Pérdida «incontable»
El régimen que nos ha destruido, en sus dieciocho años de continúa labor tutelada desde La Habana y Sao Paulo, he provocado ingentes pérdidas.
que muchísimos autores han evaluado. Despilfarro, regalos a sus amigos ideológicos, adquisición de chatarra militar, mendrugos a la población venezolana y escandalosos robos de dineros públicos que han sido anotados una y otra vez, no sólo por quienes disentimos del régimen sino por partidarios y hasta connotados dirigentes comunistas como la breve presidente del BCV, Edmée Betancourt o el otrora poderoso ministro ideológico, Jorge Giordani.
También tenemos idea de las magnitudes, enormes, que significan las injustificadas expropiaciones, o mejor adjetivadas robos, que se les ha infringido a propietarios de tierras, a industriales y comerciantes a quienes se les despojó, sin justificación y sin compensación, de sus unidades, generalmente productivas.
Pero hoy queremos poner sobre la mesa de discusión un tema al que podemos colocar la dudosa distinción de inédito y que antes de explicarlo, lo denominaremos «la estafa a la clase media»; merece algunas premisas.
La sociedad es conteste en que sus componentes, los ciudadanos, se agrupan, por razones económicas, en cinco clases que se identifican con las cinco primeras letras del abecedario. Para efecto de esta artículo haremos una compresión del espectro.
A saber, dividiremos a los ciudadanos en tres grupos: el primero lo distinguiremos con la característica de que pudieron proteger la capacidad adquisitiva de sus patrimonios a través de los diferentes mecanismos existentes. El segundo grupo, que generalmente se le denomina «clase media media» es aquella que tiene activos, generalmente fijos aunque se muevan y que no están sujetos a la posibilidad anotada. Y el tercer grupo, cada día más numeroso, está integrada por quienes no tienen patrimonio que cuidar y deben ser objeto de protección preferencial por parte de toda la nación. Nos referiremos, en estas líneas, a todos aquellos que se colocan en el grupo intermedio.
Para nadie es secreto que la «clase media media» para fines del siglo XX era la clase dominante, por bastante, en la sociedad venezolana. Sus activos (bienes), estaban representados en sus viviendas, automóviles y su preciado trabajo que les hacía propietarios de sus prestaciones sociales que han recibido tratamientos diferentes en tiempos distintos, aunque supondremos uniforme la protección ante la inflación, que les proporciona la legislación laboral.
Si pensamos en las dos categorías primeras de sus activos, debemos reconocer que ambas estaban acompañadas de financiamientos que las colocaban en un capítulo que se anotaba en ambos lados de sus balances. Es decir, eran activos fijos pero estaban afectados por acreencias que podían ser «in extenso» bancarias o de los proveedores.
La inflación y el descoyuntamiento de la economía nacional han actuado vilmente sobre sus activos fijos. Las viviendas, que además, son muy difíciles, impensable, descabellado, desprenderse de ellas, han visto disminuir, en términos reales, terriblemente sus precios, aunque los números expresen lo contrario. Y los vehículos, por efecto de la obsolescencia y de la muy alta escasez y calidad de los repuestos, hoy, después de más de tres lustros, se acercan a la categoría de chatarra.
La realidad es tenebrosa. La otrora poderosa «clase media media» de la sociedad venezolana se encuentra terriblemente descapitalizada, destruida, no tiene la menor posibilidad de sustituir sus vehículos y sus viviendas están muy mal mantenidas. Además, el sector bancario, que cada día tiene que llenar más gavetas compulsivas, tiene menos recursos para ese sector. Y no nos refiramos a las tasas de interés que la inflación ocasiona.
¿Quién se atreve a ayudarnos a estimar el monto de estas pérdidas?
Hemos dejado fuera de nuestro análisis a dos importantes sectores de la sociedad: la denominada «clase pudiente» que como definimos al comienzo, tienen las posibilidades de proteger, al menos en parte, sus activos ante la terrible inflación y la que el vulgo denomina «clase pobre» que en vez de definición lo que requiere es la protección necesaria que les permita llevar una vida digna con viviendas, salud y trabajo adecuados.
Estamos en una encrucijada terrible y tenemos que reconocer que la llamada «clase media media» ha sido asesinada por el régimen que nos destruye.
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