¿Se trancó el juego democrático?
Lo que está ocurriendo en nuestro país, ante la desesperada fuga hacia adelante que está llevando a cabo el gobierno, es no sólo anti democrático, sino que además, nos lleva a una catástrofe humanitaria de dimensiones impredecibles.
No es sensato, ante la escasez creciente de bienes de todo tipo, impulsar decisiones que cierren las vías hacia una reconciliación nacional -como la Ley de Amnistía-, a la cual personeros del régimen intentan descalificar como ley de amnesia nacional.
En etapas de crisis nacional se requiere la unión y la solidaridad de todos los habitantes para apoyar las medidas de urgencia requeridas para solucionar los problemas generados por el estado catastrófico del país.
Pretenden responder a la crisis con más autoritarismo, con represión y cercenando las libertades públicas hasta convertir al gobierno en una dictadura de nuevo cuño, pero basada en experiencias similares de regímenes totalitarios es inviable en el siglo XXI, sobre todo cuando ya la inmensa mayoría de la comunidad internacional constata que Venezuela ha dejado de ser un régimen democrático.
Aquí no hay otra salida que la de, a través de un diálogo constructivo, realizar los cambios necesarios para recuperar las instituciones y hacer que estas laboren en pro del país y no de una parcialidad política particular.