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¿Puede Obama rescatar su fallida política exterior en Latinoamérica?

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha notado claramente que muchos en América Latina y el Caribe tienen una afinidad extraordinaria con el mito de la revolución cubana. Lo que aún no tiene claro es que la gran mayoría de los ciudadanos de la región preferiría vivir en el Chile de Augusto Pinochet que en la Cuba destruida por Fidel Castro.
Durante la Cumbre de las Américas en Panamá Obama se encontrará con una región que ha perdido la estabilidad y la prosperidad desde que asistió a su primera cumbre en 2009. A pesar de que esperaba cosechar elogios por su acercamiento con La Habana, Obama recibirá en cambio un trato hostil por parte de varios líderes latinoamericanos, quienes encabezados por Nicolás Maduro de Venezuela y apoyados por Castro están determinados en diezmar la influencia que le queda a Washington en una región de suma importancia para la prosperidad y seguridad de los Estados Unidos.
Para ser justos, otros líderes de la OEA insistieron en que se invitara a Castro para asistir a la cumbre, a pesar de la cláusula democrática de la organización. Pero la iniciativa a la que dio más importancia Obama en las Américas fue el anuncio el pasado diciembre de normalizar las relaciones con la dictadura de Castro en Cuba. En vez de suscribirse a una política, a la que se suscribieron su antecesores, en donde la reanudación de relaciones con Cuba debería estar ligada a un cambio democrático y de derechos humanos que afecta a 11 millones de cubanos, Obama accedió a legitimar el régimen que los ha atormentado durante 56 años.
Al sentir que Washington estaba listo para cantar victoria en la cumbre, negociadores cubanos han estancando los planes para un intercambio mutuo de embajadores. Entretanto, los hermanos Castro se han negado a aflojar el estrangulamiento que ejercen sobre el pueblo cubano y han exigido a Estados Unidos el retirar su base en Guantánamo, el pago de las llamadas reparaciones a la isla (en un punto, el importe solicitado era $180 billones de dólares) y la suspensión del apoyo que Estados Unidos le da a la sociedad civil en Cuba.
Peor aún, Castro está reuniendo a sus acólitos en media docena de capitales para protestar la decisión de Obama de sancionar a los violadores de derechos humanos en Venezuela, donde el régimen Maduro es responsable de matar a decenas de manifestantes y de la detención arbitraria de cientos más. Los principales líderes de la oposición han sido hostigados, encarcelados y sometidos a abusos. La economía venezolana se está desmoronando después de 15 años de corrupción y mala administración. Decenas de altos funcionarios venezolanos están siendo investigados por las autoridades estadounidenses por su presunta participación en lavado de dinero, narcotráfico y terrorismo. En un intento desesperado de sofocar un enfrentamiento con Venezuela, Obama envió a Tom Shannon, un alto funcionario del Departamento de Estado, a buscar un acuerdo con ese gobierno criminal.
Venezuela es sólo el ejemplo más claro de una región en crisis. La economía de Brasil entró en recesión el verano pasado y los índices de aprobación de la presidenta Dilma Rousseff se han derrumbado solo a unos meses de haber iniciado su segundo mandato. El aumento del desempleo y un escándalo de corrupción, donde Partido de los Trabajadores está involucrado, provocó que más de 1 millón de brasileños salieran a las calles el mes pasado para demandar la renuncia de Rousseff, cuestión que ha desafiando su capacidad para gobernar.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, está luchando para salvar las reformas económicas y se ha visto obligado a recortar el gasto para compensar la caída de los ingresos del petróleo. También se enfrenta con una crisis de confianza generada por una crisis de corrupción, narcotráfico y violencia.
El presidente de Colombia se apresura a concluir un acuerdo de paz inverosímil con una organización guerrillera armada que juega un papel central en el tráfico de cocaína. La Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia siembran la corrupción y la violencia de los Andes a través de América Central, el Caribe, México y las principales ciudades de los Estados Unidos.
Los gobiernos de América Central, cuyas economías prometedoras se integraron en un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos hace apenas nueve años, ahora están luchando para detener la ola de inmigrantes que huyen de la pobreza y la violencia generada por la droga.
Al igual que muchos liberales estadounidenses, el presidente Obama ve a América Latina y el Caribe como un conjunto de quejas contra una superpotencia imperiosa. En lugar de entablar una conversación directa sobre la ilegalidad y la corrupción en Venezuela, Obama pretende ignorar el caos que azota a ese país sudamericano. En lugar de hablar con Brasil y México sobre transparencia y la necesidad de fomentar el crecimiento del sector privado, Obama ha preferido dejar que estos países se las arreglen por si solos. En lugar de apoyar a los centroamericanos a maximizar los beneficios del libre comercio, ve como se hunden en corrupción y disfunción. En lugar de defender los derechos de los cubanos, prefiere complacer a Castro.
No es demasiado tarde para que Obama reconozca que sus contrapartes serias en las Américas no necesitan un amigo, necesitan un socio. Ellos necesitan la inversión y el comercio, el capital y tecnología. Ellos necesitan la solidaridad en la defensa del estado de derecho, la democracia y los derechos humanos. Ellos no quieren un abrazo, ellos quieren un apretón de manos.
El autor fue secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental y embajador ante la Organización de Estados Americanos en la Administración del presidente George W. Bush (2001-2005). Es investigador visitante en el American Enterprise Institute. Su firma, Visión Américas LLC, representa a clientes estadounidenses y extranjeros.
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3 comentarios

