trabajadores, capas medias y sectores excluidos, en la calle y en los lugares de trabajo y de estudio, para decir “no” a la represión política y a la violencia criminal, defender los derechos sindicales y gremiales, y exigir el retorno a un normal abastecimiento de la población en alimentos y medicinas. El más elementar realismo político nos enseña que ningún poderoso hará concesiones o dejará de aumentar su poder si no es presionado por fuerzas antagónicas vigorosas y decididas. Ningún poderoso con mentalidad dogmática irá a una mesa de negociación (“diálogo”) sin no es bajo la implacable presión de fuerzas y circunstancias que podrían causarle dolor y daño si no va. Por ello, debemos anhelar fervorosamente que la MUD, fortalecida con su nuevo secretario ejecutivo, tienda la mano a las fuerzas de la “calle” que se iban alejando de ella, y ratifique las bases de una estrategia común fundada en dos tácticas diferentes. Aunque se deba decir “no” a acciones “guarimberas” provocadoras, hay que ser enérgicos en la promoción de acciones de calle pacíficas, y sobre todo acompañar a sindicatos, gremios y barrios populares en la formulación de sus reivindicaciones concretas, siempre englobadas en la exigencia fundamental de libertad y democracia.
La convicción imperante en la MUD, de que el principal esfuerzo político debe enfocarse hacia las elecciones legislativas del año venidero, no es incompatible con los esfuerzos de quienes, paralelamente, organizan asambleas “ciudadanas” o “populares”. En cambio sí se plantea una controversia seria frente a los proponentes de una asamblea constituyente. A juicio del que escribe, el proyecto “constituyente” es incompatible con una estrategia oposicionista eficaz y tiende a crear confusión y división. Volveremos sobre este importante tema.