Se les enredó la lengua
Cuando de democracia se trata, mucha gente piensa que el sistema político por excelencia se fundamenta en las elecciones. Se equivocan. Se basa en la separación de poderes, en el ejercicio de los derechos ciudadanos y, sobre todo, en el respeto de las libertades individuales que, por derechos humanos, se entienden.
En estos días hemos visto cómo a los que se esgrimen demócratas -desde las izquierdas radicalizadas- se les ha enredado la lengua y, hasta han alzado sus voces en contra de la democracia. Algunas perlas de ese collar se vieron en el Parlamento Europeo, al defender los atropellos al debido proceso judicial que hace el gobierno de Maduro a sus presos políticos. Basta con ver que el juicio a Leopoldo López se ha dilatado más de un año para entender que, de demócratas, solo la palabra que les sale por la boca. Nada más.
Otras perlas se han visto en las filas del chavismo esta misma semana. “Venezuela no acepta gendarmes extranjeros” dijo ufano el alcalde del Municipio Libertador, Jorge Rodríguez, refiriéndose a los norteamericanos y las declaraciones de Barack Obama relativas a la necesaria liberación de los presos políticos. Y cabe la pregunta, y los cubanos que pululan en las calles venezolanas haciendo labores de inteligencia, o las constantes asesorías del régimen cubano a los gobernantes chavista, ¿qué son? ¿No son gendarmes extranjeros?
Otra de las frases propias de una dictadura se le oyó decir a Maduro “el sectarismo es el peor mal que pueda tener la revolución”. ¿Cómo? ¿No se ha llamado miles de veces a acabar con la oposición? ¿No se ha buscado enemistar a las dos partes de la población venezolana? Muestra dos cosas ese discurso: falta de preparación y miedo a perder la sujeción de la sartén.
La última y más peligrosa, aunque no está aprobada pero sabemos que así será, es la ley habilitante que ha pedido Maduro a la Asamblea Nacional. Dice el proyecto que se trata de una ley para la búsqueda de la paz. Todos los demócratas saben que la paz se logra al tener independencia de poderes, contención en los argumentos, órganos policiales no corrompidos, justicia a tiempo para el debido proceso a los presos y detenidos, desarme a la población, oportunidades de empleo para que la población tenga en qué ocuparse.
Nada más, creo que no hace falta escribir nada más.