  1. Si hay algo que si podemos entender es que mientras el presidente Obama siga como presidente de los Estados Unidos, el señor Maduro podrá continuar gobernando a este país con toda tranquilidad. Y no es que estemos afirmando que exista una componenda entre ambos para el logro de tal fin, pero al menos ni el señor Obama dejará de proteger los intereses corporativos de su país, ni el señor Maduro intentará afectarlas directamente tal como solía ocurrir bajo el mandato de el ex Caudillo. De hecho, el peso de las compensaciones a empresas norteamericanas por concepto de expropiaciones y nacionalizaciones está resultando bastante elevadas en un momento donde hasta el último dolar hace falta y el precio del petroleo no parece que se recuperará por algún tiempo mas o al menos prolongado. Y por parte de los Estados Unidos y a la calladita, el gobierno del señor Obama ha comenzado a preparar un plan económico tendiente a frenar la emisión descontrolada de dinero y que habrá de traer algunas consecuencias importantes como la subida de las tasas de interés. Una forma de adelantarse a una crisis financiera que ya se dibuja en el horizonte y que ya no va por el camino de repetir las soluciones a las famosas ´´burbujas´´inyectándoles miles de millones que los banqueros norteamericanos utilizaron para otras cosas y poco para reflotar la economía nacional. Vienen tiempos dramáticos para el mundo capitalista occidental y éllos no quieren que los tome por sorpresa.

    Rusos y chinos van ganando terreno y desplazando al ex Imperio que necesita urgentemente un cambio de rumbo y una dirección política que solo se la puede dar o al menos intentarlo, un gobierno republicano, tal como así será. El problema radica en que el sentimiento anti – norteamericano es muy fuerte en nuestro continente y los Estados Unidos están pagando el precio de haber dejado a la deriva su ´´patio trasero´´. En este sentido, no parece que la Cumbre de las Américas le proporcione a Cuba una seguridad duradera si no asume un cambio radical en materia de Derechos Humanos y una apertura económica real. Y es que a los ciudadanos cubanos les preocupa que su calidad de vida no muestra mejoría alguna y que de momento todo vaya quedando en meras expectativas que pueden al final el ir quedando en una gran frustración. Por otra parte, el continente latinoamericano gobernado por gobiernos de izquierda, se hunde en el mar de la corrupción y de los escándalos mas asombrosos, y donde el gobierno venezolano se lleva el premio mayor. Algo intolerable que amerita una solución lo mas inmediata posible y que el gobierno del señor Obama no puede ni quiere solucionar ; aparte que las élites nacionales están ´´acoquinadas´´ por los chantajes de una izquierda que ha entrado en una fase de descomposición mas que evidente y donde el todo radica de que manera deberán ser remplazadas. Solas no pueden en lo absoluto sin una ayuda internacional adecuada, y en el caso venezolano es mas que evidente . Se tiene la confianza de que un gobierno republicano cambie la actual situación y aunque con las debidas reservas, es una posibilidad cierta en la que queremos creer.

