Siete caminos hacia un año con propósito
Hoy te invito a comenzar el año con intención, reforzando tu perseverancia, desarrollando tus talentos y caminando en armonía con tu propósito. Acompáñame a recorrer los diferentes caminos que debe recorrer nuestra alma, nuestro cuerpo y nuestro espíritu hacia un año lleno de significado, donde cada paso sea una expresión de tu determinación de vivir de la mano de Dios con excelencia.
1.- Reflexiona:
Evalúa tu aprendizaje y los logros que has alcanzado. Antes de avanzar, toma tiempo para reflexionar sobre el año que ha terminado. Haz un balance de tu recorrido a lo largo del 2024, los errores cometidos, logros consumados, los retos enfrentados y las lecciones aprendidas. En una columna enumera tanto los logros como los errores del año terminado. Y en otra enumera tus metas, y los retos que enfrentarás en el nuevo.
Al reflexionar, busca la armonía en tu vida. Como explicó el maestro del piano Daniel Barenboim, la armonía no es la ausencia de tensión, sino el equilibrio dinámico entre consonancia y disonancia. Las disonancias, que generan tensión, se resuelven en consonancias, creando armonía. De igual manera, en nuestra vida debemos reconocer los momentos de dificultad y cómo hemos trabajado para resolverlos. Este balance entre lo que nos desafía y lo que nos permite vivir en calma interior es lo que crea una vida plena y en equilibrio. Reconocer tanto las tensiones como las resoluciones nos permitirá avanzar con gratitud y propósito. Recuerda que el reto es convertir la reflexión en un hábito cotidiano. Busca tu voz interior, aliméntate de la Palabra de Dios y lee autores de quienes puedas aprender el recorrido de sus caminos.
2.- Define un propósito significativo y trascendente:
Quizá a estas alturas de tu vida ya tu propósito esté más que definido; sin embargo, siempre es necesario reevaluar y refrescar el propósito para el cual vivimos. Es de gran importancia abrir nuestra mente al cambio y definir claramente lo que pretendemos alcanzar para este nuevo año. El propósito de vida es, sin duda, más profundo que un simple objetivo. Un verdadero propósito se busca con intención, se conecta con tus valores más elevados, con los talentos que has recibido de Dios, el intelecto que has desarrollado a lo largo de tu vida, y con quién quieres llegar a ser.
Etimológicamente la palabra propósito proviene del latín “propositum” que significa poner algo hacia adelante, lo cual indica una intención o plan futuro. Es este plan a largo plazo lo que va a determinar los pasos que se dan cada día, es lo que nos hace levantarnos de la cama cada mañana y nos motiva para alcanzar las metas propuestas. El propósito está ligado indisolublemente con la voluntad, la determinación, el empeño, las aspiraciones, las metas y la perseverancia. Por esa razón, cuando una persona tiene un propósito definido su vida cobra sentido; además, se convierte en el motor que le impulsa a vivir feliz, lejos de la amargura. Como dice la psiquiatra Marian Rojas Estapé: “La felicidad está íntimamente relacionada con el sentido que le damos a nuestra vida, a nuestra existencia”.
3.- Dibuja el mapa que te guiará con flexibilidad:
Diseña un mapa, pero mantente abierto al cambio. La planificación es esencial para avanzar con propósito. Establece un plan con pasos claros y realistas, pero sé lo suficientemente flexible para adaptarte a los cambios que puedan surgir a lo largo del camino. En los tiempos actuales la incertidumbre es una constante; no obstante, persevera en hacer lo que depende de ti y confía en Dios. Los obstáculos son inevitables, pero también son oportunidades para replantear tu perspectiva y encontrar soluciones creativas.
Mantén siempre el objetivo final en mente, pero no temas ajustar tu estrategia cuando sea necesario. Recuerda que las curvas de la vida a veces son las que nos catapultan. Lo importante es proceder con integridad. No creas en un sistema de mentiras, en vidas que parecen perfectas, en gente que pretende dar cátedra sin haberse sentado nunca en un pupitre; hay muchos que se presentan como gente de éxito y quieren dar consejos que ellos mismos son incapaces de seguir. Todo lo que tiene verdadero valor en la vida se siembra, se cuida, se riega y, llegado el momento correcto, se cosecha. El libro de Proverbios (4:18) describe las sendas de aquellos que caminan en justicia e integridad con un símil hermoso; expresa que son como los primeros albores de la aurora, cuyo esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud.
4.- Fortalece tus relaciones con amor y respeto.
