Reencontrarnos: el gran reto del 2017
Son muchos los desafíos que se presentan en este año que comienza.
Sobreponernos a la enorme crisis nacional y a las emergencias de alimentación, salud e inseguridad que de ella se derivan. Enfrentar el avasallamiento del régimen madurista, en su imposición de un modelo malandro de poder: violento, excluyente, parasitario y empobrecedor. Rescatar las coordenadas democráticas del país para plantear verdaderos escenarios de trasformación y la implementación de soluciones reales.
Son desafíos que requieren la participación activa de todos los sectores de la nación. Los esfuerzos deben generarse desde los espacios inmediatos y propios, articularse con otras iniciativas, producir redes de apoyo e implementar acciones con estrategias continuas y sostenibles.
Es un año de reformulación de la política. La conciencia objetiva y desprejuiciada de la realidad que vivimos debe generar nuevos enfoques, plantear. objetivos acordes con la situación, compleja y en muchos aspectos inédita, de la actual vida nacional.
El desarrollo de una nueva política que ponga en primer lugar lo social, que entienda los requerimientos de lo inmediato sin dejar de proyectarse hacia el futuro, es una exigencia inaplazable y una necesidad primordial. Los liderazgos demostrarán su valía en la medida que entiendan este nuevo paradigma, no solo en los discursos sino sobre todo en los hechos.
Todos estos retos confluyen en lo que representa el trabajo más profundo y vital que, de una forma u otra, debemos asumir si en verdad aspiramos a encontrar la salida a la devastadora crisis que desintegra al país.
Nos referimos al reencuentro de todos los venezolanos.
En los últimos tiempos la necesidad de encontrarnos, de dejar al lado polarizaciones y enfrentamientos, ha sido una constante en las aspiraciones de la gran mayoría de los venezolanos. Existe ya un gran agotamiento en el estado de desconfianza y resentimiento que, durante muchos años en nuestro pasado reciente, ha alimentado el acontecer político y la cotidianidad del país. Es una exigencia colectiva el mantenimiento de la unidad por encima de aspiraciones o necesidades particulares para enfrentar al régimen madurista.
Los venezolanos queremos confiar en el otro sin ser defraudados, compartir sin recelo y sin envidias, resolver nuestras diferencias sin hacernos daño y herirnos, sentirnos parte de un gran todo y no los integrantes de una facción condenada a enfrentarse a las demás en una guerra interminable.
Debemos reestablecer lazos convivenciales que estén fundamentados en el reconocimiento de nuestra diversidad (social, política, económica, religiosa), en el respeto y reconocimiento del otro, en la priorización de valores esenciales como la solidaridad. El trabajo para lograr esto debe ser continuo y manifestarse en nuestras interacciones en lo privado y lo público. En la casa y en la calle, con nuestra familia, nuestros vecinos, la gente con la que trabajamos todos los días o la que nos cruzamos en un abasto, en una parada de autobús.
El trabajo del reencuentro debe expresarse en acciones concretas. Los lazos deben generar verdaderas relaciones que no sean oportunistas y predatorias. Es un trabajo que jamás debe ser abandonado o dado por hecho, que debe renovarse constantemente, ser alimentado y repotenciado a diario.
Lo contrario a esto que hablamos lo vemos en la entrega discrecional de unas bolsas CLAPS, en los altercados en la fila para comprar comida, en la represión policial y militar. Lo vemos en los saqueos de Ciudad Bolívar, consecuencia de un retiro de billetes tan irracional como malicioso, impuesto por el régimen madurista, con conciencia de las terribles consecuencias para los venezolanos. Estas son expresiones de la desintegración, el deterioro y la anomia que solo pueden ser enfrentadas y contenidas por marcos reales de convivencia y solidaridad.
La reconstrucción de una convivencia real y el establecimiento de una unión auténtica es sin duda el mayor desafío al que nos enfrentamos como país. Es difícil y necesario. Representa nuestra oportunidad de salir de la crisis fortalecidos y lograr avanzar, juntos, hacia el futuro.