Perspectiva cristiana sobre el mal
No hay nada que rete con mayor fuerza la fe que ser testigos de la maldad. Cuando damos una mirada a nuestro mundo actual sentimos que de muchas maneras hemos sido victimas del engaño en el estado de pandemia actual. Es la pretensión del poder político y económico de erigirse como dueño absoluto de una verdad a través del lenguaje de la mentira y la acción del engaño.Como expresó P. Ricoeur, Verité et mensonge, “la mentira de la verdad”, ya que el poder ataca a la verdad, la desvirtúa desde su nacimiento, enmarcándola en un pensamiento con fronteras, condicionado a la voluntad de unos pocos que pretenden el engaño de la mayoría.
Y allí, en la expresión distorsionada de la verdad, se fundamenta la estrategia del mal.
Sin embargo, al recorrer las páginas de la historia comprobamos que no son los tiempos actuales los que son malos; donde ha estado el hombre, la huella del mal ha quedado marcada. Porque es en el ser humano, en su interior, donde se libra la primera batalla entre el bien y el mal.Desde el interior del ser humano proviene la paz, el progreso, el respeto y la solidaridad; pero del mismo corazón proviene la guerra, la pobreza, las violaciones a los derechos y el odio. A pesar de esta realidad, existe una verdad en la que pocos creen, son principios que trascienden al concepto que tenemos de justicia y de bien.
Cuenta la Biblia que el rey David vivió un reinado de grandes confrontaciones. En medio de su vida de luchas, de pecado y de la búsqueda de Dios escribió una gran cantidad de salmos; es decir, oraciones expresadas en forma de cantos. Muchos de estos salmos relatan momentos cumbres de la vida del pueblo de Israel, mientras otros muestran la verdad intrínseca del ser humano y la expresión del pensamiento de Dios.Uno de mis favoritos es el Salmo 37, su título es “El camino de los malos”, aunque desde mi perspectiva Cristo céntrica lo hubiera titulado algo así como “La bendición de los que confían en Dios.” Desde esta visión, hay dos maneras en las que podemos vivir nuestras vidas.
Por un lado, podemos concentrarnos en todo el mal que nos rodea, no conformarnos con informarnos, sino analizarlo todo, dejar que nuestra sed de justicia se convierta en amargura, para luego ver nuestra fe tambalearse, sentir frío el amor en nuestro corazón y tristemente perder nuestra esperanza. Por otro lado, sin ignorar la maldad que nos rodea, podemos concentrarnos en Dios, en su amor, en su poder y decidir confiar en El. Existe un gran misterio en mantener nuestra fe; no solo en creer que Dios existe, sino en creerle a El, en creer en sus palabras, en creer que es galardonador de aquellos que le buscan de corazón. De nuevo, nos encontramos ante el conocimiento de que las armas de los hombres no son, ni serán nunca las de Dios.
Por esa razón, siguiendo los consejos del Salmo 37,no te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que practican el mal, porque como la hierba serán pronto cortados y como la hierba verde se secarán. Solo Dios sabe el fin que le espera a cada hombre.Los hombres juzgamos según las apariencias y la verdad es que debajo de un rostro se esconden mil historias de las que Dios es testigo.El poder y el dinero nublan el discernimiento,hacen al hombre creerse dueño y señor; les engañan el juicio, haciéndoles creer que su estado temporal, conferido por ese poder, le será definitivo, eterno. Pero, pronto pueden ser sorprendidos por lo inesperado. Pueden pretender imponer sus ideas a la fuerza, pero cuando venga sobre ellos la fuerza del Todopoderoso serán arrasados como por aguas impetuosas.
¡Confía en el Señor y haz el bien! No te canses de extender tus manos con bondad, no le des cabida en tu corazón a la venganza, no seas vencido por el mal sino vence al mal con la luz de Dios en ti.Las tinieblas no se expanden por naturaleza propia, ellas recorren el camino donde la luz se ha apagado. En otras palabras, la maldad persiste donde la bondad ha dejado de actuar.No dejes de abrir la puerta de la oración cada día. Aunque la maldad se multiplique a tu alrededor, tu tendrás la paz que sobrepasa todo entendimiento para seguir adelante. Aunque quieran quebrar tu voluntad con sus fuerzas, recuerda que su espada entrará en su corazón y su arco será quebrado.
Recuerda que siempre hay una posibilidad de bien en el ser humano; así como el ladrón que reconoció en Cristo el poder de Dios, cuando le pidió que se acordara de él en el Paraíso. Así, a través de tu proceder podrías hacer llegar la luz de la vida a un esclavo de las tinieblas. En cuanto a ti, piensa que las veces que has caído Dios no te ha dejado postrado. Dios ha sostenido tu mano, el Señor no te dejará, tu salvación de El vendrá, El será tu fortaleza en el tiempo de la angustia.
“Encomienda al Señor tu camino, confía en El y El hará. Exhibirá tu justicia como la luz y tu derecho como el mediodía”. Salmo 37: 5-6.
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Este tipo de mensajes nos dan esperanza y algo muy hermoso que necesitamos como seres humanos. El saber que Dios está al alcance de una oración. Gracias Analítica.com y Rosalía Moros de Borregales por tan inspiradora lectura. Dios les bendiga
Gracias María, es un placer para mi escribir sobre los primncipios y fundamentos cristianos.