Pedagogía comunitaria: el saber desde las comunidades
Uno de los autores latinoamericanos que se ha preocupado por la enseñanza hacia las comunidades y los esquemas pedagógicos adaptados a esas comunidades para el aprovechamiento del conocimiento técnico y científico, es Ezequiel Ander Egg. En sus distintos trabajos y ensayos, ha destacado que la sociedad se encuentra permanentemente sometida a cambios, en la búsqueda de mejorar la calidad de vida y la excelencia en todos los órdenes, lo cual es posible a través de la consolidación de valores fundamentales como: la libertad, la justicia, el bien común, la solidaridad, la independencia, la paz, constituyendo un deber de todos los hombres su sostenimiento y conservación.
En tal sentido, el afianzamiento de esos valores solamente es posible en un escenario donde se respeten los derechos fundamentales, como son: la vida, el trabajo, la educación, la igualdad, la libertad, la justicia social, entre otros. Lo cual implica necesariamente honrar la condición humana, como objetivo para el desarrollo del hombre, partiendo de la educación. En este horizonte de reconocimiento de esos derechos imprescindibles, que a la vez son derechos humanos y en la perspectiva de que es imperioso para la convivencia, el desenvolvimiento individual y colectivo ha de hacerse desde la educación como proceso formativo del ser humano que debe adecuarse a las realidades de la persona, sus potencialidades ilimitadas y a la sociedad.
Ander Egg, afirmar que a la educación le compete el abordaje de problemas sociales, económicos, políticos y de desarrollo, en un entorno cada vez más complejo, en el cual, el principal protagonista es el hombre. De este modo, tiene vital importancia la transformación del ser humano orientada hacia la cultura del respeto a los derechos y al cumplimiento de los deberes, que es precisamente donde la educación juega un rol preponderante y como parte de ella, la docencia.
Educar a las comunidades desde el saber pedagógico comunitario en contexto de la complejidad, significa asumir que el hombre se desarrolla entre conexiones finas, en tanto que es a la vez, biológico, síquico, social, afectivo y racional. De manera que, como sostiene el francés Edgar Morín, “…una de las vocaciones esenciales de la educación del futuro será el examen y el estudio de la complejidad humana”. La educación cuando reconoce esa complejidad humana, se convierte en una fuerza que impulsa las capacidades creativas del hombre, orientada a influir en el contexto social y cultural, por ende, a transformar el entorno. Sin duda, el hecho educativo le aporta dirección y sentido al ser humano en el conglomerado social y le facilita transitar hacia su desarrollo, así como ayuda a prepararse para enfrentar las vicisitudes de todos los días y superar creencias limitantes que coartan su crecimiento personal.
Es por ello que, tomando las reflexiones de Ander Egg, las universidades están comprometidas a implementar las políticas adecuadas para alcanzar esos objetivos y comprometer a las personas que la conforman hacia el desarrollo de acciones efectivas a través de las distintas funciones que la integran. En consecuencia, deben establecerse mecanismos que aseguren la pertinencia y pertenencia de las funciones de docencia (en el ámbito universitario), investigación y extensión, en las cuales están involucrados los docentes, quienes a la vez son actores sociales de primer orden en el proceso de enseñanza-aprendizaje en la comunidad.
Entendiendo por comunidad, desde las ideas de Ander Egg, en uno de sus trabajos titulado “Metodología y práctica del desarrollo de la comunidad”, “… una agrupación o conjunto de persona que habitan un espacio geográfico delimitado y delimitable, cuyos miembros tienen conciencia de pertenencia o de identificación con algún símbolo local y que interaccionan entre sí, operando en redes de comunicación, interés y apoyo mutuo, con el propósito de alcanzar determinados objetivos, satisfacer necesidades, resolver problemas o desempeñar funciones sociales relevantes a nivel local”. Este papel lo logra la práctica pedagógica incentivando la comprensión de los conocimientos, construidos de manera formal e informal por los miembros de la comunidad en diálogo con los docentes; valores, ideologías, actitudes, prácticas, es decir, creaciones del docente, en un contexto histórico cultural, que son producto de las interacciones personales e institucionales, que evolucionan, se reestructuran, se reconocen y permanecen en la vida del docente.
Desde el punto de vista de las relaciones que los profesores establecen cotidianamente con su entono, se va conformando el saber docente, el cual, según Ander Egg, se compone, en realidad, de diversos saberes provenientes de diferentes fuentes, por consiguiente, se conjugan en él: Saberes Profesionales, Saberes Pedagógicos, Saberes Disciplinarios, Saberes Curriculares y Saberes Experienciales. En este contexto es importante observar que, el saber de los docentes es un saber social, entendiendo como tal, al conjunto de saberes de que dispone una sociedad, tomando en cuenta algunos elementos de juicio, tales como: compartir con un grupo de personas , donde se evidencia intercambio e influencia de unos sobre los otros; posesión y utilización sobre un sistema que garantiza su legitimidad, orienta su utilización y definición; construcciones sociales, que evolucionan con el tiempo y los cambios sociales; y proceso de construcción a lo largo de un recorrido profesional, todo lo cual determina su naturaleza social.
Surge así un primer aspecto que conlleva a precisar los criterios de pertinencia y calidad mediante los cuales los docentes, en todos sus niveles, actualizan los conocimientos, lo que implica una valoración de saberes, estrategias y competencias de aprendizajes, que les van a permitir seleccionar, problematizar las informaciones y conocimientos en beneficio de la enseñanza y el aprendizaje.
En el caso específico de la docencia universitaria, ésta constituye una referencia obligada para identificar cómo el docente re-conoce críticamente el devenir del saber que enseña, al desarrollar su acción en una determinada disciplina, pero en contextos interdisciplinares y transdisciplinares. Un segundo aspecto importante, orientado hacia la calidad de la enseñanza en la educación superior lo constituye la relación entre el saber disciplinar y el saber pedagógico, pues el primero potencia la producción y reproducción de representaciones, por lo tanto, se queda corto ante el proceso educativo, sin embargo, el segundo, conduce a reflexiones del docente, construcciones propias y a una mejor organización, interpretación y reestructuración del conocimiento con la experiencia, creencias, saberes previos y las nuevas informaciones que recibe.
En el marco de estos planteamientos, donde Ander Egg asoma importancia, el trabajo del docente debe ser visto desde varias perspectivas, indagando sobre su acción, centrada en el saber pedagógico, insertada en los programas de formación profesionales, que supone develar la acción docente enfocada en la enseñanza de las disciplinas de las áreas de conocimiento que toquen desarrollar, como en la formación integral de una consciencia social, en escenarios diversos, complejos, que requieran de competencias en otras disciplinas, además de considerar sus vivencias, experiencias, prácticas en actividades que permitan a la persona no profesionalizada, acercarse al conocimiento y a la realidad y así construir una aproximación teórica que haga posible comprenderla en su contexto y optimizar el proceso enseñanza-aprendizaje desde la perspectiva del saber pedagógico comunitario.
Es de recalcar que lo complejo tiene que ver acá con un contexto en el cual priva el interés de fortalecer el conocimiento técnico y científico, con el conocimiento cotidiano, de habilidades y destrezas aprendidas en la práctica. Recordando que lo “complexus”, hace referencia a lo que está tejido junto, e invita a un pensamiento multidimensional y piliforme; no se refiere a un contexto complicado, o confuso. En la sociedad, donde lo práctico prevalece, no hay interés en seguir complicando las cosas, lo que se quiere es profundizar y buscar construir ideas que mejoren las condiciones de vida del colectivo.
Ramón E. Azócar A.
[email protected]