¡Practica la regla de oro! Jesús la describió como parte del mandamiento más grande e importante: “Ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Y ama a tu prójimo como a ti mismo”. En otras palabras, trata a los demás como quieres ser tratado. Las relaciones interpersonales son la base de nuestra vida; no podemos subsistir solos, fuimos creados para vivir en comunidad. Nacemos en un hogar con una madre y un padre, tenemos hermanos y amigos. No nacimos en una isla solitaria para vivir aislados. Tampoco fuimos creados para vivir en amargura y pelea unos con otros. Nuestras almas tienen el sello de la armonía y la paz y solo con un carácter afable y apacible somos capaces de sentir la plenitud de la vida.
Respeta la dignidad de cada persona, independientemente de sus logros o circunstancias. Recuerda que el amor verdadero se expresa en acciones que buscan el bien común. Comprométete a construir relaciones basadas en el respeto, el perdón y el servicio, porque es en el amor donde encontramos el mayor propósito de nuestra existencia. El respeto es el puente que une corazones creando lazos de empatía y comprensión.
5.- Trabaja en equipo y busca apoyo.
Rodéate de personas que compartan tus valores. Nadie logra grandes cosas en soledad. Rodéate de un equipo que te inspire, ya sea en tu hogar, tu lugar de trabajo o tu comunidad. Busca la guía de un mentor, delega tareas y comparte responsabilidades. Cuando trabajamos en equipo, no solo aligeramos la carga, sino que también creamos un entorno donde todos pueden crecer y prosperar.
Al hablar del trabajo en equipo siempre recuerdo la anatomía de la mano, en la cual cada dedo es de un tamaño diferente con una fisonomía distinta. Definida por esas características particulares de cada uno hay una función específica; pero, solo todos los dedos juntos conforman esa maravillosa estructura que nos hace aptos para escribir, tocar, palpar, agarrar, pintar y otras cientos de tareas propias de cada profesión u oficio. Además, inevitablemente me viene el recuerdo de mi padre en la sobremesa, instándonos a ver nuestras diferencias en el conjunto llamado mano, para ser unidos y trabajar al unísono, a fín de lograr las hazañas de una Mano.
6.- Domina tus emociones y desarrolla tu carácter.
La verdadera conquista comienza dentro de ti. Para conquistar metas externas son absolutamente imprescindibles las conquistas que se llevan a cabo en nuestro ser interior. Conocer nuestras debilidades tanto como nuestras fortalezas es fundamental para lograr la conquista de nosotros mismos. Las batallas internas que enfrentamos son parte esencial en el forjamiento de un carácter que nos impulse a tener la determinación necesaria para alcanzar los objetivos propuestos.
El apóstol Pablo escribió en su carta a su discípulo Timoteo (1:7) que Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino un espíritu de amor, de poder y de dominio propio. Es a través del amor a nosotros mismos que podemos lograr la conquista de nuestra alma, sabiendo que el verdadero amor nos muestra la verdad, y la verdad nos hace libres.que Es esa bondad hacia nosotros en primer lugar, la que nos da la capacidad del poder de la voluntad para hacer lo que es necesario. Y luego del amor, el poder sobre nuestro propio ser interior nos capacita para el autodominio; para no ser determinados por nuestras emociones, ni por las circunstancias, sino por el ímpetu y la inspiración que Dios da a aquellos que saben que en la arena de la vida se libran múltiples batallas; que no se trata de estar siempre de pie, que lo importante es levantarnos una y otra vez.
7.- Renueva tu fe y vive con esperanza.
Encuentra fortaleza en tu relación con Dios. La vida es frágil, y en sus momentos más oscuros solo Dios puede sostenernos. Muchos buscamos a Dios como un refugio en medio de las aflicciones de la vida. Y luego, cuando todo marcha bien nos alejamos. Ni los amores más sublimes de la Tierra tienen la capacidad de completarnos, mientras que cuando Dios es el centro de nuestra vida, todo lo que Él nos da, nos llena y nos hace felices.
Nuestras almas fueron creadas con eternidad. El sabio Salomón escribió en el libro de Eclesiastés: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”. Dedica tiempo a cultivar tu relación con Dios. Reconoce que no solo eres un cuerpo y una mente, sino también un ser espiritual que necesita comunión con su Creador. La fe en Dios te dará la fuerza para seguir adelante, te recordará que fuiste creado con un propósito, que Dios te ha capacitado para cumplirlo.
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo a dondequiera que vayas”. Josue 1:9.
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