Riesgo político, incertidumbre y guerra
El riesgo político, y lo que conlleva en la incertidumbre en la política y en la guerra, es un tema que ha interesado a los estudiosos de la ciencia política contemporánea en los últimos años, que yo recuerde fue al Dr. Ramón Escobar Salom, uno de nuestros políticos mejor preparados y formados, hombre de estado y analista formidable, al que le leí y escribir, por primera vez sobre este tema, en su columna del Diario El Nacional «La Ventana de Papel», hace unos 43 años aproximadamente y me abrió una veta de interés intelectual.
Pero qué podríamos decir inicialmente qué es el riesgo político, cuáles son sus características, es realmente útil para el análisis de los sistemas políticos, de las políticas públicas, los problemas de gobernabilidad, y entre otros issues en su estabilidad, perdurabilidad y grado de gobernabilidad. El riesgo involucra la incertidumbre e información imperfecta, muchas veces parcial e incompleta, asimétrica, ahora bien profundizando en su definición y características tiene varios componentes fundamentalmente, resulta entonces, que una gran cantidad de datos no siempre produce buena inteligencia o conocimiento de análisis de riesgo político, hay riesgo en cuanto un determinado evento no sabemos o no podemos determinar alguna, o varias, de las siguientes variables: si puede ocurrir en absoluto (incertidumbre de factibilidad), cuándo ocurrirá (incertidumbre de tiempo), dónde ocurrirá (incertidumbre de lugar), cómo ocurrirá (incertidumbre de modo), cuántas veces en una determinada unidad de tiempo ocurrirá (incertidumbre de frecuencia), cuánto daño producirá (incertidumbre de severidad). Estos factores están inmersos en el riesgo político de Venezuela, en la eventualidad de un cambio político o no, en el porvenir, hoy más vigente que nunca. Involucra entonces, expectativas y percepciones, de un país en la ruta de sus políticas públicas: que credibilidad, asertividad, sentido común y eficiencia tienen ellas y ellas juegan en el riesgo político.
Ahora bien, el riesgo es percibido como un obstáculo que se interpone entre la actividad y el objetivo perseguido por esa actividad, porque es muy difícil tener una actividad predictiva eficiente, sobre todo en la ejecución de políticas públicas, para reducir o evitar la incertidumbre sobre las decisiones que se implementan, sobre todo cuando no se tiene equipos de gobierno que generen confianza y credibilidad, en el manejo de las políticas públicas (es el caso de Venezuela del siglo XXI), por ejemplo, cómo es posible revertir una imagen de un gobierno que desde el año 2005, atacó el capital y tejido productivo, existente de 12.700 grandes empresas que había en Venezuela en 1998, hoy quedan poco más de 2.300, trabajando a un 22 % de su capacidad instalada( un alto riesgo político por decisiones tomadas en esos años).
Por otra parte, en el caso de la política, la actividad se relaciona con el poder, con el ejercicio del poder político, sus características, relaciones entre otros factores. Con la guerra actual, absurda e injustificable de Rusia, contra un país soberano como Ucrania, que ha demostrado coraje y dignidad, hay tres elementos a tomar en cuenta. La relación ofensiva y defensiva, el centro de gravedad y el punto culminante de la victoria, factores que analizaré en futuros artículos y que cobran gran actualidad a raíz de la actual y sorpresiva ofensiva ucraniana, que es imposible cómo va afectar el desarrollo de la guerra. La geopolítica y geoestrategia mundial están cambiando, ahora no hay orden mundial, este está siendo contestado.
Otro factor que influye, por lo tanto, desde el momento en que la actividad política se realiza siempre en el contexto de una pluralidad y diversidad de actores antagónicos que son adversarios y no enemigos a muerte, la mera existencia de esta multiplicidad ya constituye un riesgo en sí y de por sí, este es el escenario de la Venezuela, presente desde que llegó el chavismo madurismo, confrontación, falta de observar a la otra acera como adversario y no enemigo a liquidar, reprimir, socavamiento de los derechos humanos y libertades públicas. En la enorme mayoría de los casos prácticos, la decisión política puede generar toda una gama de consecuencias no predecibles; algunas de ellas inadecuadas por falta de negociación política y otras muy difíciles o hasta imposibles de prever.
