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PDVSA
El 1 de enero de 1976 la industria petrolera venezolana amaneció nacionalizada. Pasamos a ser dueños absolutos de nuestro petróleo, de nuestras refinerías (ya obsoletas), oleoductos, pozos, edificios, instalaciones y activos en general.
La PDVSA meritocrática
La duración teórica de nuestras reservas de petróleo para el momento de la nacionalización era de apenas unos 19 años. PDVSA nacía con un futuro limitado. Adicionalmente, teníamos un problema que lucía insuperable: no teníamos como comercializar los crudos pesados y ácidos que constituían el 75% de nuestras reservas probadas. Para poder colocarlo teníamos que hacerlo a través de las transnacionales que habíamos nacionalizado.
Quizá los mayores activos de la empresa eran el personal extraordinariamente capacitado que habíamos heredado de las multinacionales petroleras y la generosidad geológica de nuestro subsuelo.
Comenzó así la maravillosa aventura de PDVSA. El crecimiento que experimentó la empresa fue vertiginoso. En menos de 25 años pasó a ser la segunda mayor empresa petrolera del mundo según Petroleum Intelligence Weekly y figuraba en la revista Fortune en el número 42 entre las mayores empresas de cualquier tipo en el mundo y como la mayor empresa de cualquier tipo de Latinoamérica y la 10ma corporación más rentable del mundo.
Se comenzó con la reconversión de nuestras refinerías para dotarlas de procesos de conversión profunda para que pudiesen procesar nuestros crudos pesados transformándolos en productos de alto valor. Se hizo un inmenso esfuerzo exploratorio que permitió aumentar las reservas probadas de petróleo convencional, que pasaron de unos 18.000 millones de barriles en 1976 a unos 80.000 millones de barriles de petróleo y 145 trillones de pies cúbicos de gas en 1998. La capacidad de producción petrolera alcanzó a 3.700.000 b/d, exportábamos 3 millones de b/d y mercadeábamos casi 4 millones. Llegamos a ser la 3ra empresa mundial en capacidad de producción y la 4ta en refinación.
Con el tiempo pasamos a ser propietarios, total o parcialmente, de unas 20 refinerías en el mundo entero y nuestra capacidad de refinación alcanzó a los 3 millones de barriles diarios.
En Venezuela contábamos con 6 refinerías. A través de CITGO (100% propiedad de PDVSA) llegamos a controlar el 10% del mercado interno de gasolina de EEUU, el mayor del mundo. En ese país disponíamos de 8 refinerías, 66 terminales, varios oleoductos y contábamos con una red de 15.270 estaciones de servicio abanderadas con la marca CITGO, siendo así capaces de llevar nuestro petróleo desde el subsuelo venezolano hasta los tanques de gasolina de los automovilistas americanos, pasando todo el tiempo por instalaciones venezolanas y agregando valor en cada eslabón de la cadena. Éramos el primer exportador de petróleo a EEUU.
En Europa, en asociación con otras empresa, contábamos con 8 refinerías: 4 en Alemania, 2 en Suecia y Bélgica y 2 en el Reino Unido.
En Saint Croix éramos dueños del 50% de una refinería que atendía lo que para PDVSA era un mercado Premium: el Caribe, al cual se destinaba el 21% de nuestra producción petrolera. También teníamos una refinería arrendada en Curazao.
Nuestra producción petroquímica creció a niveles impactantes, superando en 1998 los 4,1 millones de toneladas métricas. La producción de carbón de PDVSA alcanzó a 5,1 millones de toneladas en 1998, en tanto que la de Orimulsión (una emulsión estable de agua y petróleo extrapesado que servía para la generación de electricidad) se acercaba en 1998 a las 5 millones de toneladas. La exportábamos a Canadá, Japón, China, Singapur, Dinamarca, Italia y Lituania.
Gracias a las distintas modalidades de la Apertura Petrolera habíamos suscrito contratos que hubiesen llevado la producción petrolera por encima de los 5 millones de b/d. Firmamos 4 grandes Asociaciones Estratégicas que permitieron desarrollar la tecnología necesaria para transformar la Faja del Orinoco en una realidad económica. Aunque ya se conocía la Faja y su potencial, no se podía explotar comercialmente por falta de esa tecnología. También suscribimos una Asociación Estratégica para el Proyecto Cristóbal Colón que nos hubiese transformado en uno de los principales jugadores en el mercado mundial de gas.
Tales logros fueron alcanzados por la llamada PDVSA «meritocrática». Se le dio ese nombre porque todo su personal era sometido cada seis meses a un proceso de evaluaciones. Los que cumplían con sus metas y acumulaban méritos ascendían más rápidamente, se les facilitaba la formación y otorgaban becas de estudio. El personal de PDVSA no buscaba un cargo, buscaban una carrera. La excelencia se había establecido como meta.
La PDVSA de todos
Llegó la revolución. El término «meritocracia» comenzó a utilizarse de manera peyorativa. Como textualmente dice el Plan de la Nación, se comenzó a utilizar el petróleo como «punta de lanza» para promover el proyecto revolucionario. Endeudaron a PDVSA, le cambiaron su misión le despidieron a 20.000 trabajadores (50% del personal de la empresa, pero 75% de la nómina mayor) que acumulaban 300.000 años de experiencia y conocimiento. El personal de PDVSA pasó de 42.000 trabajadores a 140.000. Acabaron con la Orimulsión e hipotecaron a CITGO que es el principal brazo comercializador de nuestro petróleo. Se desprendieron de muchas refinerías. Se desconocieron contratos.
A PDVSA la politizaron y la endeudaron. Le encomendaron funciones ajenas a las que corresponden a una empresa petrolera. La pusieron a importar alimentos y a apoyar un proyecto político. La volvieron -en palabras textuales de su presidente- «roja rojita».
Los resultados están a la vista: Según «fuentes secundarias» reportadas por la OPEP nuestra producción alcanzó en el 2016 a apenas 2.021.000 b/d; y según «comunicación directa» del propio gobierno a la OPEP, la producción de Venezuela cayó en 384.000 b/d sólo durante ese año (OPEC, Monthly Oil Market Report, January 2017, pág. 55)
PDVSA es hoy una empresa enferma. Para poder seguir operando y cubrir el déficit en su flujo de caja, requiere del auxilio del BCV. Al informar sobre los Agregados Monetarios, el Banco Central señala en sus estadísticas que al 23/12/16 el 88% de la Base Monetaria del país, o sea, 4,5 billones de bolívares, proviene de «financiamientos a empresa petrolera». Tan descomunal cifra equivale a 42 veces el monto de la Reservas Internacionales de Venezuela.
Tales datos llevan a la triste conclusión de que PDVSA, que tanto había aportado a Venezuela, se ha transformado hoy en la principal causa de que Venezuela padezca la inflación más alta del mundo.
@josetorohardy