¿Revolutum?
Etimológicamente la palabra revolución proviene del latín “revolutum” que significa dar la vuelta. Políticamente se concibe como una transformación profunda, radical, de un momento social determinado, aunque en la praxis históricamente ello haya resultado ser demagogia que realidad. Hoy vivimos un largo proceso político (desde 1999) que se ha autodenominado “revolución”, llegó en un momento coyuntural de nuestra historia donde la inflación y la pobreza amedrentaban a los venezolanos.
Entonces, se denunciaba la “democracia de cogollos” de partidos políticos tradicionales como AD, Copei y la neonata Convergencia, prácticamente muerta al nacer, en torno a ellos se construyó una elite económica privilegiada, que gozaba de los petrodólares, que sí bien eran pocos su correcta administración hubiese deparado una Venezuela en mucho mejores condiciones, hizo falta justamente eso; transparencia y eficiencia.
Así pues, en el 98 ganó las elecciones el para entonces humilde Hugo Rafael Chávez Frías, quien aseguraba que 5 años en la presidencia eran más que suficiente. Poco a poco su discurso fue cambiando de tono, de intención, a partir de los sucesos de 2001 y 2002, asesorado según sus propias palabras por Fidel Castro, el Hugo Chávez venido a la fama fue cambiando, comenzó hablar de revolución, después de su triunfo electoral en el 2006 su vestimenta cambió radicalmente al color rojo. Desde allí la palabra “revolución” abarrotó discursos, insignias, lemas y todo cuanto hace referencia al gobierno, en la psiquis del venezolano comenzó a labrarse la esperanza de cambio, de cambio radical, aspirando esa anhelada y necesitada transparencia, esa eficiencia.
Hoy, en pleno 2015, nos preguntamos ¿Ha habido cambio, es decir, revolución? Países como Zimbabwe que sufrieron inflaciones de casi 200.000% anual en menos de dos años solucionaron el problema, a través de políticas económicas y financieras adecuadas, correctas, supieron escuchar especialistas, asesorías diversas, colocar en cargos estratégicos a personas adecuadas. 16 Años del advenimiento del denominado “Socialismo del Siglo XXI” nuestro problema de inflación se ha empeorado dramáticamente, así como la corrupción, la inseguridad y absolutamente todos los males provenientes de la llamada “Cuarta República”, sumándose otros flagelos como la indignante escasez y la perniciosa intolerancia política.
¿Por qué países como Zimbabwe y Ecuador si pudieron solucionar sus problemas en menos de dos años y aquí en 16 no hemos podido a pesar de vociferar existe una “Revolución”, bañada en petrodólares? Porque esos países atendieron sus principales necesidades “las reales” mientras que en Venezuela solo se habla de ideologías, hicimos de la política un entretenimiento y los gobernantes pasaron a ser los protagonistas de la sociedad.
Para que en Venezuela podamos “dar la vuelta” necesitamos prestar atención a los resultados de las gestiones públicas, a su “transparencia y eficiencia”, a nuestras verdaderas necesidades (educación y trabajo)… no a los discursos.
@leandrotango
Excelente artículo MUY BUENO!
Ojala sirva de reflexiión