¿Qué ha pasado?
El primer caso de infección por el virus del ébola en Madrid plantea la absoluta necesidad de combatir la alarma causada por esta emergencia sanitaria con una información precisa y completa por parte del Gobierno. No es eso lo que hicieron ayer la ministra de Sanidad, Ana Mato, y sus acompañantes, que se limitaron a decir que ignoran lo que ha pasado. Es preciso conocer detalladamente si han fallado los protocolos sanitarios. De la afectada solo se sabe que se trata de una auxiliar de enfermería y que accedió dos veces a la habitación donde estaba el misionero y médico Manuel García Viejo, fallecido de ébola el pasado 26 de septiembre en el hospital Carlos III de Madrid (actualmente adscrito a La Paz).
Lo primero es atender a la mujer infectada. Pero hay que saber por qué fue enviada a casa cuando refirió los primeros síntomas y qué hizo durante los días que transcurrieron hasta que fue admitida en el hospital. Se ignora también con cuantas personas ha estado en contacto, un dato clave teniendo en cuenta que permaneció de vacaciones desde el día siguiente a la muerte de García Viejo. El Gobierno solo asegura que se han tomado todas las medidas necesarias para evitar la extensión del mal a partir del caso de Madrid, el primero que se conoce en Europa por contagio del ébola.
Hasta ahora, diez ciudadanos de cinco países han salido de África para ser curados. Solo han fallecido los dos españoles, que eran los de mayor edad. Las autoridades sanitarias no solo deben dar un mensaje de tranquilidad y confianza respecto al control de la enfermedad, sino hacerlo de manera creíble. Ya existe experiencia sobre otro caso detectado en Dallas (Estados Unidos): en un principio se estimó que el afectado había estado en contacto con entre 12 y 18 personas, pero la cifra de pacientes en riesgo fue elevada a los pocos días hasta un centenar. La ministra Ana Mato dijo ayer que hay “absoluta coordinación” con las autoridades sanitarias internacionales, una afirmación demasiado genérica, cuando lo que debe hacer es conectar de inmediato con las de Estados Unidos, entre otras cosas.
Mientras el virus del ébola parecía circunscrito a una zona de África Occidental, el Primer Mundo no había asumido lo suficiente la alarma dada recientemente por la Organización Mundial de la Salud: nunca antes un virus como el ébola “había infectado a tanta gente tan rápido en un área geográfica tan amplia y durante tanto tiempo”. Ya hay más de 7.000 afectados en Guinea Conakry, Liberia, Nigeria, Senegal y Sierra Leona, de los cuales han muerto más de 3.300.
No hay que ceder al pánico por el descubrimiento de un caso en España, pero tampoco minimizarlo. La alarma solo puede combatirse con información abundante, precisa y creíble. Evitar que pueda surgir un posible foco de contagio y gestionar la crisis con transparencia deben ser las prioridades del Gobierno en estos momentos.
(Editorial)