    Coincidimos con el análisis del señor Noriega, especialmente si tomamos en cuenta que los hermanos Castro Ruz quieren el ´´lomito´´ en el intercambio con los Estados Unidos, pero manteniendo la dictadura comunista, el irespeto a los principios democráticos, la violación de los Derechos Humanos y la censura a la libertad de expresión mas el control del Estado sobre la economía. Todo ello nos está indicando que la parafernalia propagandística de esta Cumbre de las Américas y sus presuntos objetivos no se alcanzaran. Todo lo contrario, avizoran tiempos de grandes tempestades. Y en cuanto al señor Maduro y su gobierno oprobioso, tienen sus días contados, todo es cuestión de que se den los tiempos adecuados para que se consume su final y que está mas cerca de lo estimado pese a que en estos momentos nadie pueda estimar con precisión cuando llegará el mismo. Y es que como bien expresa el señor Noriega, no queremos un abrazo, queremos un socio confiable y seguro que selle acuerdos productivos con un apretón de manos, como suelen hacer los gobernantes serios y la gente de bien.

  2. Ni tan calvo ni con dos pelucas Mr. Noriega, pues Usted debería también recordar que con Bush la cosa no estuvo mucho mejor que digamos.

  3. Señalo 2 errores en el texto de Noriega: Él escribe «$180 billones de dólares», y es incorrecto escribir dos veces la moneda, puso el símbolo $ al inicio, y escribió dólares al final. También aclaro que los estadounidenses usan la expresión BILLÓN para referirse a lo que nosotros llamamos MILLARDO (de modo que serían $180 miles de millones lo que con sumo descaro exige la Cuba castrista por «reparaciones», cuando el EMBARGO se le impuso por no haber pagado Cuba los dineros por las empresas que tan revolucionaria y arbitrariamente EXPROPIÓ a comienzos de los 60).

    Sobre Obama: es más bien un personaje difícil de definir, no es ni de derecha ni de izquierda, ni liberal ni conservador, ni siquiera es negro como su padre kenyano, ni blanco como su madre hawaiana. Obama es un MULATO abogado y político de Chicago, que logró un puesto en el Senado de EEUU y desde allí la candidatura del Partido Demócrata y la Presidencia de los EEUU. Lleva seis años tratando de realizar alguna OBRA por la cual merezca ser recordado con alguna gloria, ni siquiera lo ha logrado con su Obamacare ni con sus ofertas a los inmigrantes ilegales. Tuvo la mala suerte de que en su gestión parecieran haberse agudizado los conflictos de vieja data, como el Palestino-Israelí, Iraq, Irán, y el endémico antiestadounidismo de la ultra izquierda latinoamericana, intoxicada hoy con los populismos de Chávez, Lula Dilma, los Kirchner, el experto uruguayo en personificar al Santa Claus , Ortega el sádico nicaraguense, el actor dramático Correa, y quiso el destino que el conflicto más cercano, el de EEUU con Cuba, le ofreciera en bandeja de
    plata la oportunidad de dejar por lo menos eso semi resuelto cuando entregue la presidencia a su sucesor en enero del 2017. La calamitosa e irreversible situación que amenaza la estabilidad de la longeva dictadura castrista (las nuevas generaciones no comulgan con pajaritos preñados ni revoluciónj), obligó a Raúl -sucesor gracias a la demencia senil del mito Fidel, quien ya no hilvana 5 palabras coherentes-, a esforzarse por reanudar relaciones con su vecino del norte, la primera potencia del planeta y la más cercana y dispuesta a colaborar en la inevitable transición que ha de ocurrir en la isla cárcel. Con sus proyectos de Seguridad Médica y mejorías para los inmigrantes ilegales, en pico de zamuro republicano, pudiera tener más éxito con este acercamiento a Cuba, siempre que ello se traduzca en BUSINESS para las grandes empresas de USA y los cubanos exiliados le empiecen a ver el queso a esa tostada.

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