Por ironía de la historia
Por ironía de la historia, les realidades han dado un vuelco que abría sido inimaginable hace algunas décadas. Pero la dinámica del mundo ha sido el catalizador de los bruscos cambios que han modificado al planeta, en todos sus sentidos y manifestaciones. Ni siquiera, el predominio de una ideología política soportada en la creencia de la bondad natural del hombre, como de afirmaciones de utopía política, social y económica, el mundo ha podido desprenderse de la trágica ironía que inyecta la historia.
Por ironía de la historia, han ocurrido crisis que pudieron pensarse relegadas ante la evolución de las ciencias y las tecnologías. Ante tiempos predominados por la sociedad del conocimiento, cuyos efectos sabrían lidiar con los problemas que podrían acechar el desarrollo de la humanidad.
Sin embargo, no ha sido así. Ni tampoco, nada parecido a lo que, en principio, se había pensado y creído. Las realidades mostraron una cara cuya imagen causó gran pánico. Tanto, que acoquinó, intimidó u apocó las capacidades que se creyeron suficientes para aniquilar cualquier complicación o contingencia que pudiera frenar la velocidad del desarrollo económico, político y social alcanzada durante el último decenio del siglo XX.
Pero el siglo XXI, lejos de las esperanzas que su proximidad sembraron en el ser humano, fue sorprendido por avatares de toda índole y razón. Principalmente, de tendencia político-ideológica (el acecho de coacciones que derivaron de ideologías agonizantes tanto como insidiosas). Asimismo, de naturaleza sanitaria (el acoso del Covid-19 toda vez que mutó en una arrolladora pandemia cuyo poder de mortalidad consiguió perturbar al mundo entero).
En el devenir de las tres primeras décadas del siglo XXI, el planeta entero se ha visto seriamente alterado. Al extremo que ha provocado agudas dudas sobre si acaso podrían conservarse las mismas condiciones que en otrora definieron parámetros de urbanidad, civilidad, relaciones sociales y de geopolítica, fundamentalmente.
He ahí la razón que indujo la necesidad la cual, bajo el nombre que intitula esta disertación: Por ironía de la historia, estimula el presente análisis. Y que invita a reflexionar sobre la incidencia de las complicadas y actuales crisis que azotan al ser humano.
En el marco de tan apesadumbrada situación, es posible referir cuatro realidades o situaciones de superlativa gravedad.
Categorías de una misma contingencia
Primera. De tendencia ideológica: las actuales realidades se han visto acorraladas por el influjo de un nuevo socialismo cuya doctrina ha enrarecido el ámbito político-social-económico. Ello, con la finalidad de asediar países para ajustarlos a los designios impuestos por el globalismo. Esto, bajo el guión de encubiertos foros políticos interesados en hurtar y dominar el conglomerado humano, sus instituciones, capacidades y potencialidades nacionales. Justamente, bajo esta égida, el régimen ruso busca estirar su poder al declarar una injustificada guerra contra Ucrania. Acto este revelador de las ironías de la historia.
Segunda. De tendencia política: Se ha visto la supresión sistemática de la democracia en países que comulgaban libertades y derechos trascendentales del hombre. En la inercia que ha provocado este problema, los gobiernos de inclinaciones autoritarias se han valido de la ocasión dispensada por circunstancias originadas en el fragor de seguidos conflictos para violar intensamente derechos humanos y garantías civiles. De esta manera, impedir elecciones democráticas. Fustigar medios de comunicación masiva. Obstruir el ejercicio de profesiones liberales. Oprimir y callar a quienes se atreven a manifestar algún tipo de resistencia política mediante privación de libertad y acciones de tortura. Asimismo, generar problemas que puedan verse como excusas para así justificar medidas de represión aparentemente “necesarias”.
Tercera. De tendencia sanitaria: En el contexto inducido por la pandemia, la discrecionalidad ha sido una de las variables de mayor incidencia para justificar la aplicación de medidas dirigidas a controlar el ejercicio de libertades que sean consideradas de meridiano peligro para la estabilidad de regímenes políticos de carácter despótico.
Cuarta. De tendencia bélica-mundial: La situación a la que se ha visto arrastrado el mundo en su totalidad, a causa de la amenaza que constituye una posible guerra “nuclear”, pone en ascuas la población mundial. Por más preparado que esté el hombre ante sorpresas insólitas, como la generada por la diatriba ocasionada por la avidez del régimen ruso frente a la emprendedora Ucrania, no tiene un calificativo que bien acoja los riesgos y peligros que podrían disiparse del hecho de ordenarse la movilidad del arsenal nuclear sin medir consecuencia alguna.
En conclusión
Los gobiernos apegados a sistemas políticos conscientes del peligro en ciernes, han provocado actitudes alineadas con el rechazo a que el mundo siga deformándose por causa de decisiones políticas y económicas asumidas bajo la influencia de la inmediatez. Y de la arbitrariedad. Aunque pueda compartirse la posibilidad de vivir la seguridad de severos cambios que habrán de verse en pos de un mundo diferente. Siempre y cuando tales cambios sean consensuados con base en la tolerancia, el respeto y las libertades humanas.
Lo contrario sería resignarse a padecer una vida en la oscuridad de las precariedades. Y que representaría una sumatoria de desgracias envueltas en la ingeniosa ironía de contradictorios manifiestos colmados de invisibles promesas y falsos compromisos.
Ojala que lo que no logre la política, pueda conquistarlo la sensatez y perseverancia del ser humano compenetrado con la vida y el desarrollo. Pero que no se diga que muchas de las crisis que envolvieron al mundo, aunque cierto, fueron hechura por ironía de la historia.