Poemario de Edgar Terán: “Madre Tierra”
La figura de Edgar Terán está relacionada en el mundo académico venezolano con la preservación de la especie humana y con las ideas creativas del ecosocialismo; en esa búsqueda personal de Terán por concientizar y consolidar la voz de la madre tierra en cada uno de nosotros, se da la incursión en la poesía o creación literaria de vanguardia. Esa poesía se ubica en un discurso moderno que se viene apreciando desde Charles Baudelaire hasta nuestros días; en la estructura de sus versos está remarcado un espíritu didáctico, que ha tenido como uno de sus objetivos centrales enseñar valores o actitudes al lector; propugna una escritura sugerente que jamás subestima la capacidad interpretativa del lector, por lo tal encontramos versos de esta factura descriptiva: “Madre Tierra, buen día…/ tus rayos y tu calor entran a mi jardín/ para despertar las flores y deslumbrar sus colores/, llevando el aroma de jazmín/ hasta mi cuarto para dormir…”
Otro rasgo que destaca en la obra, es la manera en que opera el lenguaje y, en consecuencia, manifiesta una actitud crítica: “Hoy mi plegaria y oraciones/ es por los que están confinados/ sin ocupar una parte de ti justamente…” Vale decir, que el lenguaje de Terán revela una conciencia crítica en relación con la relectura de la tradición literaria, resaltando la intensificación en el contexto de la modernidad. En otras palabras, la poesía de Terán está hecha con palabras dispuestas en un orden determinado y no tanto con ideas, por eso, su texto poético no admite una paráfrasis empobrecedora que coloque de relieve la autonomía del discurso literario.
De manera particular, la poesía de Terán juega un papel del significante en su poesía; allí, se va dando una autonomía en relación con el significado, fenómeno que se evidencia en las jitanjáforas, en los caligramas o en los poemas donde el componente fonológico adquiere importancia sin remitir directamente a un determinado significado: “Humano insensato, que a la Madre Tierra/ después de tanto daño continuo y permanente/, le confiere un día de celebración, cual si fuera el propietario/ de su destino. ¡Qué pena ajena con estos malvados!”
El significante de la poesía de Terán, nos lleva a internalizar el cruce de géneros y de estructuras, dando espacio a una poesía polifónica, elaborada a partir de un collage de imágenes que van mostrando las bondades del planeta: “Semilla critica de aura brillante/ reina de todas las reinas/ en cuyo seno florece la paz/ y el amor infinito…”
La estructura de la lírica de los poemas cincelados por Terán, van orientadas hacia la tendencia al hermetismo, propios de poetas como Rimbaud, Mallarmé, Vallejo, Eguren, Adán, entre otros; donde la oscuridad deliberada lo que hace es proyectar luz sobre hacia elementos determinados: “Nuestro Norte es el Sur por ser el verdadero camino a la libertad/ la tierra es de todos, pero los del sur gritan más…”
Y se cuela también en este tipo de poesía, la disonancia que se une al hechizo de lo ininteligible, y facilita descifrar el sentido del mismo de la intencionalidad de cada poema: “Madre tierra, si la lluvia es tu vestido/ que embriaga cada poro de tu cuerpo/ para desnudar tu esencia elemental…”
Todo apunta a que el poema se escapa y se resiste al proceso de desambiguación: “La tierra es la expresión de la alegría y el llanto; / en ella vive lo que vemos y lo que no logramos ver/ en cada piedra esta su consciencia,/ y en cada gota de agua, la vida de este planeta…”
La fórmula poética de Terán va orientada como obra abierta, porque presupone un lector activo que construya la significación discursiva y sea un libre ejecutante que llene los vacíos dejados por el texto poético; el poemario “Madre Tierra”, como ya indicamos, no es una obra cerrada, sino uno creación que posibilita el lector se autoasuma como un sujeto que realiza una improvisación creadora de infinitas posibilidades de significación: “El oro será devuelto de las riquezas profanadas/ al igual que el zafiro, la ágata, esmeralda, ónice,/ cornalina, crisólito, berilo, topacio, crisopraso, jacinto/ y amatista…”
Si algo debiera entenderse del poemario “Madre Tierra”, es que es una obra franca, humana, sensitiva, de un militante del ecosocialismo que valiéndose de las herramientas de la palabra, de manera valiente, busca hacer despertar y reaccionar a sus semejantes para que entiendan que la salvación de la Tierra es la salvación del legado de los hombres que debería ser nuestra prioridad en este contexto dinámico y explosivo de la vida.
Esboza en un verso Terán toda esa carga de realismo y dolor que causa el vacío visceral en que ha venido cayendo nuestro planeta: “La tala del primer árbol padre/ fue el inicio de la modernidad,/ pero la destrucción del último/ será la muerte de la humanidad…”
Y por último, muestra el renacer: “Cielo nuevo, tierra nueva/ porque la vieja ya paso…/La tierra reverdecerá como nunca/ y la oscuridad desaparecerá/ porque en ella vivirán los justos y no los pecadores…” Y desde esta perspectiva, una vez asumido el control de nuestra conciencia, invocar al amor como la esencia que nos permitirá unirnos y avanzar: “Desechamos nuestros ideales egoístas/ para que así la montaña más alta no te deje de cantar/ y las flores más bellas no se bañen por nuestra inmundicia”. Es la poesía de Terán un escenario propicio para alcanzar como seres humanos la máxima contemplación hacia la esencia de una vida plena y saludable, en un planeta que renazca con el rocío y el olor de hierba húmeda que invade los manantiales.