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Si vas pa’ la playa…

… te pica la raya; si vas pa’l bajito, te pica el coquito.  Eso fue lo que me vino primero a la mente después de leer el domingo pasado “Reconducción presupuestaria” de José Guerra.  Entre muchas otras verdades, afirma que: “Si el Ejecutivo no presenta el presupuesto a la Asamblea, o si lo hace después del 15 de octubre, (…) el presupuesto queda reconducido”.  Porque eso es lo que tipifica el Art. 313 de la “mejor Constitución del mundo”, según afirmaba quien no se iba a morir nunca —y que cuando le tocó, todos los venezolanos respiramos aliviados.  De manera que, si la consulta que Nico está haciendo a la Sala Inconstitucional prospera (porque de esos “magistrados” ya nada debe sorprendernos), queda patente urbi et orbi que lo que desgobierna aquí es una dictadura.  Porque el Judicial no es quien hace las leyes.  Mucho menos, puede modificar la Constitución.  La reina del Botox que también reina en el Tribunal de la Suprema Injusticia tiene que pensárselo muy bien porque hasta los magistrados express son capaces de entender lo tipificado en el Art. 339 constitucional: “La declaración del estado de excepción no interrumpe el funcionamiento de los órganos del Poder Público”.  Aunque qué es, para ellos, “una raya más”.

En todo caso, si en el corto plazo que le queda al Ejecutivo para presentar el presupuesto no lo hace, y según dispone, al final del primer aparte, el ya mencionado 313, debe seguir “vigente el presupuesto del ejercicio fiscal en curso”.  Vale decir, que continuará algo que —a la luz de cómo va de desmachetada la inflación actual— no le va a alcanzar al régimen ni para terminar el primer trimestre del 2017.  Para poder seguir gastando deberá, velis nolis, acudir a la Asamblea a solicitar créditos adicionales.  La triquiñuela de “consultar” a la gentecita que despacha por los lados del Panteón y el cuartel San Carlos NO es legal.  Ninguna atribución tienen en ese aspecto.  No hay duda alguna: el Presupuesto Nacional es una ley; y, como tal, solo puede ser dictado por la Asamblea Nacional.  ¿Que Platanote va a apelar a las prerrogativas que él mismo se arrogó en los sucesivos e inconstitucionales “decretos de emergencia” y que los alcahuetes del TSJ le han bendecido extra legem?  Es predecible.  Pero eso solo servirá para dejarles más claro a los todavía dudosos de que estamos en dictadura.  De las de nuevo cuño, pero dictadura al fin.

¿Qué nos queda a los venezolanos al ver tales desfachateces tanto del Ejecutivo como el Judicial, con el soslayo de las demás instituciones que conforman el Poder Ciudadano?  Pues aferrarnos a la letra y el espíritu de la violada al apenas nacer: hacer uso de los derechos que esta nos concede.  Que, en este tipo de casos, hasta deber se vuelven.  ¡Todos a poner las huellas y a firmar en los tres días que deberemos ir a los centros designados por las cuatro comadres!  Sin importar lo incómodo, remoto o inhóspito de los lugares que esas tipas escogieron.  Si pudimos lograr el uno por ciento, a pesar de las aviesas intenciones de las “reptoras” al escoger lugares de difícil acceso y asignar muy pocas máquinas, esta vez también vamos a prevalecer.  A no hacerle caso a las fichas rojas, como la D’Amelio, que sacaron de la manga eso de que cada estado deberá superar el 20 por ciento.  Eso NO lo dice en parte alguna la Constitución.  Eso no es sino un invento —sobrevenido, por demás— para intentar desilusionarnos.  Cosa que no podrán.  ¿Que se están poniendo cómicas (más bien tragicómicas) con eso de emplear hasta el último día, y más, de los lapsos para tomar una decisión y así ayudar al ilegítimo a seguir desmandando?  ¡Pues calle con ellas!  Tendremos que luchar y manifestarnos con perseverancia hasta lograr nuestro deseo y nuestra voluntad de salir de este estado infernal de cosas a las que nos ha llevado la coyunda roja vasalla de los cubanos.

¡Ya basta de esas “provisionalidades” y “emergencias” que han dado al traste con las normas constitucionales!  ¡Ya basta de esa “potestad” que se ha arrogado el nortesantandereano de pasarse, de hecho, por la bragueta, todas las salvaguardas que los textos legales contienen y que fueron previstas para evitar, precisamente, que los mandatarios se sobrepasaran en sus atribuciones!  ¿A cuenta de qué, esa amenaza contra todos nosotros, no solo a la Asamblea, de que hará aprobar el presupuesto consultando con esa aberración, no electa, a la que le han dado el pomposo título de “Congreso de la Patria”?

Ya basta de ese afán insano del régimen de querer permanecer en el poder a costa de lo que sea.  ¿Hasta cuándo esta dictadura que no quiere acatar las disposiciones que ordenan procesos electorales en plazos determinados, que chantajea al adversario teniendo presos políticos y que persigue a cualquiera que se intente oponer a la vesania, el robo y la ineficiencia que parecieran una característica roja; que poco le importan el desabastecido de alimentos y medicinas, el hampa reinante, la inflación indetenible y la fuga de cerebros y de juventud?

Llegó la hora de trazar la raya en la arena…

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