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¿Por qué tiembla Maduro ante la Toma de Caracas?

Maduro, sus generales y su partido saben que el rechazo a su gobierno pasa del 80 por ciento, y que si solo el 50 por ciento de tamaña mayoría se incorpora a la Toma de Caracas, entonces, técnica y políticamente quedaría para ser recogido por algún vehículo de esos que se usan para retirar la basura.

Hablamos de la basura de la historia, por supuesto, que la hay mucha en este, como en otros países, pero que nunca en Venezuela llegó a apilarse en tal proporción, ni cantidad.

Y en esta misión de limpieza que, versa solamente sobre asuntos políticos que deben resolverse porque si no el país se convertiría en poco tiempo en un gigantesco vertedero, viene la Toma de Caracas, la misma que ha sido convocada por los partidos democráticos de la MUD y la sociedad civil, como un primer jalón que antes de diciembre y después de celebrarse el Referendo Revocatorio, le dará a la patria de Bolívar un nuevo gobierno.

Ya comenzó el martes pasado, en Puerto Ayacucho, la capital del Estado Amazonas, cuando un grupo de indígenas con armas y atuendos precolombinos, se lanzó a desafiar los fusiles ultramodernos con que los soldados coloniales del gobierno cubano se han dirigido a detenerlos, pero sin que sea posible romper el primer hilo de un río que inundará la capital de Venezuela el próximo 1Sep.

Pero un día antes, el lunes 22, se les había adelantado el cura párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad de El Tigre, Estado Anzoátegui, Lenin Bastidas Villegas, quien, después de oficiar la Santa Misa, anunció a sus feligreses que se separaba del cargo e iniciaba en solitario una marcha hacía Caracas para exigir a la Conferencia Episcopal Venezolana, CEV, que iniciara una vigilia ante el CNE para obligarlo a dar las fechas para la recolección del 20 por ciento de la firmas y la celebración del Referendo Revocatorio.

Y por ahí viene el padre, Lenin Bastidas Villegas, con sus 35 años a cuestas, vistiendo el hábito talar, por la ruta El Tigre-Pariagúan, Santa María de Ipire, Valle de la Pascua, San Juan de los Morros, Caracas, siendo recibido en todas partes por anzoatiguense y guariqueños que lo aplauden y se le unen, hostigado por los cuerpos represivos del Ejército de ocupación cubana que comanda Maduro, pero indetenible y convencido de que su gesto cumple una misión venezolana, humana y divina.

En Barquisimeto, Estado Lara, dos ciudadanos impedidos, Marianny Linarez y Pascual Farnataro, del “Movimiento de Personas Discapacitadas”, también se unen a los indígenas de Amazonas, y al cura Lenin Bastidas Villegas, y en su sillas de ruedas, toman la vía hacia Valencia y avanzan hacia la capital de Venezuela, donde, con toda seguridad, el 1Sep estarán entre los millones que gritarán: “¡Fuera Maduro, abajo la dictadura” y “Viva la democracia y la libertad”.

Ellos son toda Venezuela, la Venezuela que ha sido humillada y ofendida por una pandilla de fanáticos y corruptos que, a contravía de la historia, han querido imponer un sistema político y económico como el socialismo que, aparte de improductivo y destructor, es, sencillamente, contrario a la naturaleza humana.

Para demostrarlo, nada como las colas que cubren todo el país y en las cuales millones de personas pasan noche y día mendigando comida y medicinas al estado que lo destruyó todo, y como no tiene nada que dar, solo ofrece plomo, bombas lacrimógenas y violencia.

Son las mismas que continúan viéndose en Cuba y Corea del Norte y se vieron en China, la URSS y los países de Europa del Este y se verán en toda sociedad en la cual se arrase con la propiedad privada, la libertad individual y el estado se erija en un ente productor, distribuidor y dador.

En el Leviatán del cual se deriva todo el poder de las armas, las instituciones controladas y la sociedad domesticada y es el pilar de la más cruel dictadura que jamás emperadores, tiranos y monarcas absolutos soñaron.

El reino del Único, del Caudillo, del Padrecito, del Comandante en Jefe, de Stalin, de Mao, Kim Il Sung, Pol Pot, Castro y Chávez.

Heredado el último por Maduro, quien, sin poder personal para hacerse temer, ha rodado en el caos de una economía petrolera y socialista en ruinas, y al arbitrio de facciones y jefecillos que, solo lo usan para enriquecerse y protegerse de tribunales y jueces internacionales que les piden cuentas por sus delitos.

De una pandilla de funcionarios ultracorruptos que lo destruye todo, menos sus fortunas personales y familiares, que en cuestión de meses, -o, a lo sumo, años-, pasó a cifrarse en cientos, en miles de millones de dólares y que podrían disfrutar en los paraísos turísticos donde moran los “ricos y famosos”, si no fuera porque cuerpos policiales de muchos países los “buscan” por delincuentes, violadores de los derechos humanos y narcotraficantes.

Cargos fuertes, muy fuertes, pero que no se comparan al crimen de haber destruido la economía de un país petrolero, de reducirla a ruinas y dedicarse ahora a vivir del fiado y los ingresos que puedan provenir de sus lazos con la delincuencia organizada.

Un crimen de lesa humanidad, como los que también se ejecutan en Cuba, Corea del Norte y Siria, pero que el “buenismo” que impera en los organismos multilaterales se niega a reconocer, denunciar y condenar por que “los socialistas y los populistas son buenos a pesar de todo y no tienen malas intenciones”.

No es, por supuesto, lo que piensan los indígenas de Amazonas, el cura de la Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad de El Tigre, Lenin Bastidas Villegas, y los discapacitados Marianny Linarez y Pascual Farnataro de Barquisimeto, por alguna vía víctimas del hampa que dispone de la vida de 28 mil venezolanos al año, de la escasez de alimentos y medicinas que también mata niños, adultos y ancianos y de la represión política que liquidó derechos como la libertad de expresión, el derecho a disentir, a la propiedad, al trabajo y la vida.

Como tampoco lo piensan los 10 millones de cubanos para los cuales huir de la isla de los Castro es su máxima aspiración de vida, ni los coreanos del Norte, ni los chinos, ni los rusos, ni los europeos de Europa del Este que, por infames décadas, vieron sus existencias destrozadas por los mismos males que hoy se le imponen a Venezuela.

Y todos ellos estarán con los venezolanos del interior que tomarán Caracas para encontrarse el 1Sep en un solo ideal de libertad, democracia, de respeto a los derechos y de defensa de la Constitución y del Estado de Derecho.

De los principios y valores que hacen temblar a Maduro para correr a refugiarse bajo las faldas de las “señoras del CNE”, cuatro rectoras que han recibido el encargo de boicotear, postergar y, definitivamente, impedir que el 80 por ciento de los venezolanos vote por revocar al peor presidente que ha tenido Venezuela en toda en su historia y al sistema socialista que ha pretendido imponerle a sabiendas de que se trata de un fracaso, de una aberración, una anacrónica histórica que, solo por la vía de una extrema insensatez, se puede reivindicar, y validar.

Pero que, aunque agónico, aun está vivo, y mientras viva, no solo hay que proponerse derrotarlo, sino enterrarlo con muchas tomas y movilizaciones pacíficas, electorales y constitucionales como la que veremos el 1Sep en Caracas y toda Venezuela.

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