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Piedra sobre piedra: El altar en la UNELLEZ-VPA

DEDICO: Al ciudadano Vicerrector de Producción Agrícola del estado Portuguesa de la UNELLEZ, Héctor Montes Montes

Siempre he manifestado que como escritor soy testigo de mi tiempo; y que mi tiempo se ha convertido en volátil, efervescente, cambiante, alucinante, explosivo, dinamita; es un tiempo en el cual la corrupción externa e interna de lo humano ha consumido los valores y principios de nuestras instituciones públicas y privadas. Un tiempo en el cual los hermanos, profetizando el desastre, hacen actos endemoniados contra sus semejantes, pidiendo intervención armada, solicitando despertar el monstruo de la Guerra para desmontar una estructura de poder que está ahí por decisión soberana de un pueblo, pero que choca con los intereses personales de los grupos de poder económicos de un país con gran fecundidad de recursos  pero con administradores que piensan en sus intereses particulares y no en el sacrificio para repartir el pan de manera que alcance a todos.

La Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, Vicerectorado de Producción Agrícola del estado Portuguesa, es un ejemplo de esas instituciones corroídas por la crisis y golpeadas en su amor propio por la envidia, el egoísmo y la traición. Pero el hecho de que estas cosas sean así no habla de una Universidad ausente, menos de una Universidad que esté contra las cuerdas llevando golpes de todas partes y perdiéndose su misión de ser expresión de un Servicio Educativo con calidad y valores de competitividad. Hay potencial en la Universidad, pero sobre todo hay un talento humano que necesita incorporarse a las batallas por rescatar el buen nombre y la rectitud de una institución con cuarenta y tres años de buenas historias.

En esa Universidad humana, porque si tiene problemas que se expresan en las bajezas y grandezas de los hombres, eso la humaniza, ha llegado un nuevo tiempo de siembra, en el cual la semilla más poderosa es nuestro Señor Jesús, como protector y motivador de los nuevos tiempos y como expresión airada de rectitud, respeto, valores, sentimientos, ética y moral. Se necesita una Universidad con principios, con sentido de pertenencia y con valores de familia para proyectarse como ejemplo en cada una de las profesiones y actividades que como Universidad le toca ejercer y cumplir.

En días pasados la convocatoria “a un encuentro con Dios”, a quienes hacen vida académica en los espacio del Vicerrectorado de la UNELLEZ-VPA, en la ciudad de Guanare, estado Portuguesa, trajo consigo a personalidades de las Iglesias (cristianas y evangélicas), así como de la vida civil, militar e institucional que están guiando hacia criterios de potencia social, todo cuanto representa la UNELLEZ, para el estado, en lo regional, como para el mundo, en lo internacional, al fungir como institución Universitaria de presencia científica en los más granados espacios académicos del  mundo.

La experiencia en los espacios del Vicerrectorado de la palabra de Dios, nos hizo reflexionar profundamente acerca de nuestro trabajo como servidores del servicio educativo; mostró las necesidades de despertar la fe en quienes como docentes, personal obrero y administrativo, hacen vida en la UNELLEZ-VPA; siendo expresión de un mandato divino para reconstruir los valores y la consciencia ciudadana, en quienes se entregan a la pasión de llevar con vocación la educación Universitaria y todo cuanto implica esa vocación, en un mundo consumista que influye en las decisiones de  las nuevas generaciones para el cumplimiento de sus metas.

Es atrayente y descriptivo que las tareas por hacer están orientadas desde el curso espiritual de Dios, eso habla bien de una institución, expresa sus valores, muestra su valentía. El sabio Osho, refiriéndose a la palabra de Dios, en su ensayo “El significado oculto de los evangelios”, decía: “Todo en el mundo es una encarnación de Dios  -las rocas, los árboles, la gente y todo-. Ama  a esta gente, ama a los árboles, a  las estrellas, y a través de este amor empezarás a sentir la inmensidad de ser…” Y un intelectual que llegó a proclamarse en su época ateo practicante, se trata de Giovanni Papini,  al final de su vida escribió un ensayo titulado “Historia de Cristo”, donde dice: “…Los hombres, alejándose del Evangelio, han encontrado la desolación y la muerte. Más de una promesa y de una amenaza se han cumplido…Pero nosotros, los últimos, te esperamos todos los días, a pesar de nuestra indignidad y de todo imposible. Y todo el amor que podamos obtener de nuestros corazones devastados será para Ti. ¡Oh Crucificado! que fuiste atormentado por amor nuestro y ahora nos atormentas con todo el poderío de tu implacable amor…”

