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Preámbulo de la Crisis de 1973 (2/3)

“El Congreso de Chillán celebrado en 1967 por el Partido Socialista, en el que participaron políticos que asumieron posteriormente importantes responsabilidades durante el gobierno de la Unidad Popular, se proclamase que “la vía armada debía ser el camino para la conquista del poder”.

Recordemos en 1961 el finado Fidel Castro lanzó su “declaración de La Habana” , instando a los pueblos de LATAM a hacer la guerrilla el medio de lucha que permitiría alcanzar los propósitos revolucionarios. No sorprende, que en 1962 nacieran  en Chile los primeros núcleos revolucionarios de extrema izquierda: Vanguardia Organizada del Pueblo(VOP); Partido Obrero Revolucionario(POR); éstos fueron absorbidos por el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) iniciaron acciones extremistas que empezaron a ser temas recurrente de los medios de comunicación, particularmente los medios de izquierda como El Siglo, El Clarin.

La violencia la inicia la extrema izquierda mucho antes de la ascensión de Allende al poder y ratifica lo que se manifiestó en la parte 1/3 de la intervención de las FFAA., en 1973. En efecto, la violencia terrorista y la desestabilización de Chile se inicia desde el gobierno del ex Pdte Alessandri, se agravó en de Frei. Durante ese período el MIR entonaron su “grito de batalla” ”Pueblo, conciencia y fusil” incrementó su acción proselitista por todo el país gracias al apoyo incondicional de la prensa de izquierda, que empleaba –igual de hoy – un lenguaje cada vez más injurioso y grosero, el que en esa época era desconocido en los medios. Las ideas ideológicas de los panfletos insertados en esos periódicos, que muy poco se apartaban de las teorías revolucionarias de Mao Tse Tung eran; “Que la acción revolucionaria se iniciaría por la agitación laboral y estudiantil”. “Que ésta se continuaría con la guerrilla urbana y rural, como paso transitorio hacia la formación del Ejército Revolucionario”. “Que la finalidad de la acción revolucionaria sería la conquista del poder político”. “Que la actividad revolucionaria es posible cuando se cuenta con un 15 a 20% de la población”.  El MIR empezó a realizar todo tipo de operaciones subversivo-terroristas: colocación de bombas, rapto de personas de figuración pública,(el director del diario de Concepción “Las Noticias de la Tarde” fue raptado y vejado),tomas de terrenos, incrementos de campamentos (por el siniestro Victor Toro quien denominó a su toma “Campamento 26 de Enero”: el primero de los “territorios independientes” que se negaba el acceso a la Policía, la que es reemplazada por “milicias populares” y los problemas entre pobladores son sometidos a “tribunales populares”, que aplicaba la “justicia revolucionaria”); desórdenes estudiantiles.

Estas acciones desestabilizadoras se financiaban con el producto de los asaltos a mano armada de las instituciones bancarias y comerciales, delitos desconocidos en el país. Las personas se acostumbraron a nuevas acepciones del lenguaje marxista, al robo se le llamó “expropiación”, al asesinato, “ajusticiamiento”, entre muchas otras expresiones de la jerga revolucionaria que nos tiene acostumbrados el partido comunista hasta la actualidad. Esta estrategia del PC se sigue utilizando impunemente, sobre todo, la proliferación de campamentos en terrenos privados de emigrantes ilegales.

Las autoridades de la época como en la actualidad reaccionan débilmente, fomentado la impunidad y la anarquía. El PC., con su doble estándar, trataba de ocultar su coincidencia con los extremistas subversivos, calificando al MIR de “grupúsculo” y a sus miembros de “guerrilleros de café”, y el PC., lo sigue haciendo con los vándalos del 18/O,  llamándolos   “Primera Línea”, recibidos como héroes en el Congreso. ¡Qué desfachatez!

Lo narrado en párrafos anteriores era el anárquico entorno nacional previo a la elección presidencial de 1970: Salvador Allende 30,39%; Jorge Alessandri 29,28%;  y Tomic 23,30%, con ese resultado, el Congreso Pleno debía decidir. Se desató una verdadera guerra psicológica por influir en la decisión, considerando el margen mínimo de la votación de Allende. El Congreso, con los votos de los partidarios de Tomic(DC), fue zanjado a favor de éste, previa negociación de la DC con la UP con la firma de un “Estatuto de Garantias”, inútil e ingenuo, plasmado en una reforma constitucional “protectora de las libertades de expresión, educativa y religiosa y garante de la no interferencian del Ejecutivo en los asuntos militares. Se reservaba a los Comandantes en Jefe la facultad plena para el nombramiento de sus subordinados”. (1).

“Nadie se imaginó en el país que tales garantías fueran expresamente necesarias, lo que demostró hasta qué punto había conciencia de que Allende estaba comprometido con los elementos castristas y guevaristas de la UP., a intentar convertir la sociedad democrática, de transacción, de valores compartidos, homogénea, tolerante, respetuosa de las ideas ajenas que efectivamente existía en el país hasta 1970, (reconocidos por algunos connotados allendistas como el ministro Gonzalo Martner) en una sociedad marxista-leninista, inspirada a grandes rasgos en el modelo cubano.

Otra evidencia – que desmiente la propaganda mediática del comunismo – todavía entonces Allende hubiera podido salvar a Chile y salvarse a sí mismo si, aprovechando la victoria de Tomic sobre Frei en la cuestión del perfeccionamiento de la elección presidencial en el Congreso, con todo cuanto eso significaba de apoyo tácito de la DC al proyecto de mover la sociedad chilena en forma importante hacia un socialismo democrático entre 1970 y 1976, el nuevo Presidente hubiera pactado con los demócrata-cristianos sobre la base de las coincidencias teóricas entre su propia plataforma electoral y la de Tomic. Esto hubiera causado deserciones tanto en la extrema izquierda de la UP como el ala derecha de la DC. Pero no se atrevió porque evitó ser injuriado y “traidor a la causa del proletariado” y “entreguismo al imperialismo” por el régimen castrista, como las que sufrieron el Pdte Rómulo Betancourt y Carlos A. Pérez en 1960-63. Allende hubiera tenido que sufrir y reprimir brotes de violencia, como los que enfrentó el gobierno socialdemócrata venezolano. Pero Allende estaría vivo, y con él la democracia chilena; y el mundo nunca hubiera oído hablar del General Pinochet”.(2)

(1)Emilio Filippi- Hernán Millas.”Anatomía de un fracaso.Ed. Zigzag 1973, p. 42.

(2)Carlos Rangel “Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario”, ed.Arte1977, p.233.


Ex profesor Universidad Católica Andrés Bello(UCAB) Caracas, ex banquero, Magister en Ciencias Militares, Mención en Conflictos y Negociación Internacional, ACAGUE 2006.

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