Petición laboral justa y pertinente
La trayectoria económica venezolana no tiene parangón en América Latina Ante una situación tan crítica y de pobreza extrema que se experimenta, tras de que en 1980 disfrutábamos del nivel más alto de calidad de vida entre todos los principales países de la región, con un PIB per cápita según la ONU, cercano a unos USD$7.950.- en términos actuales, de paridad internacional en cuanto a poder adquisitivo. Y, se trata de una crisis que afecta a todos estratos sociales, por una dolarización de facto, anunciada olímpicamente por el régimen en 10/2019, con una disparidad y brecha cambiarias que se agudizan a diario, generadora de una especulación agresiva, y en consecuencia, la central de trabajadores Alianza Social Independiente (ASI) a través de su presidenta, Marcela León, ha propuesto la asalarización de los bonos puesto que han sustituido a todo incremento mínimo de salario de acuerdo con el costo de la canasta básica; ahora, por poco más de unos US$600.- , así como la discusión de contratos colectivos expirados. Igualmente, los trabajadores exigen un “salario de arranque” (mínimo) equivalente a unos US$200.-, en virtud de que durante 8/2024 el costo de la canasta básica montó a unos US$589.- en un hogar conformado por unas cinco a seis personas; aspiración muy bien fundamentada que la mesa de diálogo tripartito debería considerar prioritariamente, de entre las tantas propuestas que le han sido formuladas en función del principio laboral sobre “ingreso mínimo integral”. Pues, unos Bs130- por este concepto, ya es insignificante, ante el alza gradual de la divisa estadounidense, pese a las intervenciones del BCV, que durante este año totalizan cerca de unos US$36.965 millones.