Ruido de sables
Toda la semana que pasó estuvo llena de rumores acerca del descontento entre los mandos militares venezolanos y las posibilidades de que estos condujeran a un golpe de Estado o, por lo menos, a un pronunciamiento. Los tuits y los guasaps —más la tradicional radio-bemba— abundaron. Pero para la mayoría de los periódicos, las televisoras y las emisoras de radio tales reportes y murmuraciones no existen. Y es comprensible, casi todos los medios han sido comprados por el régimen o algunos mascarones de proa que tienen mucho dinero por los contratos que les han sido asignados de forma “digitalizada” por la nomenklatura. Para nada, porque el Sebin y la Dgsim se encargaron —con sus despliegues fachendosos de siempre— de asegurarse de que todos supiésemos de las detenciones de varios comandantes de unidades tácticas y superiores. Más las de un par de generales retirados que hasta apenas ayer tuvieron mucho poder dentro del desmadre robolucionario. Y la búsqueda de un tercero, famosísimo por el abuso del mando, pero que hoy hasta una carta pública se atreve a publicar, supuestamente para defender la incolumidad de la institución armada.
Lo que más llama la atención es que los detenidos no pueden ser tildados de “militares opositores” porque todos tenían comando de unidades y solo a los más “leales con el proceso” se les concedía tales mandos. También hace levantar una ceja el hecho de que todos los hoy esperando juicio pertenecen al Ejército, el componente más determinante en eso de asonadas y cuartelazos —por ejemplo, como el del 4-F. La cosa debe ser suficientemente seria como para que los comisarios políticos cubanos insertos en las unidades militares, más los sapos militares nativos, hayan acudido ante Platanote a poner la piedra. Y este, siempre presto para oír enredos y chismes, procedió. Primero, tratando de meter en cintura a los uniformados con un decreto —a todas luces ilegal, como la mayoría de los de él— que ordena unas degradaciones. Y, luego, al ver que estas no arredraban a los supuestamente complotados, a ordenar las detenciones de oficiales en situación de actividad. Volvemos al “estado de sospecha general” del que hablaba el difunto Eliecer Otayza. ¿O es que nunca dejamos de estar en él?
Después, tratando de poner sordina a las murmuraciones, el inefable MinPoPoDef sale de boca-aguá a declarar que “aquí no puede haber golpe de Estado, estamos en pleno siglo XXI (…) eso no va a pasar. La FANB está curada, tiene suficiente madurez política, tiene suficiente entereza constitucional”. Eso mismo decíamos en 1992 cuando nos enteramos del alzamiento de los juramentados en Güere, solo que estábamos en las postrimerías del siglo anterior. Lo interesante es la frase final de la declaración del Padrino: “…tiene suficiente madurez política, tiene suficiente entereza constitucional”. A lo mejor es verdad, que los complotados (si es que lo son) llegaron a ver la luz —modernos Saulos camino de Damasco— y entendieron que desde el día uno de la Constitución, los que desmandan desde Ciliaflores lo que han hecho es ir demoliendo la democracia y las libertades a las que tenemos derecho. Que están decididos a tratar de llevar al Estado y a la nación a lo que proponen la letra y el espíritu constitucionales. No es descartable…
Sobre todo, después de que la inefable (por decir lo menos) Delcy Eloína —la hermanísima, la presidenta de la fraudulenta prostituyente— afirmó descaradamente que ellos nunca entregarán el poder. Lo adeco lo tengo lejos, y casi nunca estoy de acuerdo con Henry Ramos, pero hay que coincidir con él: ¿entonces, para qué elecciones? La afirmación de la hermanita de Jorge “Audi” Rodríguez es una desfachatada admisión de lo que todos sospechamos: esa gentecita no cree en las reglas democráticas y solo se valen de ellas para cubrir con piel de oveja a los lobos que son en realidad. Su aseveración lo que hace es reconocer que para ellos no es nada novedoso el desconocimiento de la Constitución, que les sabe a casabe la decisión del pueblo venezolano, que lo que les interesa es una manito de barniz democrático para aparentar de las fronteras hacia afuera, que harán lo de siempre para evitar que los venezolanos nos expresemos y los saquemos de la manguangua por la vía del voto.
La angustia, la ansiedad, que sufren nuestros paisanos también afecta a los familiares de los militares. Porque, para ponerlo en lenguaje muestral, la muestra es igual al universo: las fuerzas armadas (y sus dependientes) son un fiel reflejo de la población. Si en las encuestas se dice que existe un ochenta por ciento que se oponen a la continuación del nortesantandereano en el poder, dentro de los cuarteles la proporción debe ser idéntica. Lo que se piensa en los cuarteles y bases es una exacta consecuencia del sentimiento nacional. Que no lo voceen es otra cosa. Pero si a algunos les duele el irrespeto a los derechos de los militares detenidos sin pruebas, solo por sospechas, así como las notorias demostraciones de poco respeto hacia los grados militares de estos, es a los uniformados.
En fin, que coincido con Ochoa Antich: “…si la Fuerza Armada Nacional logra, a través de una presión respetuosa pero firme”, que el ilegítimo le solicite al CNE “la suspensión de las elecciones del mes de mayo, realizarlas en diciembre como corresponden, con un nuevo y equilibrado Consejo Nacional Electoral, acompañado de las necesarias condiciones de equidad y justicia”, otro gallo cantaría, “los delicados problemas (…) se superarían inmediatamente y los venezolanos quedarían inmensamente agradecidos (…) de nuestra Institución. De no ocurrir una rectificación de parte del presidente Maduro, debido a su ambición personal, la historia lo responsabilizará por comprometer gravemente la soberanía nacional y exponer a la Fuerza Armada a la vergüenza de un inmenso fracaso”…