En la línea de Osho y Papini, aparece la reflexión de Deepak Chopra, en su ensayo “Conocer a Dios”,  donde dice: “…cualquier cosa que podamos imaginar    ya ha sido creada por Dios y es real en alguna parte, ya sea en este mundo o en otro…” Y en Romanos (12: 2 al 8), dice la palabra de Dios: “No sigan la corriente del mundo en que vivimos, sino más bien transfórmense a partir de una renovación interior. Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto…La gracia que Dios me ha dado me autoriza a decirles a todos y a cada uno de ustedes que no se entrometan en cualquier cosa, sino que aspiren a los que se debe   buscar. Que cada uno actúe sabiamente según el carisma que Dios le ha entregado…Miren  cuántas  partes   tiene nuestro cuerpo, y es uno, aunque las distintas partes no desempeñan   la  misma  función. Así también nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo. Dependemos unos de otros y tenemos carismas diferentes según el don que hemos recibido…Si eres profeta, transmite el conocimiento que se te da, si eres diácono, cumple  tu  misión; si eres maestro, enseña; si eres predicador, sé capaz de animar a los demás; si te corresponde dar, da con la mano abierta; si eres dirigente, actúa con dedicación; si ayudas a los que sufren, muéstrate sonriente…”

El mensaje bíblico es enaltecedor, porque habla de construir nuestra propia morada; de hacer cosas que agraden a Dios y por ende agradará a la vida y a sus atisbos de convivencia; que nos preocupemos por cumplir nuestras metas, que proyectemos Unidad por encima de las circunstancias y los conflictos; que cada uno tenemos nuestra misión en la realidad de UNELLEZ-VPA, y cumplirla, con la plenitud de la alegría y la sonrisa, nos hace energía vital en todo cuanto queramos hacer. En una palabra, es menester para alcanzar nuestros más excelsos objetivos en la vida institucional de la UNELLEZ, preocuparnos por servir y no que nos sirvan.

Partiendo de este sentimiento de espiritualidad y reconocimiento de nuestra fe, se ha materializado darle vida y cuerpo a un altar en el corazón de nuestra UNELLEZ-VPA; un altar que implica, tal cual lo expresa la palabra sagrada, un lugar donde colocar nuestras intenciones y obrar en consecuencia. El altar, como término despectivo,  es un  lugar donde se ponía a una víctima que iba a ser sacrificada; se hace referencia a una estructura que se construía, más elevada que el resto del lugar, donde estos sacrificios tenían lugar. En Génesis (8:20), se hace alusión a él: “Y edificó Noé un altar a Dios, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar.”  Más adelante, (12: 7), se lee: “Y se apareció Dios a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Dios, quien se le había aparecido”.

El altar no es un lugar físico, es un  lugar donde ofrecemos a Dios   sacrificios   espirituales de alabanza y adoración; por eso el uso del término “altar” para referirse  a lo que se ha creado en la conciencia unellecista de los trabajadores Universitarios de la UNELLEZ-VPA, tiene que ver con las  emociones para identificar a un converso; no quiere decir que esto sea algo pecaminoso, pero es una práctica que no está en las páginas de las Sagradas Escrituras. El Espíritu Santo no necesita una mano levantada, ni que camines hacia el frente; Dios se complace en que un corazón de piedra se convierta por su  Palabra   en un corazón de carne, como se expresa en el Antiguo Testamento, en Ezequiel (36:26): “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de ustedes; y quitaré la carne del corazón de piedra, y os daré un corazón de carne…”

Llevar por la senda de la fe y la esperanza, a una gran institución como la UNELLEZ-VPA, implica compartir las tristezas, los fracasos, las alegrías y los éxitos; implica permitir fluir los deseos positivos y transcendentales de la vida, ejercitar el perdón, la misericordia, y entregar al hombre las herramientas del amor. Moisés nos legó las leyes, el orden en esa sociedad en caos que necesitaba renacer; Jesús nos trajo el amor, la concordia, el acercamiento pleno de los uno con los otros. No podemos hacer menos que poner en práctica nuestro poder sanador y nuestra fuerza interior para expulsar lo malo y construir, en tierra fértil y sagrada, la Universidad Rural que traspase el escenario de lo normal y se convierta, de manera definitiva, en una expresión extraordinaria del amor de los hombres por un conocimiento universal y útil para nuestra sociedad potencia.

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