¿Por qué la unidad es imposible?
Dicen que, para enfrentar conjuntamente los retos que presenta la crisis, hay que buscar la confluencia de la MUD con los dirigentes “radicales”, como Leopoldo López y María Corina Machado. Pero eso es imposible.
La MUD insiste en promover una salida electoral a la crisis, pese al fraude denunciado por Capriles en las pasadas elecciones presidenciales, y propone esperar hasta el 2019 para un cambio de gobierno, aunque el país se destruya. Por su parte, Voluntad Popular, Vente Venezuela y la Junta Patriótica Estudiantil y Popular plantean la salida del Régimen cuanto antes, por medio de otros caminos contemplados en la Constitución. Se trata de dos visiones contrapuestas e irreconciliables.
Además, los dirigentes de la MUD muestran un comportamiento abiertamente colaboracionista. Cada vez que Maduro está a punto de naufragar, Capriles y Aveledo le lanzan un flotador para salvarlo; y encima critican públicamente a quienes no siguen su ejemplo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo quienes querían la unidad entre el movimiento “Francia Libre”, presidido por el general Charles de Gaulle, y el Régimen de Vichy, encabezado por el mariscal Philippe Pétain, para enfrentar conjuntamente a los nazis. Pero ese deseo era utópico e inalcanzable, porque ya éste había llegado a un acuerdo de cogobierno con los alemanes. Al finalizar la guerra, Pétain fue enjuiciado y declarado culpable de alta traición.
Lo mismo pasa actualmente. Los jefes de la MUD llegaron a un acuerdo de cogobierno con Maduro, tan contradictorio y desventajoso como el que tenía el Régimen de Vichy con los nazis, pero igual es un acuerdo, y están dispuestos a todo para mantenerlo, incluso si eso significa echar a Leopoldo, María Corina y a los estudiantes a los leones, como de hecho lo hicieron.
La unidad es no solo imposible, sino además perjudicial. Es preferible romper definitivamente con la MUD y crear un verdadero ente opositor, que seguir trabajando con quienes conviven con el enemigo.
En un país en proceso de desintegración como lo es el nuestro, el hablar de UNIDAD opositora y de UNIDAD oficialista es casi que una ficción. En nuestro caso, la unidad opositora nace ante la necesidad de construir una maquinaria electoral capaz de enfrentar a un gobierno que precedido por el ex Caudillo terminó siendo imbatido hasta el momento de su muerte. La MUD, integrada por partidos políticos tradicionalmente adversarios terminó desviándose y pretendió convertirse en el único interlocutor valido frente a cualquier negociación con el gobierno, terminando por comportarse como un partido político sin serlo , pese a que el único rasgo en común era el ser todos partidos de la derecha con excepción de Bandera Roja. Esto terminó conformando una comunidad de intereses de naturaleza coyuntural pero carente de una verdadera cohesión interna que superara sus propias contradicciones y que le permitiera avanzar en una visión compartida de país, lo que terminó por profundizar sus diferencias y llevarla al actual estado de postración en la que se encuentra. Hoy es una entelequia vacía de contenido y un verdadero obstáculo para el desarrollo político de la oposición ciudadana en general.
Tampoco la UNIDAD oficialista existe. Y es que con la desaparición del ex presidente Chávez afloraron profundas contradicciones y una pelea a cuchillo por el reparto del poder a nivel de cúpulas. Sectores civiles y militares se han confrontado casi que de forma abierta y se ha establecido una división tajante entre radicales civiles de izquierda y militares – activos o no – de izquierda ; entre los fundadores provenientes del 4F con los emergentes civiles en el poder ; mas una miríada de pequeños partidos que han estado reclamando mas participación en la toma de decisiones y que nunca han sido tomados en cuenta. El problema es que ha llegado el momento de las definiciones, pues la paciencia de las bases chavistas se ha agotado y reclaman un giro radical en las políticas del gobierno y una mayor participación en el ejercicio del poder. Se resisten a ser meros convidados de piedra y están dispuestos a propiciar una división en el partido de gobierno, que en los actuales momentos sería mortal para la continuidad del proceso ya de por si agotado y con pérdida de toda capacidad de respuesta ante una realidad que ya los desbordó. Solo el apoyo relativo del Ejército los mantiene a flote, pero nada nos permite pensar que dicho apoyo sea eterno y el presidente lo sabe, pues ni siquiera el gobierno cubano puede dar garantías de su permanencia en el poder.
Estamos frente a una disyuntiva compleja, difícil y muy conflictiva. La MUD es inútil y ya hace rato debió desaparecer pues ya cumplió en su momento con el papel que se le asignó ; el gobierno necesita urgentemente una alianza con los sectores económicos privados pero tal apoyo depende en gran medida de que se adopte o no el impostergable plan de ajuste que requiere la nación ; y si se aplica, será sacrificando a las mayorías populares, base de su sustentación. Es por ello que los radicales presionan a fondo buscando profundizar la revolución antes de que pierdan el control del gobierno y están dispuestos a todo. Están en juego muchos intereses y privilegios a los cuales no están dispuestos a renunciar, así se destruya el país. No obstante, el retorno a una economía de mercado parece ser la única salida inteligente aunque ello signifique que las clases medias y el movimiento obrero, también tendrán que asumir una muy grande cuota de sacrificio y es que en cierto sentido, estamos retornando a las condiciones que propiciaron la caída de CAP, el Caracazo y la insurgencia de los oficiales del 4F pero con una diferencia fundamental : la población no apoyaría una nueva intentona militar, quince años de promesas incumplidas, de corrupción y una crisis económica como nunca antes se había visto son suficiente escarmiento.
Lo anterior no significa en modo alguno que en lo fundamental se pueda ya regresar a la Venezuela de antes del presidente Chávez. Los privilegios groseros de la vieja y nueva burguesía nacional son incompatibles con la forma de conducir la economía y la política de esta nueva Venezuela que puja por romper el cerco del atraso y la ignorancia. Van a emerger nuevas formas de convivencia y de organización política donde unas futuras alianzas entre las clases medias y el movimiento obrero organizado se van a insertar dentro de la crisis global y serán factores a tomar en cuenta al momento de gobernar. Mas aun, me atrevería a afirmar que en nuestro caso, la verdadera revolución nacional y mundial, apenas esta comenzando. Una nueva ética y un sentido de el ser responsable desde la conducción de las empresas las obligará a compatibilizar el capital con el trabajo; y el instrumento de tales cambios, no puede ser otro que la educación científica y técnica mas una buena dosis de investigación propia e importada. No hay otro camino, así de sencillo.