Por otra parte, así como el poder es disputado en su adquisición, también lo es en su ejercicio y esto se observa claramente en el actual conflicto europeo. Eso es algo que también sabe todo político: una vez conquistado el poder, no es cuestión de sentarse sobre los laureles que otorga. Nunca hay, en realidad, verdaderos «vacíos» de poder en política. En el mismo instante en el que una posición de poder declina, sus adversarios concurrirán inmediatamente a ocuparla. Y, si no declina, estarán permanentemente en la tarea de debilitarla para que decline y pueda ser conquistada. A la etapa de la conquista del poder sigue, pues, necesariamente la etapa siguiente orientada a la defensa, conservación y consolidación de la conquista del poder político.
Asimismo, siendo toda la actividad política esencialmente dinámica, tampoco el poder consolidado carecerá de adversarios. La neutralización de los mismos será, muchas veces, la mejor garantía para su conservación y supervivencia. De este modo, la expansión del poder surge frecuentemente como una de las vías que conducen a su consolidación y/o viceversa y este es otro factor de riesgo político, dado la información imperfecta que se pueda tener y el grado de incertidumbre.
Con lo expuesto no se pretende, en absoluto, haber agotado el tema del riesgo político. El objetivo de este breve artículo ha sido doble: por un lado, señalar su contexto, los aspectos principales y, por el otro, ofrecer una perspectiva diferente a la que por lo general se utiliza cuando se habla de «riesgo político». Lo común es considerar como «riesgo político» solamente aquellos riesgos que el accionar político genera para la economía, como se puede ver actualmente con la irrupción de un neoproteccionismo y una recesión en la economía mundial, dada la crisis del COVID-19, y/o las consecuencias del agravamiento hoy en día por la crisis de la viruela del mono, la nueva dimensión de la guerra al terrorismo, la ciberseguridad, las diferentes burbujas económicas. O también, por ejemplo, es medir la diferencia entre las tasas internas de retorno al capital invertido -tomando al mercado norteamericano como «riesgo cero»- para lograr un indicador del «riesgo país» o -por extensión- del «riesgo político» por ejemplo. El procedimiento, por supuesto, es válido desde una óptica económica, como la hacen actualmente las calificadoras de riesgo.
Hoy en día, los analistas de riesgo político, observarán en sus análisis que la implementación de políticas públicas produce ganadores y perdedores, a estos últimos, los analistas de riesgo observan el grado de compensación que tendrán al seno del sistema político, y además, si se producirán perturbaciones que afecten la estabilidad y viabilidad, del sistema político, ésta es otra variable que tendrán en cuentan los analistas de riesgo. Se analizan los problemas sociales existentes y potenciales, la interacción entre actores.
El análisis de riesgo político es hoy muy pertinente, realizado por servicios de estudios, consultores que tiene personal de alto nivel profesional, en cuanto a su formación académica y trayectoria, muchas veces han pasado por experiencias gubernamentales lo que les permite tener una pericia desde adentro de los fenómenos del arte de gobernar y del ejercicio del gobierno. No son infalibles, aun utilizando los más completos instrumentos y equipamientos teóricos-conceptuales y sistemas de información, pueden tener un margen al error probabilístico, porque hay elementos como la sorpresa, el azar, la incertidumbre, que actúan, contra los eventos socio-políticos, los cuales no son lineales, son impredecibles. Hay pues, una caja de pandora en los eventos de riesgo político. Identificar riesgos y oportunidades potenciales que puedan impactar la toma de decisiones es uno de los mayores retos de analizar el riesgo político en tiempos de información imperfecta y asimétrica.
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