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¿Quién es el culpable?
En las novelas policíacas un detective poco acucioso generalmente identifica como supuesto criminal a alguien que finalmente resulta inocente. Aunque la justicia termina por imponerse, la torpeza inicial no solo demora el castigo al culpable, sino que enloda la reputación de quien fue erróneamente señalado. Algo similar ocurre en nuestra política.
Sin pensarlo dos veces, frecuentemente se señalan nombres de los culpables de que los rojigarcas sigan usufructuando el poder. A veces es por animadversión hacia determinados personajes o bien para facilitar el camino a otros de nuestra preferencia. Sin embargo, tenemos la impresión de que la mayoría de las veces las acusaciones injustas no tienen mala intención, sino que obedecen a la angustia por la demora en salir del régimen y al hecho de que quienes imputan creen tener la solución.
Como en los casos de los primeros sospechosos de las novelas, algunos se dejan impresionar por errores estratégicos y tácticos, contradicciones e incluso por algún twitter desafortunado disparado desde la cintura por líderes de la oposición. Sin embargo, ello no necesariamente los hace cómplices de que los rojos sigan en Miraflores. Cierto que estos tomaron vuelo por la política de apaciguamiento y demora de muchos actores en caracterizar al régimen como una dictadura. Quizá ello se debió a cierto complejo de culpa por errores cometidos durante los últimos lustros del período democrático y también por percibir debilidad propia y fortaleza de los rojos. Una notable excepción fue Antonio Ledezma, quien desde un principio declaró que era necesario crear un comando de la resistencia, así como Oswaldo Álvarez Paz, entre otros.
A pesar de ese letargo inicial de algunos políticos como Teodoro Petkof y muchos otros, es injusto tildarlos de colaboracionistas o de culparlos por la permanencia del régimen. El periódico Tal Cual ha sido un bastión de la lucha por la democracia. Julio Borges ha sido consistente con sus denuncias de los errores del régimen y por ello ha sido agredido físicamente en varias oportunidades. Capriles logró despertar a muchos y aglutinó millones de votos. Leopoldo ha demostrado madera de gran luchador, lo cual le costó la cárcel. Henry Ramos es el político mejor formado y sin duda sus ataques a los rojos son demoledores. Los Salas mantuvieron muchos años a Carabobo como zona libre. María Corina, con quien más me identifico, no solo ha hecho gala de una gran valentía y soportado agresión física por parte de una gorila roja, sino que tiene ideas claras sobre la necesidad de desmontar el estatismo.
Rosales realizó una buena campaña electoral en el 2006 y durante varios años mantuvo al Zulia como territorio democrático. En los últimos tiempos ha dado declaraciones que muchos consideramos poco afortunadas, por decir lo menos. Henry Falcón despierta cierta piquiña en algunos por sus antecedentes ¨revolucionarios¨ y además por algunas de sus exposiciones. Sin embargo, es un político que atrae a sectores que difícilmente se identificarían con los otros partidos. No hay pruebas para tildarlos de colaboracionistas, pero ambos deben entender que a veces desorientan y no contribuyen a la unidad. El juicio final lo tendrán los electores.
Si bien actores políticos no han estado a la altura de las circunstancias y han sido incapaces de definir y mantener una estrategia común y contundente, es inmerecido achacarles la mayor parte de la culpa por la situación que padecemos. El régimen no ha sido desalojado del poder porque no tiene escrúpulos y controla el Alto Mando Militar, el TSJ, el CNE, la Fiscalía y Defensoría del Pueblo. Se logró el 12 de abril del 2002 gracias a que los mandos de la Fuerza Armada no aceptaron la masacre propiciada por el difunto, pero la incomprensión de muchos y algunos errores promovieron el regreso del dictador.
Somos optimistas. Dieciocho países de la OEA están conscientes de que en Venezuela no hay democracia. No parece viable que la OEA aplique de inmediato la cláusula 21 que establece la suspensión de Venezuela. Sin embargo, la número 20 que contempla la realización de las gestiones diplomáticas para promover la normalización de la institucionalidad democrática, podría ser la que apruebe.
Entendamos que difícilmente los países consideran agotadas las gestiones con la sola realización de la Mesa de Diálogo anterior, la cual si bien permitió al régimen ganar tiempo, también lo dejó con un tiro en el ala. Una nueva negociación, ahora con mayor presión internacional gracias a la labor de Almagro, podría conseguir elecciones regionales a mitad de año y ojalá también presidenciales, libertad de los presos políticos y reconocimiento de las atribuciones de la Asamblea. No será fácil que los rojos cedan, pero pareciera lo más viable.
Como (había) en botica: La caída de producción petrolera y escasez de gasolina se deben al despido en el 2002 de miles de trabajadores calificados, la designación de gerentes rojos ineptos y la falta de inversión. Nuestra solidaridad con la luchadora Helen Fernández, Alcaldesa Mayor encargada, por la agresión de que fue objeto por paramilitares rojos¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!