Ramos Allup ¡miente!
No pretendo polemizar con quien ni está a la altura intelectual ni tiene la autoridad político moral para entrar en polémica con las armas de la verdad y la razón. La inescrupulosidad, la prepotencia y la ambición no son los mejores atributos de un polemista. Son inocultables y deprecian cualquier palabra que salga de su boca. Sí lo son la mentira, la compra de conciencias, el arrebato. Y sabe el país que ni miento, ni compro conciencias ni arrebato.
Pero lo que me parece intolerable es que quien se atribuye la herencia del más grande de los políticos de la historia republicana, Rómulo Betancourt, lo desfigure hasta el absurdo para encontrar legitimación a su desaforado entreguismo a la dictadura. Falseando de manera canallesca el comportamiento y las ideas de Rómulo Betancourt frente a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
En un despliegue de descaro del que suele hace acopio quien afirma que es dueño de AD «porque es el que la tiene más larga y nadie puede oponérsele porque todos los dirigentes de AD viven de lo que les da», el mismo que afirma que «el principal enemigo de AD es Henrique Capriles», que «la única persona peor que Antonio Ledezma que ha conocido es Mitzi» y que Pablo Pérez «es un imbécil», lo que no impidió que terminara dándole su respaldo en las primarias presidenciales, pasa hoy a Rómulo por su boca sucia atribuyéndole ordenar en 1957 «aguantar lo inaguantable, participar en elecciones que perderíamos aunque ganáramos, preservar los cuadros de sacrificios inútiles, evitar la cárcel, no confrontar donde teníamos todas las de perder y ninguna para ganar, no provocar golpes militares (visto que habían fracasado varios), ni nada que agravara la represión ya descomunal.» (El golpe es el voto, El Nuevo País, domingo 8 de marzo de 2015).
Cinismo, desvergüenza, inescrupulosidad, aviesa falsificación. Creyéndonos tan imbéciles, como sus sigüises y lame rabos «que viven de lo que les tira por una secretaría». Y lo reto a que demuestre sus afirmaciones con documentos en la mano. Le exijo, en nombre de mi respeto por Rómulo, que desmienta estas sus palabras escritas en carta a Carlos Andrés Pérez y Luis Augusto Dubuc en 21 de mayo de 1957: «He tenido algún trabajo en estos años y rumiado mucho desagrado; sobre todo, ando con el reconcomio de haber sido víctima, o cómplice, de una serie de presiones, desde el interior del país, y desde el exterior, para haber dejado de cumplir con el deber de hacerle la revolución a esa gente. Lo que está haciendo Fidel Castro, y con mucho más éxito, debí hacerlo yo en 1950; y deberemos hacerlo en 1957, si no hay elecciones libres. La opción es entre eso – tirar la parada – o dedicarnos, como los dominicanos, a «piquetear» los consulados de Trujillo. Es más: si en el 57 o comienzos del 58 no hay solución al problema venezolano – evolutivo o a la brava – no nos quedaría otro camino sino el de ponernos un bozal, y no hablar más en el exilio de los atropellos, etc., de esa gente. Por propio respeto, tendríamos que callarnos definitivamente.» Rómulo Betancourt, Antología Política, volumen sexto, 1953-1958, pág. 619.
Cuando a horas del 23 de enero, Simón Sáez Mérida recibe la carta escrita en Nueva York el 14 de enero del 58 recomendándole prudencia y no violencia, dice negro sobre blanco: «Desde aquí veo el panorama nacional definitivamente favorable. El despotismo caerá en el curso de días – acaso haya caído cuando esta carta llega a manos de ustedes – o de semanas, o de meses. Pero caerá. La sentencia está escrita en el muro. Pero hay que darle, ahora sí, el empujón definitivo.»
Las mentiras tienen las patas cortas. Por eso hieden. La verdad las tiene largas. Por eso resplandecen. Pobre partido del pueblo, en manos de un tartufo.
Valiosa denuncia. Acaba Ramos Allup de añadir otra desvergüenza a su Prontuario, en la entrevista que le hiciera Vladimir Villegas (otro Tartufo) en Globovisión hace pocos días, al justificar con el mayor de los cinismos que la MUD y el PSUV irrespeten lo que la Ley establece como requisito esencial para ser candidato por una determinada circunscripción, alegando que «un Parlamentario no es un líder local», por lo que tanto el OFICIALISMO como la MUD no respetan ni acatan esa disposición, y justifica a los paracaidistas que desde los respectivos COGOLLOS colocan en puestos salidores en Estados donde nadie los conoce, nadie VOTÓ por ellos, y donde JAMÁS han residido, como lo exige la Ley (4 años).
Tengo interés personal en comunicarme con Alfredo Coronil Hartman, (para asuntos que NOS conciernen).- mi e-mail: [email protected]