¡Qué vergüenza, ministro!
Las más recientes apariciones del MinPoPo Defensa causan pena ajena. Que quien tiene las más alta gradación en el escalafón militar y la representación de las Fuerzas Armadas en el gabinete ejecutivo salga, con un chorro de babas, pero primero que todo, aclarar que no fueron cuatro los militares asesinados sino tres, como para disminuir el efecto de la acción de unos irregulares extranjeros dentro del suelo patrio, ya deja mucho que desear. Pero que, de segundo, les haya pedido “por favor” que abandonen el territorio nacional lo que hace es amplificar la falta de bizarría y de resolución que lo marcan (y lo descalifican). Lo sensato hubiera sido, que con la gravedad del caso, hubiese informado a la ciudadanía que se había emitido las órdenes para la neutralización de la amenaza y la evitación de su repetición. Pero, no; prefirió adoptar un estilo casi plañidero. Por poquito no les dijo a los invasores armados: “se los ruego, tengan la bondad de no volverlo a hacer”. Tan valiente de que se las echa cuando de atacar estudiantes que protestan pero tan falto de espíritu guerrero cuando unos extranjeros armados hollan el territorio nacional y causan muertes y heridas a miembros de nuestro estamento militar.
Se cuidó mucho de mencionar el nombre de la organización a la cual pertenecen los atacantes. Y, más bien, trató de desdibujar la realidad achacando a los “paramilitares” la acción. Quizá tenga razón, desde el punto de vista del diccionario, en el empleo del término; pero las palabras no solo denotan, también connotan. Y en el lenguaje regional “paramilitar” identifica a los grupos irregulares colombianos que se oponen a las guerrillas. Lo que buscaba es lavarle la cara a los del ELN, intentando sacarlos de la discusión, cuando todo el mundo sabe, porque los mismos elenos se han dedicado a informarlo, que están asentados en diferentes estados de nuestro país. Y ejercen todo tipo de violencia para lograr sus cometidos. ¿Por qué lo hace Padrino? ¿Será verdad que el régimen considera aliados suyos a estos engendros y por eso el ilegítimo le dio específicas instrucciones a su ministro? Todo apunta en esa dirección. En todo caso, si no se dan por enterados no es por falta de información: por un lado, ya el gobierno colombiano informó que el detenido en Venezuela, y por el cual se originó la agresión a nuestra tropa, es uno de los cabecillas del ELN y que está siendo solicitado por las autoridades neogranadinas; y por el otro, ya los mismos actuantes dejaron claro en un audio que si no se suelta a su líder, el fulano “Garganta», «les seguimos matando sus guardias nacionales». Y para añadir gravedad a la amenaza, le reclaman al régimen que “…además tenemos un acuerdo». Ahora uno entiende las amenazas de Platanote a Andrés Velásquez y Américo De Grazia, quienes solo cumplían con su obligación como ciudadanos al denunciar lo que sucede en Guayana con el silencio y hasta la aceptación cómplice de los uniformados…
La verdad verdadera es que el Héroe de La Planicie les dio luz verde tanto a las FARC como al ELN para que se aposentaran en las regiones limítrofes a fin de que sus miembros las usaran como lugar de descanso, como santuario para evadir los cercos que les hacían las fuerzas militares colombianas, curar sus heridos y reaprovisionarse de amas, municiones, bagajes y vituallas. Fue tan descarado el apoyo que, en un claro acto inamistoso contra el Estado colombiano, el mismo Boves II, adornado con la banda presidencial, dijo en el Hemiciclo que a esa gente debía reconocérseles como beligerantes a la luz del derecho internacional. Pero es que el en mala hora heredero les ha ampliado el área: ¡Ya están en el sector oriental del estado Bolívar, a más de quinientos kilómetros del límite fronterizo más cercano! Y mandan y desmandan en el arco minero con la vista gorda de las autoridades civiles y militares. Aunque puede ser peor: puede que estén de acuerdo para “repartirse la cochina” en la apropiación del oro y los diamantes de la zona. De ser así (cosa que tiene todos los visos de ser cierta), esas autoridades son cómplices necesarios en el cometimiento de delitos que van contra la incolumidad nacional.
El tal Padrino no es capaz siquiera de coordinar las mentiras mal metidas en este affaire: por ahí salió un subalterno suyo declarando que el ataque con muertos ocurrido en Amazonas había sido hecho por unos “muchachos traviesos disfrazados de soldados”. ¡Imbécil, te acaban de causar una veintena de bajas, algunas de ellas mortales, y sales con esa pazguatada! ¡Mente de pollo, cuelga el uniforme, que te chilla en tu ineptitud y falta de sensatez!
Cómo duele ver que los principales responsables por la indemnidad nacional, dejan que sucedan esas cosas. Unos piensan que estos actúan así en razón de conveniencias mezquinas y quieren, sienten que necesitan, terminar de ordeñar la res pública hasta dejarla exangüe y antes de que sean arrojados del poder. Otros, que se debe a instrucciones claras del régimen cubano y el Foro de Sao Paulo en sus afanes de extender el comunismo por toda la América Latina. Y otros, en fin, que se debe a raquitismo testicular. Por aquello de “piensa mal y acertarás”, yo tiendo a creer que es una mezcla de las tres posibilidades. Sea lo que fuese, ¡qué vergüenza, ministro! Nos mataron a los guardias en Amazonas, nos masacraron a connacionales nuestros en Tumeremo, y usted, displicente (pensé escribir “impertérrito”, pero el término le queda inmenso), sigue como si nada hubiese sucedido…