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¿Por qué y para qué escribo lo que vas a leer?

El primer por qué es desde luego la necesidad que siento de expulsar fuera de mí algo que me ahoga. ¿Acaso me ahoga mi propio pensamiento? Porque desde luego lo que escribo tiene que haber ocupado primero un puesto en mi cerebro y más que ocupar un puesto, pudiera llegar a decir que se apoderó de mí y por lo tanto me domina. Necesito liberarme de esa opresión. Aunque más bien lo que necesito es liberarme.

En otras palabras, mientras sienta la opresión no podré liberarme porque me dejo oprimir, pero el hombre fue hecho para la libertad como el pájaro para volar. ¿Lo dijo Teilhard de Chardin, o sería Mounier? No lo recuerdo quizá fue otra persona, pero poco importa quién lo dijera, lo que importa es que lo leí,  lo recuerdo y lo acepto como válido, y ahí mismo comenzó el proceso de mi liberación, que desde luego no es exclusivamente mío, son muchos los que lo transitan, pero no quiere decir que lo logremos, porque todos podemos recaer perdiendo lo que habíamos avanzado.

Nosotros estamos atados por miles de cosas. Necesitamos comer para poder vivir. Si alguien nos da de comer ya comienza a apoderarse de nuestra libertad. Esa es la razón de la existencia de las bolsas “clap”. Necesitamos un albergue en donde reposar. Si alguien nos lo da y puede quitárnoslo y tememos que nos lo quite, se sigue apoderando de nuestra libertad.

Ella siempre estará corriendo el riesgo de que la perdamos, o más bien nosotros estaremos siempre corriendo el riesgo de perderla, mientras más empeñados estemos en tratar de preservarla sostenida por el tener en lugar de por el ser. Con esto no les digo nada nuevo. Son muchos, bueno no digamos muchos porque sería decir demasiado, pero los ha habido que entendieron que más libres serían mientras menos dependientes fueran, sin por eso creerse sin necesidades. Esto no es una invitación a hacerse anacoretas, hasta un compatriota que lejos estuvo de serlo, como lo fue Andrés Eloy Blanco, nos lo explicó en un poema “…cuando renuncie a todo seré mi propio dueño…”

En realidad yo al escribir el primer párrafo no estaba jugando limpio con ustedes que me están leyendo, porque no necesitaba expulsar algo fuera de mí, ni mucho menos que ese algo me ahogara. Lo que necesitaba es que ustedes me oyeran, o mejor expresado que me leyeran con la esperanza de que compartieran conmigo la idea de que de lo que se trata es de liberarnos de la opresión.

La segunda idea es que la liberación de la opresión está a cargo de nosotros. ¿Quiénes somos nosotros? Desde luego los venezolanos. Pero ¿cuáles venezolanos? Tú que me lees y yo que te escribo. Porque ni tu ni yo estamos ahogados por la angustiosa necesidad de sobrevivir. Aunque no es autor de mi preferencia, tengo que aceptar lo que Carlos Marx expresó sobre la burguesía, la clase que el identificó como la más revolucionaria de la historia. ¿Por qué sería?

Porque teniendo casa, comida y lecho se propuso un cambio político trascendental que Marx percibió como la revolución más grande de la historia, y nosotros hemos estado esperando que por una acción que emerja no de nosotros mismos sino de otros, se produzca el cambio; y a eso se reduce el por qué y el para qué escribo.

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